El sol comenzaba a ascender sobre Konoha, pintando el cielo con tonos dorados y rosados. Sin embargo, en contraste con la belleza del amanecer, un aire de tristeza y desesperación envolvía la aldea.
Sarada Uchiha, con el corazón pesado y la mente nublada por la preocupación, avanzaba lentamente hacia la torre del Hokage. Sus pasos eran un eco sordo en las calles vacías, y cada paso parecía acercarla más al abismo de la realidad que debía enfrentar.
Sarada había cumplido la misión de liberar a los prisioneros de Ryuuga, pero el precio había sido demasiado alto. Boruto, su amado, había sido tragado por un portal oscuro, y su paradero era ahora un misterio envuelto en sombras.
La caverna de Ryuuga se había convertido en un lugar de pesadilla, y aunque Sarada había escapado con vida, la desaparición de Boruto la perseguía como un espectro ineludible.
Al llegar a la torre del Hokage, Sarada se detuvo un momento para tomar aire. Sabía que debía ser fuerte, que debía enfrentar la realidad con la misma determinación que siempre había demostrado. Pero el peso de la noticia que debía transmitir era abrumador, y su corazón latía con una mezcla de miedo y tristeza.
Naruto Uzumaki, el Séptimo Hokage, estaba en su oficina, revisando informes y planes para la aldea. Su rostro, normalmente iluminado por una sonrisa cálida, estaba marcado por la preocupación. Desde la desaparición de Boruto, una sombra de ansiedad había caído sobre él, y cada segundo sin noticias de su hijo era una tortura.
La puerta se abrió lentamente, y Sarada entró en la oficina. Naruto levantó la mirada y su corazón se hundió al ver la expresión en el rostro de Sarada. Sus ojos, normalmente llenos de determinación y fuerza, estaban ahora nublados por la tristeza.
-¿Sarada? - dijo Naruto, su voz llena de una mezcla de esperanza y miedo - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Boruto?
Sarada tragó saliva, intentando controlar las lágrimas que amenazaban con brotar.
- Naruto, cumplimos la misión. Liberamos a los prisioneros y derrotamos a Ryuuga, pero... Boruto fue... fue arrastrado por un portal oscuro. No sé dónde está.
El silencio que siguió fue denso y opresivo, como una nube negra que se cernía sobre la oficina. Naruto sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies, su mundo tambaleándose al borde del abismo. Su hijo, su querido Boruto, estaba perdido en algún lugar desconocido, y la desesperación se apoderó de su corazón.
Naruto se levantó bruscamente, sus manos temblando de furia y desesperación.
- ¡No puede ser! ¡No puedo dejarlo allí! ¡Debo ir a buscarlo!
Antes de que Sarada pudiera responder, Shikamaru y Sai, alertados por los gritos de Naruto, entraron en la oficina. Sus rostros reflejaban la misma preocupación y tensión que sentía Naruto.
- Naruto, debes calmarte - dijo Shikamaru con su tono habitual de lógica y calma - Sabemos que esto es difícil, pero no puedes actuar impulsivamente.
- ¡Es mi hijo, Shikamaru! - gritó Naruto, su voz resonando con desesperación - No puedo quedarme aquí sentado mientras Boruto está desaparecido. Renunciaré a ser Hokage, renunciaré a ser ninja si es necesario, pero iré a buscarlo.
Sai asintió con gravedad.
- Entendemos tu desesperación, Naruto, pero debes pensar en Konoha. Si renuncias, la aldea quedará vulnerable. Debemos encontrar otra manera.
El ambiente en la oficina era tenso y cargado de emociones. Naruto, con el corazón roto, miraba a sus amigos con ojos llenos de lágrimas y rabia contenida.
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Susurros En Konoha (BoruSara)
Hayran KurguEn la aldea oculta de Konoha, dos jóvenes ninjas, Boruto Uzumaki y Sarada Uchiha, se embarcan en un viaje emocional y lleno de desafíos mientras descubren un amor que desafía las tradiciones y las expectativas de sus familias. En medio de sus deber...