VIII

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A la mañana siguiente, Ara se levantó para empezar a alistarse para ir a la escuela

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A la mañana siguiente, Ara se levantó para empezar a alistarse para ir a la escuela. Después de salir de la ducha, recibió un mensaje de Emmet que decía: "Hoy te paso a buscar para que vayamos juntos a la escuela, y no acepto un no como respuesta." Ara sonrió y respondió con un simple "Ok, Emmet".

Salió de su habitación y fue a la de Bella.

—Bells, hoy no me voy a poder ir contigo —dijo Ara.

—¿Y eso, Ara? —preguntó Bella.

—Emmet me va a pasar a buscar —respondió Ara, y Bella, viendo la felicidad en el rostro de su hermana, solo asintió con una sonrisa.

Ara volvió a su habitación y comenzó a vestirse. Desde abajo, escuchó a Bella decir que ya se iba, y ella le gritó:

—¡Okis, Bells!

Poco después, tocaron la puerta. Ara bajó corriendo, la abrió y se encontró con Emmet. Le dio un abrazo y salió de la casa. Emmet, siempre caballeroso, le abrió la puerta del jeep antes de subirse él mismo. Le pasó una bandeja a Ara con yogur griego, fresas, arándanos y almendras.

—Lo recordaste —dijo Ara, sorprendida.

—Recuerdo cada cosa que me dices, Ángel —respondió Emmet, sonriendo mientras comenzaba a conducir.

Ara disfrutó de su desayuno mientras Emmet la llevaba a la escuela. Al llegar, Emmet bajó del jeep y le abrió la puerta a Ara. La pareja causó un revuelo en el campus; las chicas estaban celosas y los chicos, también.

—Vaya, causamos impacto —dijo Ara con una sonrisa.

—Ángel, tú causas impacto en cualquier lugar al que entras —respondió Emmet, agarrándola de la mano para dirigirse a su primera clase de biología.

Al entrar al aula, Ara vio a Bella hablando con Edward. Se sentó en su lugar con Emmet y le susurró:

—Qué bueno que Edward ya se recuperó.

—Sí, todos en la casa la pasamos mal. Él vomitando por todos lados no es tan lindo —dijo Emmet en un tono preocupado, aunque Edward sabía que se estaba burlando de la excusa.

Ara y Emmet siguieron hablando en voz baja mientras el maestro continuaba la clase. Al terminar, se despidieron y Emmet fue a su siguiente clase. Ara fue a buscar a Bella para ir a su clase de español.

Después de la clase, las hermanas se encontraron en el estacionamiento

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Después de la clase, las hermanas se encontraron en el estacionamiento.

—Papá le puso llantas nuevas a la camioneta —dijo Bella, mientras Ara le contaba sobre una nueva canción que estaba escuchando.

De repente, escucharon un chirrido. La furgoneta de Tyler venía directo hacia ellas a una velocidad sorprendente. Bella, al ver el peligro, abrazó a su hermana para intentar protegerla. De la nada, Edward detuvo la camioneta. Nadie lo vio excepto Bella, pero Ara comenzó a tener un ataque de asma, lo que distrajo a Bella por un momento mientras buscaba rápidamente el inhalador de su hermana.

Emmet, que aún estaba en clase, escuchó que su ángel estuvo en peligro y salió corriendo sin importarle nada. Cuando llegó, vio que Ara estaba siendo llevada en una ambulancia al hospital, junto con Bella. Edward le contó lo sucedido.

Emmet condujo rápidamente al hospital. Al llegar, se encontró con Carlisle, quien iba a ver a las mellizas, y entró con él. Al ver a Ara, corrió hacia su camilla.

—Ángel, ¿estás bien? —preguntó Emmet, preocupado.

Ara, ya más estable, asintió.

—Sí, estoy bien.

Bella intervino:

—Si no hubiera sido por Edward, hubiera acabado mal.

Emmet y Carlisle se miraron, y Carlisle dijo:

—Qué bueno que Edward estaba ahí entonces.

Charlie entró en ese momento, con la preocupación de un padre reflejada en su rostro. Al ver a sus niñas en la sala de emergencias, se apresuró hacia ellas.

—¿Están bien? ¿Qué pasó? —preguntó, con la voz temblando.

—Estamos bien, papá —dijo Ara, tratando de calmarlo.

Bella asintió:

—Fue un susto, pero estamos bien.

Charlie respiró hondo y abrazó a sus hijas.

—No puedo creer que esto haya pasado. Estoy tan agradecido de que estén bien.

Emmet se quedó al lado de Ara, sosteniendo su mano. Carlisle conversó con el médico de turno para asegurarse de que ambas hermanas estaban realmente bien. Después de un rato, el médico confirmó que Ara solo necesitaba descansar y que no había sufrido daños graves.

La familia Swan, junto con Emmet y Carlisle, regresó a casa más tarde esa noche. Charlie, aún con el corazón acelerado, se aseguró de que sus hijas estuvieran cómodas y seguras antes de retirarse a su habitación.

Ara, aunque cansada, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido. Estaba agradecida por la rápida intervención de Edward y por el apoyo incondicional de Emmet. Se acomodó en su cama, abrazando a su oso de peluche, y dejó que el sueño la envolviera lentamente, sabiendo que, a pesar del susto, estaba rodeada de personas que la querían y la protegían.

Mientras tanto, Emmet, de vuelta en su casa, pensaba en la angustia que había sentido al saber que Ara estaba en peligro. Estaba decidido a protegerla a toda costa. Y en algún lugar de la casa Cullen, Edward también reflexionaba sobre lo sucedido, sabiendo que su secreto estaba en riesgo, pero sintiendo que había hecho lo correcto para salvar a Bella y Ara.

 Y en algún lugar de la casa Cullen, Edward también reflexionaba sobre lo sucedido, sabiendo que su secreto estaba en riesgo, pero sintiendo que había hecho lo correcto para salvar a Bella y Ara

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