1. Primera vez

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|ANGIE|

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|ANGIE|

«Calma, es mi amigo».

Cada vez que lo miro, repetir estas cosas en mi mente es lo único que me mantiene sujeta a la triste realidad. Tener presente nuestra situación me ayuda a no ceder como una estúpida ante la tentación de aprovecharme de nuestra amistad para tocarlo, abrazarlo y acercarme más de lo debido como lo hacen esas amigas enamoradas.

«Es solo mi amigo».

Aparto mi vista de la pantalla de la televisión al sentir que unos labios suaves tocan mis dedos y se llevan mi comida. Miro sorprendida a Jack, que acaba de devorar el trozo de sushi que tenía en la mano. Sus bromas y estupideces me han hecho perder el glamour de comer con los palillos chinos, pero eso deja de importarme al ver lo que acaba de hacer.

—Oye —protesto, mirándolo con falso enfado.

Él no dice nada, me mira con falsa inocencia y se limita a masticar despacio. No puedo negar que me resulta fácil ignorar el hecho de que está robándose mi comida, pues verlo comer de mi mano me brinda una imagen sumamente sexy. Al terminar de engullir el sushi, se relame los labios y me mira directo a los ojos, mostrando sus evidentes ganas de más...

—Dame —susurra, mirando mi caja de sushi.

Sonrío y sin remedio tomo un trozo de sushi, pero cuando me dispongo a dejarlo en su plato, él abre la boca y me hace saber lo que quiere... Pretende que se lo dé en la boca. Eso me sorprende un poco, por lo que no le presto más atención a la película y decido seguir su juego. Llevo el sushi directo a su boca y en cuanto sus dientes lo atrapan, esto me permite sentir levemente esos labios carnosos, suaves y húmedos que parecen ser un medio terrenal para acceder al cielo.

—¿Está rico? —pregunto intentando ocultar mis nervios.

—Demasiado —contesta divertido.

Al comer, entrecierra los ojos y se relame los labios como si estuviera degustando algo sumamente exquisito. Es tanto el placer que refleja su expresión que por un segundo me hace dudar si está disfrutando la comida u otra cosa, pues la intensidad de su manera de mirarme logra hacerme pensar muchas cosas. Pero me esfuerzo para no confundir las cosas y trato de disfrutar de su compañía. Solo somos él y yo en el apartamento. Esta es otra de nuestras típicas noches de domingo en las que vemos una película, así que sonrío y vuelvo mi vista hacia la televisión.

Pero en ese momento noto que toma un poco de ensalada con los palillos y los acerca a mi boca, mostrando su intención de alimentarme también. Su acción me sorprende al principio, pero sin decir nada abro la boca y recibo el jugoso bocado. Un poco de la salsa se derrama a través de una de mis comisuras y antes de que pueda intentar alcanzar una servilleta de la mesa, Jack se acerca despacio y estampa sus labios contra los míos en un beso que borra todo rastro de comida de mis labios.

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