26. Solo tú

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–Escuche que le gustas a Daria.

–¿Ah si?

–Luzu… ¿acaso no escuchaste? La chica más popular de la escuela, le interesas. Tu, el perfecto presidente del consejo.

Se quejó Rubius, pero aquel chico se mantenía leyendo un libro sin parecer prestar atención.

–Lucio.

–Doblas no lo presiones –le regaño Vegetta– Sabes bien que a Luzu no le interesa salir con chicas.

–No después de la última –se rio Willy– ¿Ella aun te odia?

El castaño suspiró, mirando a sus amigos.

–Chicos estoy intentando leer…

–Ahí está nuestro gran rompecorazones, no le interesa nada más que el mismo.

–Willy por favor… –suspiró cerrando aquel libro– ¿Qué decías Rubius?

El nombrado frunció su ceño.

–Ahora entiendo porque Kate te dejó, eres un mal novio y amigo.

–Por favor Rubius, lo mio con Kate y las razones de porque terminamos no tienen nada que ver con lo que dijiste.

–Pero eso si que la pobre chica parece tenerte un grima –comento el oji amatista preocupado.

–Es solo que exigia demasiado atención y le dije que tenía muchas responsabilidades, además de ser su novio, así que me hizo elegir. Y respecto a tu amiga, que se bien que lo son –se acomodo volviendo abrir aquel libro, el rubio se asustó al ser descubierto– No pienso salir con ella.

–Pero Luzu.

–No Rubius, no importa lo bonita o popular que sea, es demasiado superficial. Solamente le gusta mi aspecto, si pienso estar en una relación es para compartir tiempo con esa persona, no solo por los que dirán o sumar popularidad, sabes bien que eso no me importa. Se bien lo que quiero en una pareja y lo que busco, alguien que me represente un reto, pero que nos complementamos bien, que sea gratificante para ambos mientras el cariño nace.

Sus tres amigos se miraron entre ellos algo preocupados ante sus palabras, sabían que varias chicas y algunos chicos amaban a su amigo, quien no amaría al perfecto Haworth. Pero Luzu usualmente los rechazaba de forma amable, provocando que no fuera solo un rompe corazones, sino que no se pudiera odiar al ser sumamente amable con sus palabras. Todos querían a Haworth al ser suficientemente fácil de tratar y ser muy dulce como tranquilo, pero solamente había una persona en toda la ciudad que provoca un cambio radical en el chico.

Los pasos acelerados se escucharon fuera del corredor, provocando que Luzu frunció su ceño, cerrando nuevamente aquel libro y escondiéndolo, deteniéndose como si quisiera prepararse para algo, cuando la puerta fue pateada.

–Ya vine rubia.

Apareció un alegre pelinegro, asustando a Rubius, quien miro por piedad al castaño, el cual suspiro levantándose molesto.

–Alexis, ¿qué te dije esta misma mañana sobre los pasillos?

Este le miró sin intereses y con cierto toque de fastidio.

–¿Y tú qué? Yo solo vengo ver a mi rubia.

–Alexis.

–No se Lusu, te la pasas sobre mi todo el tiempo que estamos en la escuela, regañandome de todo hasta por respirar.

–No te regaño por eso, debes comportarte. No creo que tus abuelos te hayan educado así, ¿qué dirían tus padres de esto?

–No se, porque no le preguntamos a los tuyos, Diana y Joel te responderá.

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