En la aldea oculta de Konoha, dos jóvenes ninjas, Boruto Uzumaki y Sarada Uchiha, se embarcan en un viaje emocional y lleno de desafíos mientras descubren un amor que desafía las tradiciones y las expectativas de sus familias.
En medio de sus deber...
La noche se deslizaba lentamente hacia el amanecer, y Boruto se encontraba en la casa de Naruto y Hinata, una casa que debería haber sido un hogar, pero que había sido consumida por la sombra del dolor y la traición.
Con el corazón latiendo con fuerza, decidió revelar la verdad a las personas que, en esta realidad, eran los padres de su contraparte.
Naruto y Hinata lo miraban con una mezcla de confusión y preocupación. Sus ojos, que alguna vez habían brillado con calidez y amor, ahora estaban nublados por el arrepentimiento y la culpa. Boruto respiró hondo, preparándose para las palabras que cambiarían todo.
- Naruto, Hinata - comenzó, su voz firme pero suave - hay algo que deben saber. Yo... no soy el Boruto de esta realidad. Vengo de otra dimensión, un mundo diferente al suyo.
Las palabras cayeron sobre ellos como una tormenta inesperada. Naruto y Hinata se quedaron en silencio, procesando lo que acababan de escuchar. Sus rostros mostraban una mezcla de sorpresa, incredulidad y una chispa de esperanza.
- Mi hijo jamás me perdonará el haberlo traicionado - dijo Naruto finalmente, su voz llena de dolor - Menos me hablaría con tanta familiaridad como lo haces tú.
Hinata asintió, sus ojos llenos de lágrimas.
- Siempre supe que había algo diferente en ti. Tu actitud, tu manera de ser... no era la misma.
Boruto asintió, sintiendo el peso de sus palabras.
- Sé que lo que hicieron fue un error terrible, pero su hijo sigue vivo. Lo sé en mi corazón. Estoy decidido a encontrarlo y traerlo de regreso a casa. Pero necesitan comprometerse a cuidarlo esta vez, a protegerlo de todo mal.
Naruto y Hinata se miraron, sus corazones latiendo al unísono con una mezcla de esperanza y arrepentimiento. Las lágrimas corrían por sus rostros mientras la verdad se asentaba en sus corazones.
- Por favor, Boruto - dijo Naruto, su voz quebrada por la emoción - trae a nuestro hijo de regreso. Esta vez, lo protegeremos con nuestras vidas.
Hinata asintió, su voz apenas un susurro.
- Te lo suplicamos, Boruto. Hazlo por nosotros, por él.
Boruto sintió una oleada de compasión y determinación. Sabía que debía hacer todo lo posible para salvar a su contraparte y traerlo de vuelta a la familia que tanto lo necesitaba.
- Confíen en mí y en Mitsuki. No digan nada, disimulen y esperen. Encontraré a su hijo y lo traeré de vuelta.
Naruto y Hinata asintieron, sus rostros llenos de una nueva esperanza. Boruto sabía que debía actuar con rapidez y cautela, pero la promesa de reunificación le daba la fuerza para seguir adelante.
El día previo a su partida, la casa de los Uzumaki se llenó de una inesperada alegría. Por primera vez en mucho tiempo, la risa y las sonrisas iluminaron el hogar. Naruto, Hinata, Himawari y Boruto compartieron momentos de felicidad y esperanza, liberándose de la oscuridad que había consumido sus vidas.
Naruto, normalmente reservado, abrazó a su familia con una calidez que no se veía desde hace años. Hinata, con lágrimas de felicidad en sus ojos, preparó una comida que recordó a todos los días felices de antaño. Himawari, con su inocencia y alegría, corrió por la casa, llenándola de vida y luz.
La oscuridad que había envuelto a la familia comenzó a desvanecerse, como niebla disipándose con la luz del sol. La alegría y las sonrisas eran una melodía de esperanza, una promesa de un nuevo comienzo.
Boruto, observando a su familia temporal, sintió una oleada de determinación. Estaba dispuesto a salvarlos a todos los habitantes de esa realidad, antes de buscar la forma de regresar a su hogar y a los brazos de Sarada.
Esa noche, mientras el cielo se teñía de estrellas, Naruto se acercó a Boruto, sus ojos llenos de gratitud y esperanza.
- Gracias, Boruto. Has traído luz a nuestras vidas de nuevo. Confío en ti.
Boruto asintió, su corazón lleno de emoción.
- No les fallaré. Traeré a su hijo de regreso, y esta vez, tendrán la oportunidad de ser la familia que siempre debieron ser.
El amanecer llegó con una promesa de nuevos comienzos. Boruto, con Mitsuki a su lado, se preparó para partir en busca del otro Boruto. La aldea, aunque aún envuelta en sombras, parecía un poco más brillante con la esperanza renovada en los corazones de aquellos que había tocado.
Naruto, Hinata y Himawari los despidieron con sonrisas y abrazos, sus corazones llenos de esperanza y amor. Boruto, con una determinación renovada, sabía que debía encontrar la verdad y salvar a aquellos que habían sido traicionados.
Mientras caminaba por las calles de Konoha, Boruto sentía una mezcla de emociones. La esperanza y la determinación se entrelazaban con el dolor y la desesperación. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba dispuesto a enfrentarlo con todo su ser.
El viento susurraba promesas de cambio, y Boruto se aferraba a la esperanza de un futuro mejor. Sabía que debía encontrar al otro Boruto, salvarlo y, con suerte, encontrar la manera de regresar a su mundo y a Sarada.
Con Mitsuki a su lado, Boruto se adentró en la oscuridad, listo para desentrañar los secretos que Konoha ocultaba y traer justicia a aquellos que habían sido traicionados y perdidos. La luz de la esperanza brillaba en sus corazones, guiándolos a través de la noche hacia un nuevo amanecer.
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