31. Todo empieza a mejorar

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La hora de la cena llegó más rápido de lo que esperaba. Annie, Carol y yo habíamos estado bromeando durante el camino y poniéndonos al día de todo; lo que no era muy difícil teniendo en cuenta que sólo había pasado un día.

Gracias a ese rato habíamos descubierto que Carol es asexual; por lo que no siente atracción sexual ni por chicos ni por chicas, además de algunos gustos que teníamos en común; como nuestro amor por los libros.

- Mañana tenéis que venir un rato a mi habitación, tengo la estantería con todos los libros que me traje de casa.

Yo, por mi parte, solo había traído algunos, ya que las maletas estaban bastante llenas por culpa de la ropa y accesorios.

- ¡Sí, sí, sí! ¡Podemos hacer un intercambio de libros! -Exclamó emocionada Annie-. Yo os presto alguno de mis favoritos y vosotras uno de los vuestros.

Me encantaba que volvieramos a estar unidas, y estaba seguirá de que poco a poco todas volveríamos a ser amigas. Incluso en una escuela como aquella, momentos como ese en el que se hablaba de cosas cotidianas era agradable.

Al entrar al comedor, me llamó la atención que todo estaba bastante callado, a pesar de la cantidad de alumnos que ya estaban dentro.

- ¿Qué está...?

No hizo falta que terminara la pregunta, ya que en cuanto nos adentramos un poco en la sala pudimos verlo.

Hugo estaba en el centro, observando a todos con una mirada que podría atravesar objetos. Tragué saliva y me coloqué junto a la fila para coger los platos de comida, sin apartar la mirada ni un segundo del subdirector. Tenía un aspecto serio, como siempre, pero esta vez había algo más. Parecía enfadado por algo. Sus labios formaban una delgada línea recta, de un color pálido por la presión que estaba ejerciendo con ellos.

- Hoy no he venido a daros otro simple aviso -Uno de sus dedos se movió por el aire hasta posarse sobre la esquina de la mesa más cercana, produciendo un muy pequeño ruido que consiguió escucharse a través de las respiraciones de los alumnos; ya que todo lo demás permanecía en un prolongado silencio-. Han violado la seguridad del centro. Todavía no hemos llegado a descubrir quién se está burlando de nosotros, pero en cuanto lo hagamos, tomaremos las medidas que sean necesarias. Y con esto no pienso dejar margen.

Las pausas que dejaba entre algunas frases se convertían en momentos de tensión para todos los que estábamos presentes; nos tenía en sus manos.

- A partir de ahora vamos a aplicar unas mayores normas de seguridad, esto no puede volver a repetirse. Esto, distinguidos alumnos, es una escuela. Mucha gente mataría por entrar aquí.

Por el rabillo del ojo pude ver cómo las manos de Carol se cerraron sn puños, con rabia. Dirigí mi mirada hacia ella, con preocupación, y me la devolvió sin decir palabra.

- No tardareis en estar al día de las nuevas normas -Finalizó Hugo, haciendo que al fin pudiera soltar el aire que había estado reteniendo por el miedo-. Hasta entonces, descansen. Tienen un largo trabajo por adelante.

- ¿Qué creéis que ha podido pasar? ¿Qué quería decir con eso? -No pude resistir mi curiosidad en cuanto el subdirector hubo salido de la sala, al igual que la mayoría de los alumnos, que me acompañaron con un murmullo.

- No estoy segura, pero no suena nada bien -Annie se frotó el brazo con cierto nerviosismo-. Puedo preguntarle a mi padre más tarde, si queréis.

¡Lo había olvidado! Al ser la hija del director tenía más fácil saber cosas como aquella. Quizá también pudiera ayudarnos con la investigación de las notas. Juntas todo sería más fácil.

Durante la cena pusimos a Annie al corriente de nuestra investigación, y ella estuvo de acuerdo en colaborar. Todo estaba empezando a mejorar. Me despedí de ellas cuando continuaron su camino hacia la planta superior, donde estaban sus habitaciones, y yo me dirigí hacia la mía. La puerta de Samantha, justo al lado, estaba abierta; dejando ver su interior.

- ¿Sammy?

Cuando estaba solo a unos metros la vislumbré sobre su cama, hecha un ovillo y con la cabeza escondida entre sus piernas. Ella me miró, incorporándose un poco tras escuchar su nombre.

- ¿Estás bien?

- Sí, sí. No te preocupes -Se echó el pelo a un lado, dejando uno de sus hombros al aire, y me dirigió un intento de sonrisa-. Es solo que... lo que ha dicho Hugo no me suena nada bien. ¿No te preocupa lo que pueda pasar a partir de ahora?

Asentí con rápidez, no había dejado de darle vueltas a ello durante la cena.

- Me da un poco de miedo, la verdad.

- Yo estoy aterrada. ¿Has visto su rostro? Parecía realmente enfadado.

Por supuesto que me había dado cuenta. Si normalmente el subdirector ya daba mal rollo, aquella noche había conseguido llegar a todos y asustarles. Aunque teniendo en cuenta cómo eran con los castigos en aquella escuela, no era para menos.

- No creo que vaya a poder dormir esta noche -Suspiró, lanzando a un lado sus zapatillas.

- Ey -En ese momento se me ocurrió una idea, aunque no estaba segura de si estaría permitido-, ¿y si te quedas a dormir en mi cuarto? Al fin y al cabo está al lado, y no creo que nadie se de cuenta.

- ¿En serio? -Sus ojos se iluminaron ante la idea.

- ¡Claro! Así nos entretendremos juntas si no conseguimos dormir.

- ¡Gracias, Lena! -Exclamó, poniéndose en pie de un salto, con una gran sonrisa.

- No me lo agradezcas. Será divertido, y nos ayudará -Tenía la sensación de que si no tenía a nadie con quien hablar, todos los pensamientos y preocupaciones que trataba de apartar llenarían mi cabeza durante toda la noche. Y era preferible no dormir a tener pesadillas.

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