Chapter 17

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Mundo cruel.

Elizabeth Smith.

La puerta cae al suelo y mi corazón se acelera.

¡Sabía que me encontraría!

Tarde o temprano sabía que llegaría a nosotros. Mario se pone de pie y le hago señales para que no hable, deben estar armados y lo mejor es esconderse.

—¿Quién está ahí?

—Señor agáchate — le pido pero no presta atención.

—Sal de ahí cobarde — le grita a la nada y me congelo cuando una bala atraviesa su sien.

Me pongo de pie y pongo su cuerpo en el suelo, las lágrimas brotan de mis ojos cuando cierro sus ojos, y me despido se aquel hombre que me ayudó.

—lo siento mucho — hablo en un susurro.

—Aléjate de él.

La sangre abandona mi cuerpo, mi mirada se vuelve borrosa por la rabia y también por las lágrimas. Corro hacia él, golpeo su pecho una y otra vez con las pocas fuerzas que me quedan y mis piernas se debilitan.

—Solo quería ayudarme ¿Porqué lo mataste?

—No lo conoces — entra en la cabaña.

Lo veo desde el suelo, se acerca al cuerpo sin vida de aquel hombre y lo arrastra hacia fuera, manchando el suelo con su sangre.

—Era un asesino, seca esas lágrimas — me ayuda a ponerme de pie.

—me salvó la vida.

—Era un violador — mi corazón se estruja — he encontrado el cuerpo de dos mujeres, ambas con marcas de ataduras y golpes, estaban desnudas y su...

—Calla — lo abrazo.

Las lágrimas ruedan por mis mejillas llegando a mis labios. He visto horrores en la vida, asesinatos, secuestros, torturas y todo tipo de crimen que puede dejar traumas para toda la vida y aún sigo preguntándome como existen personas con tanta crueldad.

¿Porqué los inocentes están destinados a vivir en este maldito mundo cruel?

—Sácame de aquí.

—Me temo que no podremos irnos.

—Ian no estoy para juegos.

—No bromeo — se acerca a la chimenea — nos perderemos en menos de media hora, es mejor pasar la noche aquí.

—¿Dónde están los demás?

—Buscando.

—No pienso dejar que pasen toda la noche buscándome mientras yo descanso tranquilamente.

—Estás herida, todo está oscuro y no conocemos el bosque. Si salimos nos perderemos y tendrán que encontrarte una segunda vez. Pronto se cansarán de buscar, volverán al hotel y regresarán en la mañana.

—¿Porqué viniste solo?

—Sabía que si no vendría estarías muerta al amanecer, eres capaz de disparar pero la mano te tiembla cuando se trata de niños y ancianos, además te dejas engañar de cualquiera.

—Estoy exhausta — tomo asiento en el sofá.

Lo escucho cerrar la puerta, luego toma asiento a mi lado y mira el fuego. Sus ojos se ven aún más hermosos con esa mezcla de colores. Su ropa es negra, chaqueta, pantalones y camisa ligera.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—Es la única cabaña en el bosque, apenas la ví imaginé que estarías aquí — asiento — Duerme, mañana nos iremos en cuanto salga el sol.

Nunca Olvidarte✓[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora