II

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A la mañana siguiente, Ara se despertó con más energía de lo habitual

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A la mañana siguiente, Ara se despertó con más energía de lo habitual. Estaba emocionada por comenzar en su nueva escuela, a pesar de que entraban a mitad de semestre. Se levantó de su cama y se dirigió al baño, sabiendo que de las dos, ella era la que más tiempo se tomaba arreglándose. Pero no la podían culpar, solo era una chica.

Disfrutó de un baño relajante mientras tarareaba una canción que había escuchado hace poco. Después de bañarse, salió del baño y se encontró con una Bella recién levantada.

—Buenos días, Bells —dijo Ara con una sonrisa.

—Buenos días —respondió Bella, aún adormilada.

Ara regresó a su habitación para empezar a arreglarse. Ya tenía todo un outfit planeado. Comenzó por un maquillaje sencillo y luego se ocupó de su cabello. Su melena rubia era envidiable, y la cuidaba mucho. Tras terminar con su maquillaje y peinado, se vistió con un conjunto abrigado pero muy lindo, adecuado para el frío de Forks.

Se miró en el espejo y sonrió satisfecha.

—Qué hermosa quedé —se dijo a sí misma.

Tomó su mochila, que había dejado lista la noche anterior, y bajó para encontrarse con su papá y Bella desayunando

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Tomó su mochila, que había dejado lista la noche anterior, y bajó para encontrarse con su papá y Bella desayunando.

—Buenos días, estrellitas de la tierra —dijo Ara alegremente.

—Hola, cariño —respondió Charlie.

Bella le sonrió mientras Ara empezaba a desayunar un yogur griego con fresas y almendras. Después de desayunar, las chicas se dirigieron hacia afuera, se despidieron de Charlie y subieron a la camioneta para partir a la escuela.

Ara notó que Bella estaba nerviosa y trató de tranquilizarla.

—Bella, tranquila. Aquí estoy yo contigo.

—No sé qué haría sin ti —respondió Bella.

—No hay Ara sin Bella y Bella sin Ara —dijo Ara, sonriendo.

Bella empezó a manejar y Ara se encargó de poner la música. En un ambiente tranquilo, llegaron a la escuela. Al aparcar la camioneta, bajaron y notaron cómo llamaban la atención. Eran las nuevas y, en un pueblo tan pequeño, la llegada de dos personas nuevas era una noticia interesante.

Ara siempre estuvo acostumbrada a la atención, pero a Bella no le gustaba. Para darle ánimo, entrelazó su brazo con el de su hermana y empezaron a caminar. Un chico bajo, con apariencia asiática, se les acercó y se presentó como Eric.

—Hola, soy Eric. Seré su guía hoy.

Las chicas se presentaron ante Eric, quien se sorprendió de lo diferentes que eran las mellizas, pero no dijo nada. Las llevó a su primera clase, que era gimnasia. Ni Bella ni Ara disfrutaban de esta clase, ya que Bella era pésima en los deportes y Ara tenía asma, lo que le impedía hacer muchos ejercicios. En secreto, Ara agradecía no tener que sudar.

—Buena suerte, Bella —dijo Ara, sentándose en las gradas.

Observó cómo su hermana golpeó accidentalmente con una pelota de voleibol a un chico que jugaba al baloncesto. Ara no pudo evitar reír y decidió salvar a su hermana del incómodo momento. Se acercó y se presentó al chico y a la chica que estaban allí.

—Hola, soy Ara. Necesito a mi hermana —dijo, llevándose a Bella.

El chico, alto y castaño claro, quedó impresionado por la belleza de Ara.

—Gracias por salvarme —murmuró Bella.

Durante el almuerzo, Eric las llevó a una mesa donde estaban sus amigos: Mike, el chico al que Bella había golpeado, Jessica, la chica que estaba allí cuando Ara intervino, y Angela

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Durante el almuerzo, Eric las llevó a una mesa donde estaban sus amigos: Mike, el chico al que Bella había golpeado, Jessica, la chica que estaba allí cuando Ara intervino, y Angela. Mientras comían, Bella notó un grupo de chicos entrando a la cafetería.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó Bella, curiosa.

—Son los Cullen —respondió Jessica—. Llegaron hace unos años. No socializan con otros, solo están juntos. La rubia es Rosalie, ella anda con Damon, el chico con apariencia de chico malo.

Ara observó a Rosalie y pensó que era muy bonita y que hacía una buena pareja con Damon. Continuó escuchando a Jessica.

—Esa es Alice. Es un poco rara, anda con Jasper, el rubio que parece estar sufriendo.

Ara miró a Alice y pensó que parecía una hadita. Bella, intrigada, preguntó:

—¿Y ellos quiénes son?

—Ellos son Edward y Emmet Cullen. Son guapísimos, pero nadie es suficiente para ellos —dijo Jessica.

Ara observó a Edward y Emmet. Cuando cruzó miradas con el más alto, Emmet, sintió cómo su corazón latía aceleradamente. Lo miró un rato más antes de apartar la vista, evitando parecer una acosadora.

El resto del día transcurrió sin más incidentes, pero las mellizas sabían que su llegada a Forks no había pasado desapercibida. Y mientras Ara seguía con su habitual entusiasmo, Bella no podía evitar sentirse un poco nerviosa ante lo que les depararía en su nuevo hogar.

 Y mientras Ara seguía con su habitual entusiasmo, Bella no podía evitar sentirse un poco nerviosa ante lo que les depararía en su nuevo hogar

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