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Sean estaba decidido a tomar el control de su vida y elegir lo que realmente quería, aunque aquello no sería una decisión fácil. Estaba en las afueras del restaurante donde debía encontrarse con su familia y la de Zoe, y sus piernas no dejaban de temblar. 

Miró el reloj en su muñeca, de por sí estaba llegando tarde a la cena, pero en el fondo deseaba que todo pasara y no tener que seguir cargando con todo ese peso sobre los hombros, debía armarse de valor y tomar decisiones, que con el tiempo se volvían pesadas . Respiró hondo, y abrió la puerta del establecimiento, que emitió un tintineo en cuanto entró.

El restaurante estaba lleno de personas disfrutando de sus cenas, el bullicio de conversaciones y risas llenando el aire. Sus padres estaban sentados al final de la mesa junto a los padres de Zoe, hablando animadamente. La atmósfera parecía alegre y despreocupada, pero Sean sabía que estaba a punto de cambiar todo.

Caminó hacia ellos con pasos firmes, su mente repitiendo las palabras que había ensayado una y otra vez. Cuando llegó a la mesa, un silencio extraño se apoderó del espacio, como si todos sintieran la tensión que emanaba de él.

—Por fin llegaste, cariño. Papá estuvo a punto de comerse todas las botanas —dijo Zoe con una enorme sonrisa en los labios. Ella se enganchó en su brazo para guiarlo a su lugar, pero él se la quitó de encima bruscamente, lo que no pasó desapercibido para los demás.

—¿Pasa algo malo, hijo? Estás muy serio —preguntó su madre, bebiendo un poco de agua. 

—De seguro no ha tenido un buen día en la universidad —comentó su padre, riéndose como si lo que había dicho fuese gracioso.

—¿Por qué no te sientas, muchacho? No vamos a cenar contigo ahí de pie —habló el padre de Zoe, sin notar el creciente nerviosismo en Sean.

Sean se apoyó en la cabeza de la silla y respiró hondo, sintiendo el peso de la situación, antes de que su subconsciente le fallara y comenzara a divagar hasta llegar a un lugar no querido, sacó desde muy adentro y sin titubeo lo que necesitaba liberar. —No me voy a casar con Zoe — dejó a todos con la boca abierta.

— ¿Por qué no te sientas y hablamos con más calma? Estoy segura de que no querías decir eso, estas estresado por un mal día, la carga de los preparativos de la boda —insistió su madre, tratando de mantener la compostura.

—No estoy estresado mamá, como tampoco tengo la carga de la boda, porque seriamente es algo que no va a pasar —repitió Sean, con más firmeza esta vez.

—No puedes simplemente venir como si nada y decir que ya no te vas a casar con Zoe —habló el padre de ella, escandalizado. —Llevamos meses planificando este evento, y estamos invirtiendo mucho dinero en el, para que ahora tú vengas a decir que no te casarás —continuó el hombre con notaria furia en la voz.

—Si no me falla la memoria, le recuerdo que esos gastos iban a recaer sobre mí, porque ustedes no han puesto ni un solo centavo — habló Sean más fuerte, —tuve que conseguirme un segundo empleo del cual no estoy orgulloso, porque a su hija querida se le metió en la cabeza tirar la casa por la ventana — sus manos se formaban en puños a medida que hablaba.

—Me parece que no es buen lugar para discutir esto. Nos están mirando —dijo la madre de Zoe, que hasta hace unos segundos permanecía en silencio.

—Sean, no estás pensando bien las cosas —dijo Zoe, intentando no mostrar su enojo y frustración, —si el problema es el dinero, entonces haremos algo intimo, yo estoy dispuesta a eso —lo tomó de la mano.

—Claro que sí hijo, además nosotros podemos apoyar con los gastos, eso no es un problema —dijo su madre calmada, —las bodas siempre provocan este tipo de cosas.

Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora