En la aldea oculta de Konoha, dos jóvenes ninjas, Boruto Uzumaki y Sarada Uchiha, se embarcan en un viaje emocional y lleno de desafíos mientras descubren un amor que desafía las tradiciones y las expectativas de sus familias.
En medio de sus deber...
La luz tenue de la mañana se filtraba a través de las ventanas del laboratorio de Amado, iluminando las estanterías llenas de libros y pergaminos antiguos.
El lugar tenía una atmósfera de misterio y conocimiento, sus paredes cubiertas de diagramas complejos y fórmulas escritas con una caligrafía precisa. El aire estaba impregnado de un aroma a papel viejo y tinta, un testimonio silencioso de años de estudio y experimentación.
Boruto se sentó frente a Amado, su corazón latiendo con una mezcla de anticipación y ansiedad. Sabía que lo que estaba a punto de descubrir cambiaría su comprensión del Seringan y la técnica prohibida llamada Omnipotencia.
- El Seringan - comenzó Amado, su voz resonando en el silencio del laboratorio - es una técnica ocular extremadamente rara y poderosa. Sus habilidades van más allá de lo que la mayoría de los ninjas pueden imaginar. Pero lo que realmente lo hace peligroso es su capacidad de activar la técnica Omnipotencia.
Boruto escuchaba atentamente, cada palabra de Amado era como una pieza del rompecabezas que intentaba armar.
- ¿Qué es exactamente la Omnipotencia? - preguntó, su voz llena de curiosidad y determinación.
Amado hizo una pausa, sus ojos brillando con una intensidad que reflejaba la gravedad de sus palabras.
- La Omnipotencia es una técnica prohibida que permite al usuario alterar la realidad misma. Con ella, Ada puede manipular las mentes y los recuerdos de todos los seres vivos, cambiando sus percepciones y creencias. Es una técnica que, si se usa sin control, puede traer caos y destrucción.
El laboratorio se llenó de un silencio pesado mientras Boruto procesaba la información. La magnitud del poder de Ada era abrumadora, y comprendió por qué su visión del futuro había sido tan desastrosa.
- Debes entender - continuó Amado - que Ada no siempre ha sido consciente del alcance total de su poder. Pero si alguien la manipula o si decide usar la Omnipotencia con un propósito específico, las consecuencias podrían ser catastróficas.
Boruto asintió lentamente, su mente girando con las posibilidades y los peligros que había descubierto. Sabía que debía regresar a la aldea y compartir esta información con su padre, el Hokage, para preparar a Konoha para el desafío que se avecinaba.
Con un agradecimiento sincero, Boruto se despidió de Amado y salió del laboratorio, el sol de la tarde iluminando su camino de regreso a Konoha. El aire fresco llenaba sus pulmones, y aunque su corazón estaba cargado de preocupación, sentía una determinación renovada para proteger a su aldea y a sus seres queridos.
Al llegar a la oficina de Naruto, Boruto encontró a su padre revisando documentos, su rostro mostrando la seriedad de su responsabilidad como Hokage.
- Padre, tengo información importante - dijo Boruto, su voz firme y llena de urgencia.
Naruto levantó la vista, sus ojos celestes llenos de preocupación. - ¿Qué has descubierto, Boruto?
Boruto relató todo lo que había aprendido de Amado, desde los detalles del Seringan hasta la técnica Omnipotencia. Naruto escuchó con atención, su expresión volviéndose cada vez más grave a medida que Boruto describía el poder y los peligros de Ada.
- Debemos estar preparados - dijo Naruto finalmente, su voz llena de determinación - No podemos permitir que esa técnica sea usada contra nosotros no contra nadie. Gracias por traerme esta información, hijo.
Con la misión de proteger a su aldea clara en su mente, Boruto regresó a su casa, donde Sarada lo esperaba. La habitación estaba bañada por la luz suave de la tarde, y el aire estaba lleno de una calma tranquila que contrastaba con la tormenta en el corazón de Boruto.
Sarada, con su amor y comprensión, lo abrazó con fuerza.
- ¿Qué has descubierto? - preguntó, su voz llena de preocupación y apoyo sabiendo que había estado en una misión que el Hokage le hubo encargado solo a él.
Boruto, con una mezcla de alivio y tristeza, le contó todo. Desde la visión del futuro que había tenido hasta la información que había descubierto con Amado. Sarada escuchó en silencio, sus ojos reflejando el dolor y la preocupación que sentía.
- Sabía que algo estaba mal - murmuró Sarada, sus brazos rodeándolo con más fuerza -Pero no permitiré que ese futuro se haga realidad. No te atacaré, Boruto. No dejaré que eso suceda ya que yo...yo te amo Boruto. Te amo.
Boruto, con el corazón lleno de gratitud y amor, la besó suavemente.
- Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa - susurró, su voz llena de convicción - No permitiré que nada ni nadie nos separe mi amor.
La preocupación era palpable, pero también lo era la determinación de ambos para cambiar el futuro que Boruto había visto. Con Sarada a su lado, Boruto se sentía más fuerte y más capaz de enfrentar los desafíos que se avecinaban.
Mientras la noche caía sobre Konoha, Boruto y Sarada se abrazaron, prometiéndose mutuamente que lucharían juntos para proteger a su aldea y a sus seres queridos. La luz de la luna iluminaba su habitación, llenando el espacio con una calidez tranquila que les daba esperanza para el futuro.
La visión de Boruto aún pesaba en su mente, pero con el apoyo de Sarada y su familia, sabía que podían superar cualquier oscuridad. Juntos, enfrentarían el destino y lucharían por un futuro lleno de paz y felicidad para todos en Konoha.
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