51. En forma.

41 4 3
                                    

No sé cómo, pero conseguí dormirme de nuevo después de eso. Sinceramente, no tenía ganas de seguir escuchando a Águila ni ver cómo me mentía.
Pero por desgracia, había algo en lo que no había mentido: yo estaba enferma. Al parecer varios músculos de mi cuerpo se negaban a moverse, y me había dado un fuerte golpe en la cabeza. La enfermera me aseguró que no era nada que no pudiera curarse, pero por lo visto iba a llevarme algunos días.

Esta vez no había ni rastro de Águila en la habitación. Pero tampoco de ninguno de mis amigos.

  - ¿Estás segura de que no necesitas nada más?

Negué un par de veces, agradeciendo la amabilidad de aquella enfermera que se había quedado a atenderme.

  - De acuerdo. Volveré esta tarde para hacerte otra revisión y asegurarme de que todo va correctamente.

En cuanto la mujer salió de la sala, fijé mi mirada en uno de los grandes relojes de pared que decoraban la estancia.

11:38

No sabía cuánto tiempo exactamente llevaba allí, pero mi cuerpo no estaba acostumbrado a dormir tantas horas seguidas. Ni siquiera estando en un estado como aquel. Pero, por mala suerte, no había nada más que pudiera hacer.
Solo esperar.
Esperar.
Cerrar los ojos y dejar que pasara el tiempo.

No estaba funcionando. Cada vez que lo intentaba, mi mente hacía un repaso de todo lo que había ocurrido el día anterior; tratando de recordar de una vez por todas que había pasado para que yo estuviera allí. Por suerte el dolor de mi cabeza había disminuido notablemente.

11:46

Aunque intentara evitarlo, mi mirada se desviaba una y otra vez hacia el mismo reloj de plata implantado en la pared. A esa hora todos debían estar en alguna clase, y hasta la hora de comer no saldrían. Vaya mierda.
Yo no había podido llenar mi estómago con nada en las últimas horas, y aunque no estaba segura de si era buena idea o no, decidí que no pasaría nada porque fuera a buscar algo de comida. Al menos así podría entretenerme haciendo algo que no fuera mirar al techo durante horas.

11:50

Tras echar un último vistazo al reloj, me incorporé sin prisa alguna sobre la camilla. Y, después, me puse en pie.
El suelo estaba bastante más frío de lo que había pensado cuando mis pies al fin llegaron a él; pero preferí no darle demasiada importancia. Podría aprovechar el paseo para coger unas zapatillas en mi habitación.

El pasillo, como era de suponer, estaba totalmente desierto. No recordaba haberlo visto de aquella forma desde que entré a Unearthly por primera vez. Lo que era acogedor y espeluznante a partes iguales. Emprendí sin detenerme el camino en dirección al comedor, esperando que estuviera abierto para al menos poder coger una pieza de fruta.
Pero alguien tenía otros planes para mí.

  - Jumprose, buenos días —Había escuchado aquella voz en numerosas ocasiones, pero hasta ahora nunca había tenido que cruzarme con él a solas.— ¿Te dirigías a algún lugar en especial?

  - Yo... eh... iba a... —En cuanto mi mirada se cruzó con la suya se me trabó la lengua, y lo único que pude hacer fue mover torpemente mis manos en todas direcciones.

  - Escuché que estabas en la enfermería, aunque ya pareces tener mucho mejor aspecto.

Hugo comenzó a caminar a mi alrededor con un paso muy lento, como cuando un animal está acechando a su presa. Y he de admitir que lo de asustarme lo estaba consiguiendo.

  - Así es... señor —Conseguí agregar rápidamente tras unos segundos.— Sólo... iba a por algo de comer.

  - ¿Algo de comer?

Duck | PAUSADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora