4. Amenaza oculta

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Ojalá nunca te hubiera conocido.

Mantuvo aquellas palabras repitiendo su mente, un recuerdo llegaba a su vez.

–¿Qué haces aquí? Alexis.

Un Luzu de 15 años miraba a aquel niño de 11 años, él cual se encontraba sentado en la puerta de su casa, al escucharlo rápidamente limpió su cara frunciendo su ceño.

–¿Dónde está Roier?

El mayor suspiro entendiendo que no recibiría ninguna otra respuesta.

–Mamá y él salieron, yo tuve asesorías. ¿Qué necesitas?

–¿Eres tonto? ¿Por eso vas a clases extras?

–No Alexis, tengo asesorías porque quiero ser médico cuando sea mayor –lo apartó de la puerta, abriendo está sin estar dispuesto a pelear nuevamente con el niño– si solo vienes a insultarme te dejaré afue…

El castaño miró confundido al más bajo, quien tomó su brazo ocultando su rostro en él, provocando un suspiro.

–Vamos, mamá trajo pastel te daré un poco, puedes esperar a Roier dentro.

Pocas veces había visto a aquel rebelde chico siendo débil, esas pequeñas veces las atesoraba Luzu, ya que siempre le gustó la actitud fuerte y decidida del amigo de su hermanito,  algo que nunca admitiría era eso las pocas veces que el menor se derrumbaba había sido él, quien estaba presente.

Regresando al tiempo actual en aquella boda, Luzu se dejó caer en la silla al lado de Vegetta, quien le miró confundido.

–¿Te encuentras bien? Luces como si hubieras cometido el peor crimen de todos.

–Yo intente hablar con Alexis.

Su amigo se mostró preocupado, dándole su completa atención.

–¿Y?

–Oye Vegetta, ¿tu crees que soy un idiota?

–¿A qué viene eso de repente?

–Bueno yo…

–Luzu.

Su hermano apareció, tomado de la mano con su esposo.

–¿Has visto a Alexis Quackity? No lo encuentro en ningun lado y no responde su celular, Osvaldo y Aldo dijeron que se había ido contigo.

–Dijo que tenía que ir al baño –mintió Vegetta sonriendo– ¿Verdad Luzu?

–S-si…

Roier lo miro serio, tomando el brazo de su hermano sacándolo de ahí.

–Guapito…

–Iremos a buscar al licenciado, ya volvemos.

–¿Roier? ¿Qué pasa?

Cuando ambos estuvieron lejos de la fiesta, el menor miró a su hermano serio.

–Eres mi hermano, sabes que te aprecio como también a Alex, es mi mejor amigo. Se que ambos tienen sus diferencias, pero a pesar de sus constantes peleas ninguno de los dos desaparecia solo porque sí. ¿Qué sucedió?

El mayor suspiro.

–Solo quería arreglar las cosas con él, quería que pudieras tener paz al menos en tu boda, que vieras que a pesar de todos los años nosotros habíamos madurado. Pero nada salió como lo planee, como siempre él comenzó a molestar y no pude evitar soltar una verdad.

–¿Una verdad? ¿Qué verdad?

–Roier, por favor…

–Dimelo Luzu, o juro que no me volverás a ver, ni en navidades.

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