IV

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Ara se despidió de Travis en la playa

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Ara se despidió de Travis en la playa. Él la miró con una sonrisa comprensiva y le dijo: "Recuerda, si alguna vez necesitas hablar o un amigo, aquí estaré."

"Gracias, Travis," respondió Ara con sinceridad. "De verdad, gracias por todo."

Travis asintió y le dio un suave apretón en el hombro antes de verla subir a la camioneta. Mientras conducía de regreso a casa, Ara se dio cuenta de que el viaje a La Push le había servido para despejar su mente, aunque solo fuera por un momento. Era tarde y sabía que debía regresar a casa.

Al llegar, encontró a Bella sentada afuera, esperándola. Cuando bajó de la camioneta, Bella se levantó rápidamente y la abrazó fuertemente. "Ya me estaba empezando a preocupar, ¿a dónde fuiste?" preguntó mientras se sentaban en el lugar donde Bella había estado esperando.

Ara suspiró y respondió: "Al principio solo me dejé llevar y eso me llevó a La Push. Pensé mucho y conocí a un chico de la reserva, me contó una historia y por un momento sentí paz. No pensé en Emmett ni en los Cullen."

Bella la escuchaba atentamente, asintiendo. "Es bueno que hayas encontrado un momento de tranquilidad. A veces necesitamos alejarnos para poder ver las cosas con claridad," dijo Bella con suavidad. "Sabes, Ara, tú siempre has sido más fuerte de lo que crees. Y aunque ahora todo parezca oscuro, hay luz al final del túnel."

Ara asintió, agradecida por el apoyo de su hermana. "Gracias, Bells. Eres la mejor hermana que alguien podría tener."

En ese momento, vieron la patrulla de Charlie acercándose. Charlie bajó del auto y se dirigió hacia sus hijas. "¿Cómo están?" preguntó, sentándose con ellas.

Ara tomó aire y respondió: "Mejor que ayer. Bells y yo hablamos y sabemos que vamos a superar esto. Por un momento me derrumbé, pero el viaje a La Push me hizo darme cuenta de que mi vida no depende de nadie, mucho menos de un hombre. Bella y yo somos demasiado para cualquier hombre."

Bella asintió, orgullosa de las palabras de su hermana. Charlie sonrió y abrazó a sus pequeñas. "Saben que siempre estaré aquí para ustedes. Papá nunca las dejará solas. ¿Saben por qué? Porque ustedes son mi mundo, las luces que iluminan mi vida, y estoy muy orgulloso de las dos. Ambas son fuertes."

Después de ese emotivo momento, los tres entraron a la casa. "Vayan a sus habitaciones. Hoy yo voy a preparar la cena," dijo Charlie con una sonrisa.

"¿Estás seguro, papá?" preguntó Bella, algo incrédula.

"Seguro," respondió Charlie con convicción.

Las mellizas subieron cada una a su habitación. Ara tomó su guitarra y comenzó a tocar notas sencillas. La música siempre había sido un escape para ella, junto con su amor por la moda. Bella entró en la habitación de su hermana y la observó tocar.

"Vas bien" preguntó Bella.

"Son solo notas simples," respondió Ara, concentrada en su guitarra.

Bella se sentó en la cama de Ara. "¿Me cantas algo, por favor?" pidió con una sonrisa.

"¿Qué quieres que te cante?" preguntó Ara.

"La canción que cantaba la abuela," respondió Bella.

Ara asintió y comenzó a cantar con su voz, ya que apenas estaba empezando a tocar la guitarra. Bella se acostó en la cama y apoyó la cabeza en las piernas de su hermana, cerrando los ojos mientras Ara cantaba suavemente la melodía de su infancia. La voz de Ara llenó la habitación con una calidez reconfortante, trayendo recuerdos de tiempos más simples.

Después de un rato, bajaron a cenar. En la cocina, Charlie estaba terminando de preparar una sencilla pero deliciosa cena. Había preparado spaghetti con albóndigas, una de las comidas favoritas de las chicas.

"Vengan a la mesa, la cena está lista," anunció Charlie con una sonrisa orgullosa.

Las mellizas se sentaron y Charlie sirvió los platos. "Esto huele delicioso, papá," comentó Bella mientras tomaba su tenedor.

"Espero que les guste," dijo Charlie, sentándose con ellas.

Durante la cena, la conversación fluyó de manera natural. Hablaron de cosas triviales, evitando temas dolorosos por un momento. Charlie contó anécdotas divertidas de su trabajo como jefe de policía, logrando sacar risas de sus hijas.

"Papá, eres un excelente cocinero," dijo Ara, sonriendo por primera vez en lo que parecía una eternidad.

"Gracias, cariño. Me alegra que les guste," respondió Charlie, visiblemente satisfecho.

Después de la cena, las mellizas ayudaron a limpiar la cocina. La atmósfera en la casa se sentía más ligera, más tranquila. Subieron nuevamente a sus habitaciones, sintiéndose un poco más en paz.

Bella se quedó un rato más en la habitación de Ara, viendo cómo su hermana seguía practicando con la guitarra. "Tienes talento, Ara. Solo necesitas practicar más," dijo Bella con una sonrisa alentadora.

"Gracias, Bells. Tenerte a mi lado hace que todo sea más fácil," respondió Ara, devolviéndole la sonrisa.

Finalmente, ambas se despidieron y se fueron a dormir, sabiendo que, aunque el camino hacia la recuperación sería largo, lo recorrerían juntas, apoyándose mutuamente como siempre lo habían hecho.

Finalmente, ambas se despidieron y se fueron a dormir, sabiendo que, aunque el camino hacia la recuperación sería largo, lo recorrerían juntas, apoyándose mutuamente como siempre lo habían hecho

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