High Infidelity | Wandanat

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Natasha se había quedado congelada con esa respuesta, la asustó escuchar que su esposa estaba en otro maldito mundo o universo o lo que sea con alguien que no era ella, no sabía ni siquiera cómo se encontraba, todo por el capricho de una persona que la decía amar, era todo tan horrible y confuso.

— Ahora mismo vas a volver a las cosas como eran y vas a desaparecer por completo de mi vida — Respiró profundamente intentando buscar la calma de algún lado

— No — Emitió con decisión — Escúcha... Yelena está por mandarte a un sanatorio por decir locuras, nadie te va a creer si vas a ese lugar, sólo... acepta esto, quédate conmigo

Natasha soltó una gran risa incrédula — Prefiero ir al manicomio y que a mi hija la cuide mi hermana que estar un minuto casada contigo ¿Entiendes? — Se acercó hacia ella tomándola de los brazos — Así que tú pierdes, puedes quedarte en esta realidad o lo que sea, tú tendrás una esposa desequilibrada mental, no tendrás a ninguno de tus hijos y estarás absolutamente sola y sé lo mucho que odias no tener a nadie porque no te aguantas ni a ti misma... — Sabía que esas palabras la herían, pero estaba harta de tomarla en consideración, lo único que quería era a su esposa a su lado — ¿A qué te refieres con que mi mujer está con la tuya? — Preguntó incrédula de lo que sucedía

— Tu Wanda piensa que soy yo, así que ahora ella vive mi vida... — Respondió con ira contenida, así no se supone que iría el plan — Ella está bien si eso es lo que te preocupa — Sonrió falsamente

— No ganas nada aquí, sólo deshaz esta estupidez y desaparece de mi vida

Wanda tenía que analizar sus opciones, aunque no sentía que tenía alguna — No sé que es lo que pasa con tu Wanda, pero sé que mi Natasha no se ha dado cuenta de que no soy yo y tú...

— Lo entiendo, tu vida es miserable y triste, no me interesa, sólo devuélveme a mi esposa — Se apresuró a decir, no podía seguir teniéndole lástima

— ¿Sabes? Puedo simplemente hacerte creer que yo soy ella y ya...

— Ya lo habrías hecho si pudieras... la pregunta sería ¿Por qué aún sigo sabiendo que eres una maldita perra psicópata? — Sonrió acercándose a su rostro — Se acabaron los juegos y las amenazas, Wanda... no te queda nada más, no sé porque no puedes controlarme, no me interesa tampoco, se acabó... lo único que tengo que agradecerte es que no le disparé a mi esposa, si no a ti que estás llena de trucos... ¿Por qué no vuelves al retorcido lugar del que provienes y nos dejas en paz?

— Eres muy cruel

— ¿Yo? ¿Yo soy cruel cuando tú eres quien engaña y manipula por egoísmo puro? — Dijo incrédula de lo que escuchaba — Tú no sabes amar, Wanda, tú sólo quieres acompañar tu miseria con la de alguien más, por eso me elegiste a mí, pero yo sí sé amar y perdonar, tú sólo te encierras en una idea y buscas una salida, prefieres hacer toda esta mierda en vez de afrontar tus malditos problemas, jódete, Wanda, tú nunca vas a ser feliz, tus pobres hijos y tu esposa no se merecen a alguien tan egoísta como tú, devuélveme a mi esposa y tú quedarás como un simple recuerdo

— ¿Quieres que la secuestre y te la traiga? — Eso le dio una idea

— No es secuestro si ella pertenece aquí — Estaba a nada de alzar la voz — Sé que ahora estás pensando en como joderme la vida devolviéndome a mi esposa, porque así de retorcida eres

— No dije que te la devolvería — La vio a los ojos tratando de sonreír

Natasha suspiro — Vamos ahora... yo la necesito a ella, no a ti, no te quiero a ti, te detesto con cada fibra de mi ser, sólo has llegado a retorcer mi mundo ¿Qué vas a hacer? Ya perdiste... trata de recuperar a tus hijos y a tu esposa si aún puedes