14. ¿Malo?

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Ahora estaba más confusa que antes. Mis piernas todavía me temblaban ante lo que acaba de ver. Si León trataba de protegerme tal vez no fuera malo. Pero eso no tenía que significar que Pingüina lo fuera. ¿O sí? Él parecía tan seguro...

Aquello hizo que una nube de preguntas viniera a mi cabeza: ¿Realmente conocía a Pingüina? ¿Sería capaz de ponerme encontra de León para que no descubriera la verdad?

Una cosa tenía segura; uno de los dos mentía y yo estaba decidida a averiguarlo.

La imagen de León entre esos hombres pasó de nuevo por mi cabeza. No podía dejar que le hicieran daño por mí. Él me había pedido que bajara la voz, y yo le había ignorado. Me puse en pie pero ya estaba demasiado lejos y no conocía ninguno de los pasillos que tenía delante.

De pronto se me ocurrió una idea; si León había venido aquí, seguramente estaba buscando algo importante, así que yo le ayudaría. Como no sabía que buscar, decidí sacar mi móvil y grabar en video todo lo que había en la sala más cercana; de donde salieron los hombres. Más tarde se lo enseñaria y podría encontrar lo que buscaba. Encendí la cámara y me acerqué despacio a la puerta entreabierta. Tomé aire y aparté la voz interior que me pedía no entrar ahí. La habitación no era muy grande; tenía una mesa de madera alargada, un par de ventanas, sillas y papeles por todos lados. Una pequeña bombilla iluminaba lo suficiente para no tropezarme con alguna de las cajas del suelo.

Algo llamó mi atención sobre la mesa; el ordenador estaba encendido y había un e-mail a medio escribir. Enfoqué a la pantalla con la pequeña cámara de mi móvil y continué caminando. Abrí el primer cajón haciendo más ruido del que habría querido, pero no encontre nada interesante. Hice lo mismo con el segundo y el tercero y grabé su contenido.

Decidí salir justo cuando oí unas voces acercándose.

  - ¡Fíjate Connor! Parece que alguien ha estado aquí, - contube la respiración y me metí detrás de la puerta - hay una mancha junto a esta columna de lo que parece ser sangre.

¡Mierda mi brazo! Me había olvidado completamente de él. Apreté con fuerza la venda improvisada y rogé por que aguantara hasta mi habitación.

  - Seguramente habrá sido el chico rebelde; no me extrañaría que Hugo le hubiera castigado antes. Si no fuera porque le necesitan para el trato con el Gobierno, seguro que ya habría acabado con él.

Sus extrañas risas hacían que el miedo corriera por mi cuerpo. Oí sus pisadas acercándose.

  - ¡Mira! - exclamó uno de los hombres, que creo que se llamaba Connor - se están llevando a otra chica a la enfermería. Está claro que no estaban preparados para este simulacro.

  - Tienen suerte de que Hugo haya dado órdenes de que los soldados se contengan lo suficiente.

¿Suerte? Estaban usando espadas de verdad contra las nuestras de plástico y no tenían miedo de herirnos con ellas. ¿En que estaban pensando? ¡Sólo éramos alumnos! ¿Qué tipo de escuela era esta?

  - Nos llaman, Connor, debemos ir a fingir que nos importan esos niñatos y echarles una mano.

Se alejaron despacio y yo suspiré de alivio. Sus horribles risas se escuchaban desde el pasillo, e hice lo posible por seguir el sonido a una cierta distancia para no perderme por el edificio.

Cuando llegué a la segunda planta; donde estaban las habitaciones de Annie, Ari y Carol seguí propio camino. Una vibración de mi móvil me hizo darme cuenta de que todavía seguía grabando. Paré el video y escondí el teléfono en mi bota. Al pasar junto a una ventana me percaté de que todavía había gente fuera realizando el ejercicio que nos había preparado Hugo.

¿Y si alguna de mis amigas estaba herida? ¿O si aún estaban peleando? Sin pensármelo bajé las escaleras en dirección al patio; tenía que encontrarlas.

Duck | PAUSADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora