— Ahora es tu turno —dijo Riftan.
Maxi intentó disimular su ansiedad. Riftan parecía ajeno a su agitación.
— A mí ta-también me gu-gusta lo que le gusta a la ma-mayoría de la gente.
— Esa no es una respuesta justa. Dame una adecuada.
Maxi pensó un momento antes de volver a hablar.
— Co-como has dicho antes, me gu-gustan los a-animales. Perros, ga-gatos, caballos... po-pollitos y conejos también.
— ¿Qué otra cosa?
— M-me gusta leer. En el castillo de Cr-Croyso, pasaba la ma-mayor parte del tiempo en la bi-biblioteca.
— Rodrigo mencionó que pasas gran parte de tu tiempo aquí en la biblioteca.
— Sí. Hay ta-tantos libros ra-raros aquí. A-aunque Ruth ti-tiende a usarlos como ma-manta...
— ¿Debo sacar a ese sinvergüenza de allí?
— Nu-nunca e-escucharía el fi-final de lo que vas ha-hacer.
Una línea arrugó la frente de Riftan cuando vio la mirada de horror de Maxi. Él le dirigió una mirada críptica.
— Parece que ustedes dos se han llevado bien.
— Me a-ayudó mucho con las re-reformas. Es qu-quisquilloso y regaña, pero es una bu-buena persona.
Su respuesta sólo pareció irritar a Riftan. Él se giró para alejarse de ella.
"Tienes razón. Es quisquilloso y habla demasiado, pero es un tipo íntegro.
Cabalgó en silencio, perdido en sus pensamientos.
— ¿Qué es lo que odias entonces? Tendrás que responder eso para que sea un intercambio justo.
Azotes, gritos y palizas fueron lo primero que le vino a la mente, pero Maxi no pudo revelarlo. Aun así, no quería mentirle a un hombre que había dicho que detestaba a los mentirosos.
Ella dudó antes de soltar una respuesta.
— Mí mi-misma.
Riftan parpadeó como si no hubiera entendido.
— Me o-odio a mi-misma — repitió Maxi.
En ese momento llegaron al final del camino y apareció a la vista una vasta pradera. Antes de que Riftan pudiera presionarla más, Maxi espoleó a su caballo para que galopara colina arriba.
*****
Para su sorpresa, Maxi descubrió que se estaba divirtiendo. Cabalgar por un campo abierto era mucho más fácil que navegar por un sinuoso sendero de montaña. Mientras galopaba por la pradera dorada, iluminada por el sol invernal, su postura mejoró de forma natural. Cuando se detuvo a descansar en la cima de la colina, descubrió que estaba sentada erguida.
— Traje un poco de vino.
Riftan desmontó junto a un gran árbol en la cima de la colina. Luego le rodeó la cintura con el brazo y la levantó del caballo como si pesara poco más que una pluma.
— Tu cuerpo se siente caliente. Y puedo sentir tu corazón latiendo con fuerza.
Maxi se secó las gotas de sudor de la frente y trató de recuperar el aliento. Tal como había dicho Riftan, todo su cuerpo latía.
— Se si-siente como si un pe-pequeño tambor so-sonará dentro de mí.
— Esa es una forma entrañable de decirlo.
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Debajo del roble ~ Libro 02
FantasySegunda parte del matrimonio disfuncional de una tartamuda y un bruto que esta locamente enamorado de ella. P.D: En lo personal, amo a Riftan, aunque sea bruto pa sus cosas. RECUERDEN Esta historia no es mía, solo la traduzco para mi deleite. Porqu...