II

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El avión ya había aterrizado y las mellizas, estaban esperando sus maletas en la terminal

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El avión ya había aterrizado y las mellizas, estaban esperando sus maletas en la terminal. Aunque el viaje a Milán había sido un respiro necesario, ambas sabían que regresar a Forks significaba enfrentar todo lo que habían dejado atrás

Finalmente, las cintas comenzaron a moverse y las maletas comenzaron a aparecer. Ara y Bella tomaron las suyas, agradecidas de tener esa parte del proceso detrás de ellas. Cuando salieron por las puertas automáticas hacia la sala de espera, sus ojos buscaron frenéticamente a su padre, y no tardaron en encontrar la figura conocida de Charlie, esperando con los brazos abiertos. Sin decir una palabra, ambas mellizas corrieron hacia él, sus maletas olvidadas por un momento.

El abrazo fue fuerte, cálido y necesario. Charlie las envolvió con sus brazos, sintiendo el peso emocional que ambas llevaban. Ara y Bella necesitaban el consuelo de su padre, y Charlie necesitaba sentir a sus hijas cerca, asegurarse de que estaban bien. Las mellizas respiraron el familiar aroma de su padre, una mezcla de su loción para después de afeitar y el tenue olor de la madera que siempre impregnaba su ropa.

Cuando finalmente se separaron, Charlie les dedicó una sonrisa llena de amor y dijo con voz baja y cargada de emoción, "No saben cuánto las extrañé, y Sirius también las extrañó mucho."

Ara fue la primera en responder, con una sonrisa melancólica que no ocultaba todo el dolor que había experimentado en esos últimos meses. "Nosotras también los extrañamos mucho, papá."

Charlie asintió, tomando nota de la cantidad de maletas que las chicas habían traído de vuelta. Sabía que eso sucedería, especialmente con Ara, cuya pasión por la moda era algo que él y Victtoria, la nana de las mellizas, no podían evitar consentir. Las dos tenían una debilidad por las mellizas, y era un hecho que siempre las llenaban de mimos y regalos.

Con una mezcla de orgullo y preocupación, Charlie comenzó a ayudar a sus hijas con las maletas, levantándolas con facilidad y colocándolas en el carrito que había traído para ellas. Mientras lo hacía, no pudo evitar pensar en cómo las cosas habían cambiado en los últimos meses. Sus hijas, que alguna vez fueron niñas despreocupadas, ahora habían experimentado dolores que él deseaba haber podido evitarles.

Ya en la camioneta, mientras Charlie ajustaba los retrovisores, decidió hablar sobre lo que llevaba días rondándole la mente. "Niñas, les tengo que contar algo," dijo, sin apartar la vista del camino mientras salían del estacionamiento. "Los Cullen volvieron."

Bella y Ara intercambiaron una mirada rápida, una que no pasó desapercibida para Charlie. "Aunque sé que ya lo sabían," continuó, con una ligera sospecha en su tono. "Tengo el presentimiento de que fue por eso su viaje a Milán."

Ambas asintieron, confirmando las sospechas de su padre, pero sin agregar nada más. No había mucho más que decir, después de todo. Charlie, percibiendo su reticencia, añadió con suavidad, "Cualquier cosa que pase, me tienen a mí, ¿ok?"

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