La Danza De Las Sombras

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La oscuridad rugió, extendiéndose como un manto vivo que se alzaba en oleadas desde las profundidades de la cueva. Sarada, con el Sharingan ardiendo en sus ojos, se preparó para enfrentar lo que se avecinaba.

Las sombras parecían tener vida propia, moviéndose con una velocidad que desafiaba cualquier lógica. El aire se volvió más pesado, como si cada molécula estuviera cargada de la intención de detenerla, de aplastarla bajo su propio peso.

La figura oscura, todavía envuelta en su capa de sombras líquidas, levantó una mano, y las figuras sombrías que lo rodeaban tomaron forma.

Espectros humanoides, altos y alargados, se materializaron a partir de la penumbra, sus cuerpos vibrando como si estuvieran hechos de humo y odio. Sus ojos, destellos rojos como brasas, se fijaron en Sarada, y su presencia llenó el espacio con un aura de amenaza palpable.

- No tienes derecho a estar aquí - murmuró la figura, su voz un eco que parecía venir de todos los rincones de la cueva - Boruto pertenece a esta prisión ahora. Y tú... también lo harás.

Sarada no respondió con palabras, sino con acción. Con un rápido movimiento de sus manos, canalizó chakra hacia el suelo, creando una onda de fuerza que dispersó momentáneamente las sombras que la rodeaban.

- No permitiré que lo mantengas aquí - dijo, su voz firme, resonando con una determinación que rompía el silencio opresivo del lugar.

Las sombras avanzaron. Los espectros cargaron contra ella, moviéndose como si flotaran en el aire, sus cuerpos oscilando entre la realidad y la ilusión. Sarada se lanzó hacia adelante, sus pies ligeros sobre el suelo húmedo.

Cada paso era preciso, cada movimiento calculado. El Chidori estalló en su mano, iluminando el espacio con destellos de relámpago que rompían la penumbra.

El primer espectro la alcanzó, extendiendo un brazo largo y delgado como una lanza hecha de oscuridad. Sarada giró con gracia, esquivando el ataque por centímetros, y con un movimiento rápido, lanzó el Chidori directamente al torso de la criatura.

La electricidad chisporroteó, y el espectro se desintegró en un grito agudo, disolviéndose en el aire como niebla bajo el sol.

Pero no tuvo tiempo para celebrar. Otros dos espectros se abalanzaron sobre ella, sus brazos alargados moviéndose como látigos.

Sarada saltó hacia atrás, lanzando un kunai envuelto en chakra explosivo que impactó en el suelo entre ellos. La explosión iluminó la cueva, disipando momentáneamente las sombras, pero los espectros no se detenían.

El aire se llenó de fragmentos de roca y humo, y Sarada, cubierta de sudor, sabía que estaba luchando contra el tiempo.

En su interior, el chakra de Boruto seguía siendo un susurro débil, como un hilo que podía romperse en cualquier momento.

Cada segundo que pasaba en esa prisión lo alejaba más de la realidad, y Sarada sentía la presión creciente en su pecho. No podía fallar. No cuando él la necesitaba.

La figura oscura observaba desde la distancia, sin intervenir, como un titiritero que disfrutaba de su obra.

- ¿Realmente crees que puedes contra el poder de este lugar? - preguntó, su voz suave pero llena de desdén - Este pantano no es solo una prisión para los cuerpos, sino para las almas. Y tú, niña, no tienes idea de lo que estás desafiando.

Sarada lo ignoró. No tenía tiempo para responder, no tenía tiempo para dudar. Con un grito feroz, canalizó más chakra a sus pies, moviéndose con una velocidad que dejó atrás a los espectros restantes.

El Sharingan brillaba intensamente, analizando cada movimiento, cada sombra, buscando una abertura para llegar hasta Boruto.

Finalmente, vio la cápsula azul al otro lado de la sala. Allí estaba Boruto, su cuerpo flotando inmóvil en el líquido brillante, sus ojos cerrados, pero su rostro torcido en una mueca de sufrimiento.

El cristal de la cápsula reflejaba la tenue luz de las máquinas, creando un efecto espectral que hacía que su figura pareciera aún más frágil.

- ¡Boruto! - gritó Sarada, pero su voz fue devorada por el eco de la cueva. El chakra de Boruto tembló, como si respondiera débilmente a su llamado, pero todavía no era suficiente.

Él estaba atrapado, profundamente inmerso en su propia prisión mental, y Sarada sabía que tenía que llegar a él antes de que fuera demasiado tarde.

El último espectro se interpuso en su camino, lanzándose hacia ella con una velocidad que la tomó por sorpresa. Sarada reaccionó instintivamente, levantando una barrera de chakra que detuvo el ataque en el último segundo. El impacto la hizo retroceder unos pasos, pero su mirada permaneció fija en la cápsula.

- ¡No me detendrás! - gritó, y con un movimiento final, canalizó todo su chakra en un Chidori más poderoso que los anteriores. La luz del rayo llenó la cueva, cegando momentáneamente incluso a las sombras.

El espectro intentó atacar, pero el impacto fue demasiado. El Chidori atravesó su forma, desintegrándolo en un estallido de energía que sacudió la sala.

El silencio volvió por un breve instante. Sarada respiró profundamente, su cuerpo temblando por el esfuerzo, pero su determinación intacta.

Avanzó hacia la cápsula, sus manos temblorosas mientras analizaba rápidamente los controles. Podía sentir que estaba cerca, que la prisión de Boruto estaba a punto de romperse. Pero entonces, la figura oscura habló nuevamente.

- ¿Crees que liberarlo resolverá algo? - preguntó, su tono ahora más burlón, más afilado - No entiendes lo que significa romper esta prisión. Boruto no saldrá intacto. Lo que ha visto, lo que ha vivido aquí... ya lo ha cambiado.

Sarada lo ignoró otra vez, sus manos trabajando rápidamente en los controles. Pero cuando alzó la mirada, lo vio.

El líquido dentro de la cápsula comenzaba a oscurecerse, como si la prisión misma intentara aferrarse a Boruto con todas sus fuerzas.

- ¡Boruto, resiste! - gritó Sarada, su voz llena de desesperación.

Pero antes de que pudiera actuar, la cápsula emitió un destello cegador, y una figura oscura extendió su mano hacia Sarada, un poder desconocido a punto de ser liberado.

Pero antes de que pudiera actuar, la cápsula emitió un destello cegador, y una figura oscura extendió su mano hacia Sarada, un poder desconocido a punto de ser liberado

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Susurros En Konoha (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora