XIII

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La noche había caído sobre Forks, trayendo consigo la calma del bosque y el susurro constante de la lluvia ligera golpeando las ventanas de la casa Cullen

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La noche había caído sobre Forks, trayendo consigo la calma del bosque y el susurro constante de la lluvia ligera golpeando las ventanas de la casa Cullen. Edward regresaba de cazar, con la cabeza llena de pensamientos oscuros y preocupaciones latentes. Al entrar en la casa, se encontró con su familia reunida en la sala de estar, cada uno inmerso en sus actividades habituales.

Carlisle y Esme estaban cómodamente sentados en el sofá, ambos leyendo libros diferentes, pero en perfecta sincronía, como siempre. Alice y Jasper estaban enfrascados en una partida de ajedrez, sus ojos fijos en el tablero mientras consideraban sus movimientos con la precisión de guerreros estratégicos. Damon y Rosalie estaban en una conversación profunda, hablando sobre posibles viajes, mientras Emmett, por su parte, estaba sentado en silencio, perdido en sus pensamientos, una rara expresión de seriedad adornando su rostro.

Edward dejó escapar un leve suspiro antes de anunciar su presencia. “Tengo que hablar de algo importante,” dijo, su tono serio atrayendo la atención inmediata de todos en la sala.

“¿Qué sucede?” preguntó Carlisle, cerrando su libro y levantando la vista hacia su hijo adoptivo, preocupado por la tensión evidente en su voz.

Edward se pasó una mano por el cabello, un gesto nervioso que rara vez mostraba. “No puedo leer la mente de la abuela de las mellizas,” reveló, con la preocupación palpable en su voz.

Carlisle arqueó una ceja, visiblemente sorprendido. “¿Abuela? ¿Está en Forks? No sabía que los padres de Charlie estuvieran vivos.”

Antes de que Edward pudiera responder, Alice intervino, su voz tranquila pero informativa. “No es por Charlie, es por parte de su madre. Toda la familia de ella es italiana. Vino para la graduación de las chicas.”

Edward asintió, confirmando la explicación de Alice. “Sí, llegó recientemente y, desde entonces, he estado notando que no puedo leer sus pensamientos, igual que con Bella.”

Damon se recostó en su asiento, cruzando los brazos con una expresión reflexiva. “Oh, sí, la vi. Una mujer muy imponente y elegante,” comentó

Jasper, con una ligera sonrisa, añadió, “Claro que lo es. Y es interesante que a la abuela de las mellizas no le agraden ninguno de estos dos,” dijo, mirando directamente a Edward y Emmett, lo que provocó una risa discreta de parte de Damon.

“Oh claro, Eduardo,” bromeó Damon, disfrutando del momento. “Ni ella es más de tulipanes, le cayeron bien a la abuela de las mellizas.”

Rosalie, siempre enfocada, intervino para volver al tema principal. “Enfoquémonos en lo importante,” dijo, dirigiendo su mirada a Carlisle. “Si Edward no puede leer la mente de la abuela de las mellizas, significa que ellas heredaron esa habilidad de ella.”

Carlisle asintió, su mente ya trabajando en las implicaciones. “Es lo más probable,” dijo pensativo. “Pero por ahora, no hay que preocuparnos demasiado por eso. Tenemos cosas más importantes en las que centrarnos, como el entrenamiento de mañana. Jasper nos entrenará a los lobos y a nosotros para pelear con los neófitos.”

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