XIV

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Al día siguiente, Emmett estaba terminando los últimos detalles para pedirle a Ara ser su novia

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Al día siguiente, Emmett estaba terminando los últimos detalles para pedirle a Ara ser su novia. Con la ayuda de Alice, había logrado planificar cada momento a la perfección. Mientras tanto, en la casa de los Swan, Ara y Bella estaban en la habitación de Ara. Bella observaba cómo su hermana buscaba lo que se iba a poner.

—Bella, ¿qué piensas de esta camisa? —preguntó Ara, sosteniendo una camisa blanca de seda con detalles de encaje en las mangas y un delicado bordado floral en el cuello.

Bella sonrió y asintió.

—Está hermosa, Ara. Esa es la indicada.

Ara sonrió de vuelta, contenta con la elección. Bella salió de la habitación para encontrarse con Edward, mientras Ara continuaba preparándose para su cita. Emmett la iba a recoger a las 2:00, y aún faltaba una hora, así que tenía tiempo suficiente para terminar de arreglarse.

Finalmente, Ara bajó las escaleras y se encontró con su padre en el salón.

—Papi, tengo una segunda cita con Emmett —dijo Ara, con una sonrisa nerviosa.

Charlie, quien ya sabía lo que Emmett planeaba, mantuvo una expresión neutral.

—Ok, cariño. ¿Emmett a qué hora pasa?

Antes de que Ara pudiera responder, escucharon el timbre de la puerta.

—Ahora —dijo ella, y fue a abrir.

Encontró a Emmett de pie, sosteniendo un hermoso ramo de tulipanes.

—Son para ti, ángel —dijo Emmett, entregándoselos con una sonrisa.

—Gracias, Emmett. Son preciosos. Pasa, solo los dejo en agua y regreso para irnos.

Emmett entró y saludó a Charlie, quien lo miró con una mezcla de aprecio y advertencia. Ara rápidamente colocó los tulipanes en un jarrón con agua y regresó a la sala.

—Listo, podemos irnos —dijo, sonriendo.

Emmett y Ara se dirigieron hacia el jeep. Emmett tenía planeado llevarla a un picnic en un lugar escondido en el bosque de Forks. Aunque él no podía comer, sabía que Ara disfrutaría de la comida y el entorno.

Llegaron al lugar, y Ara quedó maravillada. El lugar era un claro en el bosque, rodeado de altos árboles y salpicado de tulipanes. El sol se filtraba a través del follaje, creando un ambiente mágico. Emmett la guió hasta una manta de picnic que había preparado.

—Es hermoso, Emmett —dijo Ara, mirando a su alrededor con asombro.

—Me alegra que te guste, ángel. —Emmett sonrió—. Sé que no puedo comer, pero tú sí.

En el centro de la manta había una caja mediana. Ara la vio y miró a Emmett con curiosidad.

—¿Y eso? —preguntó, señalando la caja.

—Ábrelo, ángel —respondió Emmett, su voz suave.

Ara abrió la caja y encontró un hermoso anillo en forma de corazón en el centro. En la tapa de la caja, estaba escrito: "¿Puedo ser tu novio?".

Ara levantó la vista hacia Emmett, sus ojos llenos de emoción.

—Ara, tengo una década esperando tu llegada, ansiaba poder tenerte. Cuando Alice dijo que por fin vendrías a Forks, fue uno de los días más felices que he tenido. El día que te vi, me quedé maravillado. Mi mundo empezó a girar hacia ti. No hay día en que no te piense, no hay nada que no haga por ti. Me tienes de rodillas, te robaste mi corazón y mi alma. Todo yo soy tuyo desde el día que te vi. Antes de conocerte, creía que el amor era blanco y negro. Después de que te vi, me di cuenta de que es dorado. Quiero todo contigo, así que Ara Iliana Swan, ¿le permites a este humilde caballero ser tu novio?

Ara estaba llorando de felicidad mientras asentía con la cabeza.

—Sí, quiero, Emmett.

Emmett se levantó y abrazó a Ara, levantándola en el aire y girando con ella. Ara reía, feliz y emocionada. Cuando la bajó, Emmett la besó. El beso fue suave al principio, una promesa de amor eterno. Los labios de Emmett eran fríos, pero su beso era cálido y lleno de pasión. Ara correspondió con igual fervor, sus manos enredadas en el cabello de Emmett, sintiendo cada emoción que él le transmitía. El beso se profundizó, ambos perdiéndose en el momento, sintiendo que el tiempo se detenía a su alrededor.

Finalmente, se separaron, ambos sonriendo y con los corazones latiendo al unísono.

—Te amo, ángel —susurró Emmett, acariciando su mejilla.

—Y yo a ti, Emmett.

Pasaron el resto del día disfrutando de su cita. Emmett había preparado una variedad de alimentos que sabía que a Ara le gustaban. Ella comió mientras hablaban, riendo y compartiendo historias. Emmett le mostró su fuerza levantando un tronco de árbol con facilidad, haciendo reír a Ara. Se pasearon por el claro de tulipanes, tomados de la mano, disfrutando de la compañía del otro.

Al final del día, mientras el sol se ponía, Emmett llevó a Ara de regreso a su casa. Ambos sabían que este era solo el comienzo de su historia juntos, una historia llena de amor, aventuras y desafíos que enfrentarían juntos.

 Ambos sabían que este era solo el comienzo de su historia juntos, una historia llena de amor, aventuras y desafíos que enfrentarían juntos

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Llegamos a 1K de lecturas estoy feliz que les esté gustando la historia de Ara y Emmett

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