15. ¿Dónde están?

220 19 1
                                    

Corrí por diferentes pasillos intentando no llamar la atención; la escuela no era un lugar seguro en ese momento. Por todas partes había personas enmascaradas con espadas, pero no conseguía distinguir a ninguna de mis amigas. Estaba a punto de rendirme cuando escuché una voz conocida:

  - ¡No tenéis nada que hacer!

Salí al patio y allí encontré a Carol sobre una mesa apuntando dos personas con su espada. En un acto reflejo agarré una espada del suelo y subí de un salto junto a ella.

  - ¡Lena! - exclamó al verme - ¿Has logrado terminar tu prueba? Yo sólo me he deshecho de dos.

  - No lo habría conseguido si no me hubieran ayudado - admití.

  - Bueno, ahora somos dos contra dos; esto va a ser pan comido.

  - Tu espada... ¿es de verdad? - Pregunté observandola de cerca.

  - Sí, se la he cogido antes a uno.

  - Wow, esto se te da bien.

  - ¿Vais a bajar de ahí algún día? - interrumpió uno de los enmascarados.

  - Intenta alcanzarme - dijo Carol saltando al suelo para colocarse frente a su adversario.

Yo hice lo mismo y no esperé a que pudiera usar su espada, haciendo que se tambaleara. Me defendí ante su siguiente golpe, y traté de manejar la espada lo mejor que pude. Acostumbrada a las de plástico que usábamos en clase, era un poco difícil realizar movimientos rápidos con una de mayor peso.

Una espada salió disparada hacia el suelo a mi lado. Aproveché la ocasión para agarrarla con la mano que tenía libre y apuntar mi adversario. Carol se acercó por detrás; ya había acabado su trabajo. Ahora éramos dos contra uno, la victoria estaba casi asegurada. El chico enmascarado salió corriendo en dirección opuesta dejándonos todavía extrañadas.

  - ¿Has visto a las demás? - le pregunté mientras emprendíamos el camino de vuelta al edificio.

  - Las perdí de vista cuándo empezó el simulacro - suspiró.

Escuchamos unas voces cercanas, y pude reconocer entre ellas la de Hugo. Nuestra primera reacción fue pegarnos a la pared que teniamos detrás para no tener que encontrarnos con él. Por suerte, no parecía que se estuvieran moviendo en dirección al edificio; donde nos encontrábamos nosotras.

  - Auch - se quejó algo en el suelo.

Carol dió un brinco en el sitio y vimos algo que sobresalía bajo la mesa, a nuestro lado. Me agaché y me encontré frente a unos ojos conocidos para mí que observaban asustados.

  - ¿Pingüina? - su rostro tenía un color diferente al de horas antes.

  - ¡Pato! - se abalanzó sobre mí en un abrazo.

  - ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

  - Intenté huir de ellos, pero me persiguieron sin descanso... - una lágrima cayó por su mejilla embarrada - perdí mi espada, tropecé y me arrastre por la tierra esperando que me dejaran.

Le tendí la mano para ayudarle a levantarse y observé su cuerpo lleno de arañazos.

  -  ¿Qué hiciste al final? - preguntó Carol.

  - Cuando ya no podía caminar más se pararon a mi lado rodeandome con sus afiladas espadas. Creí que me iban a hacer algo pero tras dudar un segundo solo me dijeron que ya estaría muerta de no ser por su jefe. Al darme la vuelta vi a alguien encapuchado haciéndoles señas a mi espalda. Ellos asintieron y se alejaron.

  - ¿Crees que esa persona era su jefe?

  - Es posible - respondió más calmada - pero algo seguro es que me salvó la vida.

  - Que extraño es todo esto - pensé en alto - tengo curiosidad por saber quién es esa persona. ¿No le viste la cara?

  - No, solo vi su capa azul marino con capucha.

  - Todos son muy misteriosos en esta escuela, - añadió Carol - hay demasiados secretos.

Tenía la sensación de que era la única que no se enteraba de lo que ocurría en la escuela. Cada vez que descubría algo me enteraba de que había muchas cosas más todavía desconocidas para mí.

Ignorando la conversación que había tenido con León, decidí seguir siendo amiga de Samantha al menos hasta que me diera algún motivo para pensar que no debía hacerlo.

  - Tenemos que encontrar a Ari y Annie; puede haberles pasado algo.

Todas estábamos preocupadas, pero ellas desconocían hasta dónde podía llegar Hugo, aunque puede que yo tampoco lo supiera.

Duck | PAUSADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora