Vivir en la sala de calderas no es bonito, por lo menos las primeras horas.
¿Recuerdan esa escena del cumpleaños durante el cometa? Pues no le hace justicia a lo que es una sala de calderas. No hay espacio para moverse o hablar, tampoco para correr o respirar, totalmente aislado del mundo exterior.
Muchos pensarían que la proa o el torreón de comunicaciones es el punto débil de una nave, pero la respuesta correcta son las calderas. Si alguna comienza a fallar, se producirá un efecto en cadena que destruirá el barco desde adentro. Por eso mismo los desechos se retiran en la parte posterior del barco, manteniendo varias capas de acero en bajo los alimentadores.
Otra diferencia es que no solo hay obreros, sino también soldados y guardias preparados para avivar las llamas en caso de ataque o emergencia.
Es curioso, uno esperaría que las máscaras usadas en este lugar fueran mínimamente útiles, pero después de usar una llegué a una conclusión: el primer lote de mis máscaras de gas llegará a los obreros, en serio, no usan más que simples trapos muy unidos.
¿Por qué estoy tan concentrado en esto? Por que soy un alma extremadamente caritativa... Y también porque en este momento me encuentro en una de las calderas, usando las estelas de fuego gigantes para forjar las piezas para mi cuchilla personal.
No me molesta que alguien me detenga, pues, junto a Iroh, mi título de oficial es suficiente como para que las personas no me quieran mirar a los ojos, aunque estoy seguro que la mayoría del barco me mira más con reverencia y respeto que con miedo.
Volviendo a lo importante, debería de usar algo en la cara, pero eso limitaría la construcción de las piezas, por lo que me tengo que exponer a las corrientes de hollín y humo. Si fuera maestro fuego o tierra me preocuparían mis pulmones, si fuera maestro aire cubriría mi cuerpo con una capa de polvo para protegerme, pero soy maestro agua, por lo que todo es más difícil.
Resumiendo, inundé mi nariz antes de venir aquí, por lo que tengo que controlar las capas de agua para filtrar las impurezas y así cuidar mis queridos pulmones. Ignorando mi respiración de pez, espero no arruinar todo, tengo que ser extremadamente preciso al forjar cada sección. Muy pronto mi navaja suiza de la muerte verá el mundo.
Eso si, mis respetos a todos aquellos herreros que fabrican armas de forma personalizada, casi me corto la mano varias veces al modificar mi alabarda.
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¿Debería hacerlo?
En este momento me encuentro en una clase de Yugoda, está explicando cómo tratar huesos rotos. Es interesante, pero mi atención se encuentra en otra cosa.
Bandidos, hace unos días llegaron noticias de bandidos cerca de las tribus pequeñas, por lo que es la oportunidad perfecta para que Hanta entrene contra otras personas. No me preocupan sus capacidades, ha mejorado bastante estas últimas semanas, pero luchar contra animales es diferente a luchar contra personas, son implacables, espontáneos y, probablemente, tendrá que matar, es algo que no puedo impedir.
De repente Yugoda hace un movimiento de agua control para romper la pierna de madera, simulando una fractura. Si tan solo tuviera esa madera, podría practicar sangre o curación con mayor libertad, pero no me puedo permitir robar, el concejo me inculparía aunque no fuera mi culpa, por no hablar de lo cuidadosa que es Yugoda con sus materiales.
El tiempo pasó rápido mientras la clase seguía. Es raro, pero desde esa charla Yugoda ha comenzado a distanciarse poco a poco, sigue respondiendo dudas, pero ya no me motiva de forma activa a participar.
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Balance
FanficRodeado de nieve roja... Con sus huesos martillando contra la piel de sus enemigos... Expulsando lenguas de destrucción en el cielo... Marcado por la traición... Encontrará la paz...