Nunca Olvidarte✓[+18]

Chapter 2

Gris azulado.

Elizabeth Smith

¡Mi cabeza va a explotar!

Cubro mi cabeza con la almohada para cubrir la luz que quema mis ojos ¿Dónde está mi reloj?, lo busco en la mesita de noche y de pronto nada me parece conocido. Me siento en el borde de la cama y el dolor de cabeza aumenta cuando las sábanas que cubrían mi cuerpo caen mostrando mis senos desnudos.

¿Qué he hecho?

Son las seis y media, ¡Mi jefe va a matarme!. Me levanto de la cama y busco mi ropa por todos lados, cada prenda en un lugar diferente, no me detengo a lamentarme, no puedo llegar tarde a esa maldita entrevista. Salgo del edificio, subo al taxi que llamé y mi celular comienza a sonar.

—juro que voy a matarte.

—hey hey ¿Qué tal esa resaca?

—genial, mi cabeza quiere estallar, desperté en un hotel, en un lugar que ni siquiera conozco y desnuda ¿Puedes explicarme cómo carajos me dejaste sola?

—ayer te veías muy feliz.

—Elodie no estoy bromeando.

—cariño tengo que cortar, el avión está por salir.

—ni se te ocurra ...

Me deja hablando sola y no es capaz de imaginar cuánto las odio en este momento. ¿Quién deja a una amiga ebria largarse con un desconocido mientras intenta olvidar al amor de su vida? Sí, aún lo veo así.

Nunca he tenido sexo fuera de una relación y ahora ni siquiera sé como se veía o como fue.

¿Usamos protección?

¡Genial! ¡Esto es un desastre!

Al llegar a mi edificio subo a la velocidad de un rayo y me doy un baño con agua helada. ¡No puedo ir con este aspecto repugnante!

Me envuelvo en una toalla y abro mi armario, me decido por un mono gris, con un cinturón marrón que se aferra a mi cintura, tacones no muy altos y recojo mi cabello en una coleta. Me maquillo un poco y tomo mis gafas de sol .

Bien, ¡Te ves radiante nena!

A pesar de la terrible resaca que me acompaña puedo dar una buena imagen .

¡Más mierda!

Vuelvo a mirar mi reflejo y veo las marcas en mi cuello, ¡No me jodas!. Pensaba que los había hecho en lugares no visibles como los que ví en mis senos pero no, también tenía que dejar marcas en mi cuello. Abro el armario con fastidio y tomo una bufanda del mismo color de mi ropa y la envuelvo en mi cuello, al menos así no podrán verlas .

Salgo del edificio y subo al Peugeot rojo 208, coloco las llaves y me adentro en el tráfico, paso un par de edificios y semáforos hasta llegar a la gran empresa.

Bajo del auto y me acerco a las puertas de cristal. El señor de traje rebusca en mi bolso por medidas de seguridad y me adelanto al ascensor. Muchos llevan trajes y corbatas, las mujeres vestidos elegantes y tacones altos, cada uno de sus perfumes fuertes y dulces se dispersan en el aire causándome nauseas. Entro al aparato metálico y presiono los botones para subir, espero no sea demasiado tarde.

Mi estómago no deja de cosquillear y mis manos de sudar y de repente las puertas se abren mostrando el lugar.

¡Cuánta limpieza!

Algunas oficinas con cristales que deja ver a las personas que están dentro, escritorios fuera, seguramente las secretarias, plantas que mejoran la vista y un enorme cristal que muestra la ciudad.