2. En el comedor

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En cuanto me aseguré de que ya habían pasado y estaban lo suficientemente lejos para no verme, salí corriendo de allí y volví a entrar al edificio.
Por suerte, sólo me costó unos veinte minutos de dar vueltas por diferentes pasillos hasta encontrar un mapa en una pared. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? El comedor no estaba muy lejos de allí; o al menos esa era la sensación que daba la pequeña distancia que había entre los dos puntos señalados en el mapa frente a mí.

Una vez que al fin estuve allí, me sorprendió que ya había mucha gente sentada en las alargadas mesas y cogiendo comida con una bandeja. Algunos de los alumnos formaban una fila junto a la barra en la que se encontraba la comida; por la que se la iban sirviendo ordenadamente. Sin embargo, a la hora de sentarse en las mesas, no parecía haber orden alguno. Me metí entre la gente tratando de buscar a Carol; ya que era la única persona que conocía, pero no logré encontrarla por ninguna parte. Al menos desde donde yo podía ver.

  - ¿Te ayudo? Pareces perdida —No esperaba que nadie me hablara, sobretodo teniendo en cuenta que yo era nueva y la mayoría de la gente ya estaba comiendo tranquilamente con sus amigos. La voz que me había preguntado era muy dulce, pero aún así me giré con la esperanza de que fuera Carol.

  - No, gracias. Busco a una persona —Respondí, haciendo una muy pequeña mueca de decepción al encontrarme frente a otra chica desconocida.

  - Acabas de llegar a la escuela, ¿cierto? Tal vez yo pueda ayudarte a encontrarla.

¿Por qué todos me ofrecían su ayuda? No es que quisiera ser una antisocial, pero me ponía nerviosa que mis nuevos compañeros pensaran que estaba tan perdida domo para tener que acercarse a ayudarme.
Dudé un momento en si decirle que no se preocupara y siguiera a lo suyo, pero finalmente decidí aceptar su ayuda.

  - Me llamo Ari —Se presentó, esbozando una gran sonrisa.

  - Yo Lena —Traté de devolverle la sonrisa, aunque no me salió tan animada como la suya. — Estaba buscando... a Panda, ¿la conoces?

  - ¡Oh claro! Se sienta en la misma mesa que yo.

La suerte acababa de ponerse de mi parte. Me animó escuchar esa respuesta, y dejé que rápidamente me guiara a través del comedor hasta el lugar que se suponía que comía ella todos los días. Allí estaba Carol, hablando con otra chica que supuse por su apariencia, era poco menor que yo. Nunca me había gustado interrumpir conversaciones, por lo que no me pareció correcto decirle en ese momento lo que había escuchado sobre ella poco antes.

  - ¡Lena! —Me saludó alegremente al verme.— Ven con nosotras. Ésta es Annie, y parece que ya conoces a Ari —La chica pelirroja que me había llevado hasta allí asintió con la cabeza.

  - Ehh... encantada Annie —Dije tímidamente.

No tenía pensado quedarme allí a comer, en realidad, pero Carol estaba siendo muy amable conmigo; y si me ayudaba a hacer amigas no iba a negarme.

  - ¿Cuál es tu animal?

  - ¿Qué? —Definitivamente me había perdido en la conversación.

  - Tu símbolo; todos los que estamos aquí tenemos uno —Aquello me desconcertó, y sobretodo el hecho de que de repente la mirada de las tres estuviera puesta en mí.

  - Yo... yo no tengo.

  - ¿Cómo no vas a tener?

  - Un momento Lena, antes te vi algo en la muñeca —Carol tomó mi mano sin ser brusca para retirar las pulseras que cubrían gran parte de mí antebrazo. — Aquí está; es un pato.

En cierto modo tenía razón; en mi muñeca izquierda estaba mi horrible marca de nacimiento con forma de pato, pero eso no significaba nada.

  - Sólo es una marca de nacimiento.

  - Eso es lo que te hace especial, Lena —Carol se colocó la camiseta; dejando al aire un hombro.— ¿Lo ves? Un panda —Me acerqué despacio y pude ver su marca de nacimiento, que no se parecía en nada a la mía.— Es como un sello, gracias a la marca pueden diferenciarte de la gente normal.

  - Mira Lena —Ari se retiró la manga de la camisa y señaló su codo.— La mía es una especie de... gato o tigre. No estoy muy segura.

  - Mm... creo que es un tigrato. Mitad tigre, mitad gato —Me atreví a bromear, mostrando más confianza de la que realmente tenía con ellas.

  - Muy bueno, Pato —Se me hizo raro que me llamara así, pero entonces lo entendí: a Carol le llamaban Panda por su marca, y a Ari... ¿cómo le llamarían?

  - Ari, si tu animal está indefinido, ¿cómo te llaman?

  - Normalmente gato o gata —Dejó escapar una dulce risita.—; no tengo un nombre fijo, pero puedes llamarme como quieras.

Iba a preguntar a Annie cuál era su animal, cuando un hombre alto y con gafas entró al comedor. Todos se callaron al instante y le seguían con la mirada; debía ser alguien importante.

  - Buenas noches, alumnos. Mañana a primera hora comenzarán vuestras clases de entrenamiento. Espero que estéis preparados o ya sabéis lo que ocurrirá.

¿Qué? Yo no lo sabía, de hecho todavía no tenía ni idea de qué estaba haciendo allí.

  - Por ahora seguir disfrutando de la cena, nos vemos mañana —Una pequeña sonrisa asomó por su rostro y al instante un escalofrío recorrió mi cuerpo.

  - ¿Quién es? —Pregunté una vez que se hubo marchado.

  - Es el subdirector Hugo; es muy estricto siempre con las normas, pero no creo que sea malo ni nada por el estilo Comentó Carol.

Traté de no pensar en él, ni en la mala espina que me daba, y me concentré en el plato de tortilla que fui a buscar después con Ari. Puede que aquel sitio sí tuviera algo bueno al fin y al cabo; Annie, Carol y Ari parecían muy agradables.

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