Nunca Olvidarte✓[+18]

Chapter 13

Tablero de ajedrez.

Elizabeth Smith.

Miro mi reflejo en el espejo; he tenido que usar cubre ojeras para ocultar las bolsas negras bajo mis ojos; no he dormido nada, toda la noche pensando, torturándome y castigándome. No quería entrar en el juego de Elodie y Nadia, y mucho menos sabiendo que no tengo el control. Me siento sucia al dejar que juegue conmigo cada vez que le apetezca y me siento impotente por no poder resistirme al semental que debo llevar a prisión. Por mi bien debería mantener distancia, buscar una distracción o simplemente hacer algo para mantenerlo lejos, cuantas veces se repita será peor.

He tenido sueños impuros con Ian, de esos que me hacen querer ir corriendo a su habitación y quitarle la ropa, mi mente es todo un caos. Talvez es por el ambiente o el hotel, seguramente es lo que ha provocado todo esto.

Cierro la puerta de la habitación y alguien me estampa contra ella, me doy la vuelta y veo a Larry corriendo de una habitación a otra, tocando las puertas y todos salen medio dormidos. Roha también corre como un desquiciado tropezando con todos.

¿Qué ha pasado aquí?

Larry corre en mi dirección y atrapo su brazo, su respiración es un lío y su rostro no me agrada.

—¿Porqué corren?

—Elizabeth no hay tiempo, estamos acabados — cubre su frente.

—¿Qué pasa?

—La exhibición — toma aire — se ha cancelado.

—¿Cancelado?, Ian no tenía intención de hacerlo, ¿Porqué querría? — niega.

—no fue Ian. Fueron los extranjeros, de repente dice que no le han gustado nuestros autos, que no perderán tiempo en venir aquí y que ya está, que se cancela la exhibición.

—¿Se volvieron locos o qué?. Ayer mismo hablamos con ellos y todo estaba como debía.

—Pero ya no, ¡Joder! — golpea la pared — eso no es lo peor.

—¿Qué es lo peor?

—nadie quiere decirle a Ian, y la verdad yo no me atrevo.

—¿A qué se debe tanto miedo?, es solo una mala noticia, además nos ha ido muy bien no creo que lo tome tan mal.

—no lo conoces.

—le diré yo.

—No te gustará su reacción.

—no es necesario exagerar. Ya encontraremos una salida — me encojo de hombros — siempre lo hacemos.

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Todos están tensos, hemos bajado a desayunar y solo miran disimuladamente esperando al jefe. Estamos en mesas separadas como de costumbre, parecemos una película policíaca donde todos observan al criminal.

Le he dicho a Ian que necesitaba hablar con él y avisó que vendría en un par de minutos. Larry no ha dejado de temblar y Roha ha tratado de convencer a los extranjeros, pero no obtuvimos resultados.

El momento se vuelve más incómodo cuando aparece Ian, muchos cambian la vista o simplemente miran el suelo. El hombre camina despreocupado, mira el Rolex de su muñeca y peina su cabello.

Usa un traje formal, corbata, chaleco y sus zapatos están impecables. Ya puedo sentir su perfume, cada vez que se aproxima se hace más fuerte. Paso saliva cuando alza la mirada, y ya estoy ahogándome en ese gris azulado.

Este hombre parece sacado de una revista, debió ser modelo y no un criminal, apuesto a que ganaría mucho más mostrando esos tatuajes y hermosa sonrisa con hoyuelos.