9. La nota

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  - Annie, tú conoces a muchas de las personas de esta escuela, ¿cierto?

  - Yo... supongo que sí.

  - Hay un chico en nuestra clase; me gustaría saber quién es.

  - Ah, ¿lo decías por eso? - cogió su bandeja - Claro, indicame dónde está y te diré si le conozco.

Caminamos hasta la mesa, donde estaban Carol, Ari y Samantha, y cambiamos el turno. Ellas se levantaron a por la comida y nosotras les guardamos el asiento.

Traté de localizar al chico que había conseguido que Natalie se sentara en la clase anterior, pero no le vi.

Me senté en una silla y decidí darme por vencida; era difícil encontrar a alguien entre tanta gente. Al día siguiente le vería; al fin y al cabo estábamos en la misma clase.

Carol y Ari volvieron enseguida con su comida. Samantha se quedó hablando con alguien, aunque no conseguía distinguir quién era. Al poco rato, vino con nosotras a grandes pasos; como si hubiera prisa. Dejó la bandeja de un golpe sobre la mesa, haciendo que parte de la sopa se saliera del plato.

  - ¿Pasa algo Pingüina?

  - No, es igual.

Estaba claro que no era así, pero si ella no quería contarnoslo yo no iba a obligarla. La persona con la que había estado hablando también parecía enfadada. Caminó hasta una mesa vacía y se sentó en ella. Fue entonces cuando vi su cara y le reconocí.

  - León. - me giré hacia Samantha - No lo entiendo.

  - ¿El qué?

  - Me dijiste que no hablara con él, que no era una buena persona. ¿Pero tú si que puedes hablar con él?

  - No estábamos hablando en plan amiguitos.

  - Aún así...

  - Es igual Lena, si no quieres que hable con él no lo haré. Y luego soy yo la que tiene celos - añadió bajando la voz.

  - ¡No tengo celos!

  - Chicas, - nos llamó Ari - no discutais por favor.

Suspiré. Tenía razón; no debíamos enfadarnos por una tontería como esa. Al acabar la hora de la cena nos fuimos cada una a nuestra habitación. Pingüina y yo permanecimos en un silencio un tanto incómodo por el camino. Al abrir la puerta encontré una pequeña nota en el suelo. La cogí y leí lo que decía:

    << He visto lo que ha pasado con Delfín, no quiero tener que decírtelo otra vez; cuidado con lo que hacéis o tendréis graves problemas. >>

Rápidamente fui a buscar a Samantha, que me miró sorprendida. Le enseñé la nota y estuvo de acuerdo en ir a hablar con las demás. Supongo que eso sería saltarse una o dos normas; porque no se podía salir de la habitación pasada la hora de cenar y tampoco estaba permitido ambular por la escuela salvo para ir a una clase o al comedor, pero en aquel momento no me importó.

Por suerte, recordaba dónde se encontraba la habitación de Annie, y ella nos guió a las de Carol y y Ari.

Una vez todas juntas en la habitación de Panda, leí la nota en voz alta, y no tuve que esperar a que dijeran sus ideas.

  - Ya sé quién lo ha escrito; - dijo muy segura Samantha - ha sido León. Sólo él está dando vueltas todo el día por el edificio.

  - Yo creo que habrá sido Natalie; está claro que le caemos mal.

  - Es una buena teoría Panda, pero no creo que ella hablara en tercera persona de sí misma. - contrarrestó Ari - Una cosa es segura; la nota se dirige a un plural, por lo que va por todas nosotras.

  - Creo que podría ser León, - intervine - no sería la primera vez que le oiría decir que hay que tener cuidado.

  - Y él estaba delante todas las veces qué hemos hablado con Natalie - añadió Sammy.

  - Pero ¿qué tiene que ver ella con León? - Annie no estaba muy convencida.

  - Pregúntaselo; en la comida estaban juntos.

Un rato después decidimos que sería mejor seguir hablándolo por la mañana. Pingüina y yo regresamos juntas a nuestras habitaciones intentando no hacer mucho ruido. Me alegraba que ya no discutieramos, no quería perderla como amiga.

Me costó dormirme aquella noche. Si realmente León había escrito esa nota debería saber que era él quien iba a tener problemas si seguía defendiendo a Natalie.

A la mañana siguiente bajé temprano a desayunar, como había quedado con Annie para encontrar al chico del día anterior. Apenas había gente en el comedor, así que comenzamos a coger el desayuno mientras llegaban. Cuando le vi pasar a escasos centímetros de nosotras casi vuelco el vaso de leche.

  - ¡Annie! ¡Es ese! - traté de señalarle disimuladamente.

  - ¿Sapo?

  - ¿Así se llama? - no recordaba cuándo, pero había escuchado su apodo alguna vez.

  - Es un chico bastante popular - dijo mientras tomaba una cucharada de cereales.

  - ¿Y qué tiene que ver con Natalie? ¿Por qué le obedeció a él y no al profesor?

  - Ella odia que le den órdenes, - echó un rápido vistazo alrededor - pero además Sapo... es el chico que le gusta.

Reprimi un sonido de exclamación. Aquello tenía sentido; Natalie sólo obedecería a un chico si tratara de quedar bien con él.

  - ¿Y él lo sabe?

  - Claro, pero a pesar de que está claro que él no siente lo mismo, Natalie no deja de intentarlo.

  - Bueno, supongo que si realmente quieres a alguien no debes perder la esperanza.

En ese momento León pasó por delante y yo le fulminé con la mirada, pero él apenas se dio cuenta. Carol y Ari llegaron enseguida y desayunaron con nosotras. Cuando subía de nuevo a mi cuarto para terminar de arreglarme me crucé con Samantha, que se había quedado dormida y ahora corría escaleras abajo. Mientras me cepillaba el pelo oí unos pasos detrás de mí. Al girarme encontré a León de brazos cruzados apoyado sobre la pared de mi habitación.

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