23. Problemas

232 16 3
                                    

Panda's POV:

Me desperté poco antes de que sonara la alarma; caminé hacia mi mesilla y observé mi rostro en el espejo. Las ojeras bajo mis ojos dejaban ver que esa noche apenas había podido dormir.

Cogí las gafas de pasta negras que había sobre la mesa y me las puse, dejando escapar un pequeño suspiro al ver todo con más claridad. Algo pasó rápidamente por debajo de mi puerta; era un sobre de color blanco con mi nombre puesto a rotulador. Eso sólo podía significar una cosa; otra visita al director.

Me puse unos vaqueros cortos y una camiseta impresa en la que ponía: «Books are better than boys». Me cepillé rápidamente el pelo y salí de la habitación; sabía que al director no le gustaba esperar.

Se podría decir que ya me conocía el camino hacia el despacho de memoria, aunque tampoco es que hubiera ido muchas veces.

Por el pasillo sólo había unos pocos alumnos adormilados que se dirigían al comedor. Abrí el pequeño sobre mientras caminaba, aunque no decía nada nuevo. La doblé después de leerla y la guardé en uno de mis bolsillos. Agradecí que ninguna de mis amigas estuviera por allí a esas horas; no quería que se metieran en más líos por mi culpa.

La puerta del despacho estaba ligeramente entreabierta,  pero aún así llamé antes de entrar.

Una voz oscura salió de su interior; haciendo que todo el vello de mi cuerpo se erizara.

  - ¿Sí?

  - Soy yo; Panda - asomé ligeramente la cabeza por la rendija tratando de diferenciar alguna figura en la sala -. He recibido su carta.

  - Oh, adelante.

Empujé despacio la puerta, mientras el ruido de unos papeles moviéndose llenaba la estancia.

  - Buenos días, Panda - señaló la silla que tenía en frente -. Siéntate, por favor.

Las baldosas de madera crujían bajo mis pies con cada paso que daba; lo que hacía más inquietante estar allí de nuevo. Observé su rostro detenidamente mientras me acercaba; normalmente no se dejaba ver. Tenía un aspecto algo demacrado que dejaba ver que ya era mayor, y las comisuras de sus labios rodeadas por un fino bigote caían a ambos lados; dándole un aspecto más severo. El poco pelo que quedaba en su cabeza estaba mezclado con algunas canas.

Apoyó los codos sobre la mesa; manteniendo el ceño fruncido.

  - Me han avisado del pequeño desacuerdo que tuviste ayer con otro de los alumnos; Koala.

¿Así que ésto era por lo de ese chico? Me dejé caer delicadamente sobre el respaldo de la silla; haciendo que ésta soltara un pequeño chirrido.

  - Me parece que conoces las reglas se éste centro - se aclaró la garganta antes de continuar hablando -; creí que te habían quedado claras en nuestra última... reunión.

  - Sí señor - asentí levemente, con la esperanza de que aquello terminara rápido.

  - Vamos a ver; tenemos un trato, ¿recuerdas? - ladeó la cabeza, manteniendo su mirada fija sobre mí - Tú mantienes tu boquita cerrada y haces lo que te ordenamos, y a cambio nosotros mantenemos con vida a tu familia.

No pude evitar soltar un pequeño suspiro. Desde que había llegado a la escuela me habían repetido una y otra vez aquel estúpido trato, que en realidad consistía; en pocas palabras, que debía obedecerles o matarían a mis padres y mi hermana menor.

Apreté los labios tragandome todos mis pensamientos y asentí de nuevo con la cabeza.

  - Muy bien - elevó una de las comisuras de sus labios -. A partir de ahora vas a seguir con el plan y te ocuparás de tus amiguitas. Porque no queremos que a nadie le pase nada, ¿cierto?

Sabía perfectamente que aquella pregunta era sólo otra de sus amenazas, pero ahora Lena, Ari, Annie y Samantha estaban metidas en ésto; por lo que cualquier comentario podría causarles problemas.

  - No, señor - respondí al cabo de unos segundos; presionando mi rodilla con una de mis manos.

  - Me alegra que nos hayamos puesto de acuerdo - alzó una de sus manos; señalando la puerta a nuestras espaldas -, que pases un buen día Panda.

Aquel tono en su voz me daba algo de miedo; sobretodo porque no sabía hasta dónde podría llegar aquel hombre. Me puse en pie, dirigiendo mi mirada al suelo con algo de rabia y salí una vez más de aquel despacho.

Los dos guardias de la entrada apenas se inmutaron cuando pasé a su lado; aunque juraría que no les había visto al entrar.

Metí una de mis manos en el bolsillo delantero; palpando la carta del director y la arrugé hasta convertirla en una pequeña bola de papel que tiré a la papelera de mi habitación nada más entrar. Repasé mi aspecto una vez más frente al espejo, y relajé los músculos que todavía mantenía en tensión; no quería que nadie se enterara de mi vistita al despacho.

Pasé una mano por mi oscuro pelo antes de volver a salir de la habitación; no tenía ganas de estar allí en ese momento.

  - ¡Carol!

Alcé la vista, deteniéndome en mitad del pasillo al escuchar mi nombre. Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al localizar a la morena de pelo corto que daba pequeños saltitos hasta colocarse a mi lado.

  - Buenos días, Celia.

  - He visto a Koala ésta mañana en la enfermería —Se frotó un ojo con el puño de su camisa mientras hablaba—; no paraba de gritar que tú eras un monstruo y que por poco le sacas un ojo o algo.

  - Qué dramático —Dejé escapar una pequeña risa sacudiendo la cabeza.

  - Ha montado todo un espectáculo, y estaba volviendo loco a las enfermeras —Rió también a la vez que se ajustaba las gafas color canela—; tendrías que haberlo visto.

  - Habría sido divertido —Asentí; todavía con una sonrisa—, pero he estado ocupada.

Apreté la mandíbula al decir lo último, y ella me dirigió una mirada de preocupación.

  - ¿Otra vez?

  - Me temo que sí, Celia —Suspiré; volviendo a tensar mi cuerpo.

  - Seguro que Koala le ha contado una versión exagerada de lo que pasó ayer; ya sabes cómo es él.

  - No es eso lo que me preocupa.

  - ¿Están bien?

  - Por ahora sí.

Posé mi vista en sus ojos; turnando la mirada de uno a otro varias veces. Sin duda ese color oscuro nos venía de familia; nuestros ojos eran muy expresivos y casi siempre mostraban cómo nos sentíamos.

  - No te preocupes, Carol —Tomó una de mis manos entre las suyas dándole un suave apretón, tratando de animarme.— Pronto podremos salir de aquí y verles.

Duck | PAUSADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora