XVI

359 69 24
                                    

Luca y Alessandro se subieron a la camioneta, acelerando hacia la base improvisada en las afueras de la ciudad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luca y Alessandro se subieron a la camioneta, acelerando hacia la base improvisada en las afueras de la ciudad. Al llegar, Luca bajó del vehículo y se detuvo por un momento, observando a sus hombres. Cada uno de ellos le dirigía miradas de respeto y alivio, contentos de ver que su líder había regresado ileso. Luca levantó una mano en señal de saludo y con una leve sonrisa les dijo:

—Buen trabajo, muchachos. Han hecho un excelente trabajo al levantar esta base.

Todos asintieron y se mostraron complacidos ante el reconocimiento. Luca y Alessandro entraron en la tienda principal, y Luca desenrolló un mapa detallado sobre la mesa de madera improvisada que había en el centro.

—Vamos a dividirnos en dos grupos —comenzó a explicar Luca, señalando con el dedo dos puntos específicos en el mapa—. Uno va a encargarse de quemar el castillo donde están los Vampiros  rumanos, y el otro grupo se encargará del campo de batalla.

Alessandro estudió el mapa y asintió, pero sus ojos mostraban una mezcla de duda y preocupación.

—¿Cómo haremos para sacar a los rumanos del castillo? Ellos no se expondrán a menos que tengan una razón poderosa para hacerlo.

Luca le dirigió una sonrisa astuta y cómplice. Alessandro alzó las cejas al comprender lo que tenía en mente, sus ojos reflejando tanto incredulidad como admiración.

—Estás loco, hermano —dijo Alessandro, soltando una risa incrédula.

—Las mejores personas lo están —respondió Luca, encogiéndose de hombros con un aire desafiante—. Saben que me quieren ver muerto, así que los atraeré hacia el final de su destino. Mientras estén ocupados conmigo, tú y el otro grupo quemarán el castillo hasta sus cimientos.

Alessandro asintió, aceptando el plan con determinación.

—De acuerdo, seré el líder del grupo que incendiará el castillo, y tú te encargarás de llevar a los rumanos hacia el campo de batalla.

Con el plan establecido, Luca y Alessandro volvieron a la camioneta y se dirigieron hacia su objetivo, acercándose a cinco kilómetros del castillo rumano. El motor ronroneaba con fuerza mientras recorrían el camino polvoriento. Luca miró a Alessandro y le preguntó:

—¿Trajiste lo que te pedí?

—Me tomó algo de tiempo modificarlo —respondió Alessandro, sacando de su bolso un pequeño frasco que contenía un líquido de color oscuro.

Luca lo miró con aprobación, y Alessandro continuó:

—Lo probé con unos vampiros que se estaban rebelando. Fue un castigo adecuado y efectivo.

Luca asintió, tomando el frasco en sus manos y examinándolo. Sonrió, satisfecho con el resultado.

—Eres un genio, Alessandro. Sabía que podrías hacerlo.

Please Please Please Donde viven las historias. Descúbrelo ahora