XVIII

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Ara estaba en su habitación, mirando su reflejo en el espejo mientras se arreglaba el cabello

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Ara estaba en su habitación, mirando su reflejo en el espejo mientras se arreglaba el cabello. Sabía que era hora de tomar una decisión respecto a su vida sentimental. Había pasado demasiado tiempo aferrada a un amor que, aunque alguna vez la llenó de felicidad, ahora solo le traía dolor. Emmett, con su sonrisa encantadora y su fuerza sobrenatural, había sido el centro de su mundo, pero su partida la había dejado rota. Sin embargo, la vida continuaba, y Ara había decidido que era momento de dejarlo ir y darle una oportunidad a alguien más, a Luca.

Mientras sus pensamientos se arremolinaban, la puerta de su habitación se abrió lentamente, revelando a Bella, quien tenía una expresión de ansiedad y emoción. "Ara, tengo que contarte algo", dijo Bella, entrando y cerrando la puerta detrás de ella.

Ara se giró para mirar a su hermana, notando la emoción en sus ojos. "¿Qué pasa, Bells?" preguntó con curiosidad.

Bella se acercó, con una sonrisa nerviosa en el rostro. "Edward me propuso matrimonio", soltó de repente, observando la reacción de Ara.

Ara parpadeó, sorprendida. "¿Y qué le dijiste?" preguntó, aunque ya conocía la respuesta.

"Le dije que sí", respondió Bella, su sonrisa se ensanchó, aunque un destello de preocupación cruzó sus ojos.

Ara la abrazó con fuerza. "¡Felicidades, Bells! Estoy tan feliz por ti", dijo

"¿Vas a decírselo a alguien más además de mí?" preguntó Ara mientras se separaban.

Bella negó con la cabeza. "No, no aún. Quiero esperar a que todo lo de Victoria se solucione primero", explicó, su tono lleno de determinación.

Antes de que Ara pudiera responder, un grito resonó desde la planta baja. Era la voz de Charlie, llamándolas. "¡Es hora de entrenar!"

Ara sonrió y miró a Bella. "Vamos abajo, Bells. Papá nos está esperando."

Bajaron juntas las escaleras y entraron en la sala de entrenamiento. Al llegar, Ara vio a Luca, de pie con los brazos cruzados, hablando en voz baja con su abuela, Victtoria. Luca levantó la mirada cuando Ara entró, y sus ojos brillaron al verla. Ara sintió una calidez en su pecho al notar la sonrisa que Luca le dedicó. Victtoria, al observar el intercambio, sonrió también, satisfecha con lo que veía.

Charlie estaba ajustando las armas en la mesa cuando las chicas llegaron. "¿Están listas?" preguntó, su tono era firme pero protector. "Hoy les vamos a enseñar a usar las armas. Bella, ven conmigo. Ara, tú estarás con Luca."

Ara asintió y se acercó a Luca, quien la recibió con una sonrisa. "Hola, la mia bambina", dijo suavemente, su voz baja y acariciadora. "Vamos a comenzar. Empezaremos con algo básico."

Luca le presentó un cuchillo, un arma de aspecto imponente, con runas grabadas en la hoja. "Este es un cuchillo especial", explicó Luca, tomando la mano de Ara para que lo sostuviera. "Atravesará la piel de cualquier ser sobrenatural. Estas runas que ves aquí potencian su poder."

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