En la aldea oculta de Konoha, dos jóvenes ninjas, Boruto Uzumaki y Sarada Uchiha, se embarcan en un viaje emocional y lleno de desafíos mientras descubren un amor que desafía las tradiciones y las expectativas de sus familias.
En medio de sus deber...
El amanecer teñía el horizonte con tonos dorados y rosados mientras Boruto y Sarada, tras vencer la oscuridad en la realidad alterna, regresaban a su propia dimensión. La transición entre mundos fue como un suspiro de alivio, una liberación de la tensión acumulada y una bienvenida a la calidez de su hogar.
Al cruzar el umbral entre dimensiones, Boruto y Sarada se encontraron en el corazón de Konoha, su Konoha. La aldea, iluminada por el sol naciente, estaba llena de vida y energía.
Los edificios, las calles y los rostros familiares les daban la bienvenida con una sensación de pertenencia que llenaba sus corazones de alegría.
Boruto y Sarada fueron recibidos con abrazos y lágrimas de felicidad por sus respectivas familias. Naruto y Hinata, con los ojos llenos de emoción, abrazaron a Boruto con una fuerza que transmitía todo el amor y la preocupación que habían sentido durante su ausencia.
- ¡Boruto! - exclamó Naruto, su voz temblando de alegría y alivio - Gracias a Dios que estás a salvo.
Hinata, con lágrimas rodando por sus mejillas, sostuvo a su hijo con ternura.
- Estábamos tan preocupados por ti, Boruto. Bienvenido a casa.
Kawaki, que vivía con los Uzumaki tras haber sido adoptado por Naruto y Hinata, se acercó con una sonrisa relajada y alegre.
- Hermano, me alegra verte de regreso. No sabes cuánto te hemos extrañado.
El equipo 7 gennin, formado por Boruto, Sarada y Kawaki, estaba completo una vez más. La unión entre ellos era palpable, una conexión forjada a través de desafíos y aventuras compartidas.
Sarada, a su vez, fue recibida con abrazos y palabras de perdón por el Séptimo Hokage y sus consejeros, Shikamaru y Sasuke. Naruto, con una sonrisa comprensiva, la miró con ojos llenos de orgullo.
- Sarada - dijo Naruto, su voz llena de calidez - Has demostrado una valentía increíble. Te perdonamos y te agradecemos por tu sacrificio. El haber ignorado todo solo para ir en busca de mi hijo fue muy valiente de tu parte.
Shikamaru asintió, su mirada serena. - Has hecho lo correcto, Sarada. Estamos orgullosos de ti.
Sasuke, con una mezcla de tristeza y orgullo en sus ojos, la abrazó brevemente. - Sarada, tu coraje es inspirador. Estoy orgulloso de ser tu padre.
La reunión familiar en la casa de los Uzumaki esa noche fue una celebración llena de alegría y un sentido profundo de pertenencia.
La casa estaba llena de risas, conversaciones animadas y el aroma de la comida deliciosa preparada por Hinata. La mesa estaba cubierta de platos que reflejaban el amor y la dedicación de una madre que finalmente tenía a su familia reunida.
Boruto se sentía abrumado por la felicidad de estar en casa, en su mundo, en su realidad. Cada risa, cada palabra de sus seres queridos era un recordatorio de lo precioso que era este momento. Sentía una calidez en su pecho que no había experimentado en la otra realidad, una sensación de que todo estaba bien.
Después de la cena, Boruto se retiró a su habitación, sintiendo la necesidad de reflexionar sobre todo lo que había sucedido. Al cerrar la puerta detrás de él, activó su Jogan y su Karma, esperando respuestas en la quietud de la noche.
De repente, una visión del futuro se desplegó ante sus ojos. Vio a Ada, una joven hermosa de largos cabellos azules y ojos verdes, abrazando a Kawaki en la aldea rodeados de ninjas.
El ojo izquierdo de Ada se volvió azul al activar el Seringan, y Kawaki, utilizando el.poder de ella, invocó una técnica llamada Omnipotencia. La noche se iluminó con una luz cegadora que envolvió el planeta entero.
La luz se desvaneció, y todo cambió en las mentes de los humanos. Boruto y Kawaki intercambiaron lugares en la memoria de todos. Ahora, todos creían que Kawaki era el hijo biológico de Naruto y Hinata, mientras que Boruto era el adoptado.
La visión cambió de nuevo, y Boruto se vio a sí mismo siendo atacado por todos los ninjas de la aldea, incluso por sus amigos. La traición y el odio se reflejaban en los ojos de aquellos que alguna vez lo habían amado. Incluso Sarada, su amada, lo atacaba con furia.
El dolor y la desesperación llenaron el corazón de Boruto mientras la visión llegaba a su fin. Desactivó su Jogan y su Karma, respirando entrecortado debido a la intensa preocupación que albergaba su alma y su mente por el desastroso futuro que había visto.
- ¿Qué significa esto? - murmuró, su voz apenas un susurro en la oscuridad de su habitación - ¿Cómo puedo evitar que esto suceda?
La carga de la visión pesaba sobre él, pero Boruto sabía que no podía enfrentarlo solo. Con la determinación renovada de proteger a sus seres queridos y a su aldea, se preparó para enfrentar los desafíos futuros, sabiendo que con amor, esperanza y coraje, podía cambiar el destino que había visto.
La noche avanzaba, y la luna brillaba en el cielo, ofreciendo una luz serena que iluminaba el camino de Boruto hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades.
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