Año 94 DG - Año del Tigre
Lluvia, truenos y olas, eso era lo que se podía ver a lo largo del vasto océano polar. Esta tormenta había aparecido como una ballena-koi, arrasando con todo aquel desafortunado que osara invadir el territorio del espíritu del mar. Sin embargo, en medio del inconmensurable mar, se encontraba una pequeña mancha azul brillante, flotando y hundiéndose con fuerza en una gruesa lámina de metal.
En esa balsa se encontraba un joven de piel oliva, ojos verdes y cabello negro desalineado que le caía por abajo de los hombros en una cola de caballo, su cuerpo estaba cubierto por cortes, moretones y fragmentos de hielo que quemaban su piel, desde hace mucho hubiera muerto si no fuera por una cadena de agua que parecía retorcerse a lo largo de su cuerpo mientras brillaba en luz azul.
El joven, por otro lado, parecía inhibido de las heridas de su cuerpo, moviendo su cuerpo con fuerza y precisión mientras dominaba las olas a su alrededor, manejando su pobre embarcación en aquello que parecía ser la broma más pesada de la naturaleza.
- (Maldito Pakku. Esto no se va a quedar así, volveré...)
En sus ojos se podía notar una determinación ardiente, propia de alguien que no se iba a dar por vencido.
¡BROOOOM!
Desafortunadamente las bravas agua tampoco, pues, como si lo intentaran destruir, cientos de olas comenzaron a reunirse en lo que parecía ser un último intento por hundir de forma definitiva la embarcación. Ante esto, el joven de apenas diez años comenzó a mover su cuerpo desde sus pies hasta su cabeza, retorciendo sus músculos mientras se movía con meticulosa precisión por sobre las olas, formando lo que parecía ser un cono de hielo hueco, el cual, con un último movimiento de pies, fue impulsado a través de la gran ola.
Como si fuera una prueba, el choque de la construcción de hielo y la madre naturaleza pareció amainar poco a poco la tormenta, dejando al joven en medio del mar, sangrando sobre el metal mientras su cuerpo se retorcía en dolor puro. Podía sentir como la fuerza de su cuerpo se iba, sus parpados se hacían pesados y su control se desvanecía.
- (Todos... Perdónenme...) - fue su último pensamiento antes de caer rendido ante el cansancio.
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Año 91 DG - Año del Gallo - Polo Norte - Tribu Agua del Norte - Tres años atrás
Era un día normal en la tribu agua, todos llevaban una vida pacífica a manos de sus protectores, teniendo los choques del día a día, excepto porque aún no había amanecido. El sol salía en ese lugar con un extraño retardo respecto a los otros lugares del mundo, y aún así era demasiado temprano en la mañana. Todos se encontraban durmiendo o cambiando turnos de guardia, todos menos un pequeño niño de siete años que recorría la aldea.
Estaba navegando a alta velocidad con una tabla de hielo a lo largo de los canales de la aldea, en su cara se notaba una mirada decidida mientras giraba su cuerpo para dirigirse a su destino: el Palacio Real. Normalmente estaría prohibido para la mayoría de habitantes, pero los guardias parecieron reconocerlo a la distancia mientras lo saludaban antes de desaparecer.
Por otro lado, el chico de apenas siete años se lanzó por sobre las escaleras, transformando su tabla para amortiguar la caída en el patio principal, un área espaciosa donde los habitantes de la Tribu se reunían a visitar el palacio y poder ver a los miembros de la Familia Real, con dos piscinas de agua en sus extremos.
Al levantarse y arreglar su cabello negro pudo notar a su maestro, el hombre con canas y ceño fruncido que lo había criado.
- Maestro Pakku. - dijo mientras se inclinaba y mostraba respeto.
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Balance
FanfictionRodeado de nieve roja... Con sus huesos martillando contra la piel de sus enemigos... Expulsando lenguas de destrucción en el cielo... Marcado por la traición... Encontrará la paz...