Susurros En Konoha (BoruSara)

Una Vida Traicionada

La noche se cernía sobre Konoha, envolviendo a la aldea en un manto de sombras y susurros. Boruto y Mitsuki se encontraban en una azotea, observando la ciudad desde lo alto. El viento susurraba historias antiguas y dolorosas, trayendo consigo recuerdos de un pasado que aún dolía.

Mitsuki miró a Boruto con una tristeza en sus ojos dorados, y comenzó a relatar la tormentosa vida del Boruto de esta realidad. Sus palabras eran como cuchillos afilados, cortando el aire con cada revelación.

- Boruto - comenzó Mitsuki, su voz suave y llena de pesar -la vida del Boruto de esta realidad fue una serie de traiciones y sufrimientos. Sus propios padres, Naruto y Hinata, lo entregaron a Sasuke y al consejo para que lo torturaran, esperando que así revelara los nombres de los integrantes de la resistencia.

Boruto sintió que su corazón se comprimía con cada palabra. Las imágenes de su propia familia, siempre amorosa y protectora, se entremezclaban con la crueldad de esta realidad. El dolor era una sombra fría que se deslizaba por su piel, dejando un rastro de angustia y desesperación.

- Fue una decisión desesperada - continuó Mitsuki, su voz temblando ligeramente -Naruto pensaba que solo le darían un escarmiento, algo para asustarlo y hacerlo desistir. Pero las cosas se salieron de control.

Boruto cerró los ojos, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con brotar. La traición de sus padres en esta realidad era un golpe devastador, una herida profunda que resonaba en su alma.

"Jamás creí que llegasen tan lejos," había dicho Naruto al enterarse de la noticia de la muerte de su hijo. "Solo pensé que le darían un escarmiento, nada más."

Las palabras de Mitsuki eran un eco doloroso en la mente de Boruto. La relación entre Naruto y Sasuke había cambiado para siempre después de ese evento.

Naruto había dejado de considerar a Sasuke su amigo, y solo lo respetaba como Hokage. La sombra de la traición se cernía sobre su relación, una grieta insalvable que nunca sanaría.

El viento soplaba más fuerte, como si la propia naturaleza llorara junto a Boruto. El dolor de sus padres, la pérdida y la desesperación, eran palpables en el aire. Mitsuki continuó, su voz llena de una tristeza que solo un amigo cercano podía comprender.

- Después de que Boruto fue entregado al consejo, lo torturaron sin piedad. Querían extraerle información, querían destruir la resistencia desde adentro. Pero Boruto no dijo una palabra, nunca traicionó a sus amigos.

Las palabras resonaban en el aire, llenas de un coraje trágico y un sacrificio inmenso. Boruto sintió una mezcla de admiración y dolor por su contraparte en esta realidad. Era un reflejo de lo que él mismo podría ser, un héroe trágico que luchaba por la justicia hasta el último aliento.

Mitsuki, con los ojos llenos de lágrimas no derramadas, reveló algo más que sacudió a Boruto hasta el alma.

- Él era mi pareja, Boruto. Me amaba con todo su ser. Y fue precisamente eso lo que me hizo darme cuenta de que tú no eras él. Tu mirada, tus gestos, todo era diferente.

La revelación cayó sobre Boruto como un martillo, dejándolo sin aliento. El amor profundo que Mitsuki sentía por el Boruto de esta realidad era una llama que aún ardía, una luz en medio de la oscuridad. La comprensión de la pérdida y el dolor de Mitsuki se sumaron al propio sufrimiento de Boruto, creando una sinfonía de tristeza y esperanza.

Mitsuki lo ama tanto como yo amo a Sarada. Pensaba Boruto comprendiendo lo.

- Sus padres nunca pudieron perdonarse - continuó Mitsuki, su voz apenas un susurro - El dolor de saber que su hijo había muerto los consumió. Naruto especialmente, nunca volvió a ser el mismo. La relación con Sasuke se rompió para siempre.

Las palabras de Mitsuki pintaban un cuadro de desolación y arrepentimiento. Boruto podía sentir el peso de esa culpa, la sombra de las decisiones mal tomadas y el precio que todos habían pagado.

El cielo nocturno era un manto oscuro salpicado de estrellas, un espejo de las emociones que invadían el corazón de Boruto. El dolor, la desesperación, la traición, y la esperanza se entrelazaban en una danza trágica. Mientras escuchaba la historia de su contraparte, Boruto sentía que su determinación se fortalecía.

Finalmente, Mitsuki se detuvo, su mirada fija en Boruto.

- Debemos encontrar la verdad, Boruto. No podemos dejar que su sacrificio sea en vano.

Boruto asintió, su voz firme a pesar del dolor.

- Sospecho que el otro Boruto sigue vivo. Jamás se encontró su cuerpo ¿Cierto? Y solo tenemos la palabra de los miembros del consejo. Debemos investigar más a fondo.

Las palabras de Boruto eran un faro de esperanza en la oscuridad. Sabía que debía seguir adelante, descubrir la verdad y, si era posible, salvar a su contraparte en esta realidad. La noche avanzaba, y con ella, la promesa de nuevas revelaciones y desafíos.

Con Mitsuki a su lado, Boruto se adentró en las calles frías y desoladas de Konoha, su mente fija en su misión. Sabía que el camino sería difícil, pero con el apoyo de Mitsuki, tenía la esperanza de que podría encontrar la verdad y, quizás, redimir las almas de aquellos que habían sufrido tanto.

Mientras caminaban, Boruto no pudo evitar pensar en Sarada, en el amor que los unía y en la promesa de regresar a su mundo. La determinación ardía en su corazón, una llama que no podía ser extinguida. Sabía que debía encontrar la verdad, no solo para regresar a su propio mundo, sino también para honrar el sacrificio de aquellos que habían luchado por la libertad en este.

La noche se cerraba sobre Konoha, y las estrellas brillaban débilmente en el cielo oscuro. Boruto, con su corazón lleno de emociones encontradas, se preparó para enfrentar el próximo desafío. Sabía que debía descubrir los secretos que Konoha ocultaba y encontrar el camino de regreso a su hogar y a Sarada.

Y así, con Mitsuki a su lado y la sombra de la resistencia en su corazón, Boruto se adentró en la oscuridad, listo para desentrañar los misterios que esta realidad ocultaba y traer justicia a aquellos que habían sido traicionados y perdidos.