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Sean se quitó los cascos con un gesto enérgico, su rostro estaba iluminado por una mezcla de sudor y satisfacción. El eco de los disparos aún resonaba en el almacén, pero la atmósfera se había vuelto más relajada, cargada de una eufórica calma post-ejercicio.

—¿En serio lo hice bien? —preguntó Sean, mirando a James.

James sonrió ampliamente —Lo hiciste excelente, amor —respondió—. Yo fallé mi primera vez.

Derek, que había estado observando con una actitud de crítica tranquila, se acercó a Sean y le dio una palmada en el hombro. —La primera vez es siempre la más difícil. Pero lo has hecho muy bien, Sean, te felicito.

Sean se rió, aliviado. —Me alegra escuchar eso.

James se inclinó hacia él, apretando su mano con ternura. —¿Quieres seguir practicando con algo más fuerte?

La pregunta hizo que los ojos de Sean se iluminaran aún más. La adrenalina seguía corriendo por su sistema, y el deseo de continuar era evidente en su expresión. —¡Me encantaría! —exclamó, su voz resonando con una energía contagiosa—. Ahora mismo estoy cargado de adrenalina y no hay nada que me detenga.

James no pudo evitar reír, un sonido que llenó el almacén con un aire de camaradería. —Bueno, mira la pared y dime cuál quieres usar. La que más te guste —dijo, señalando las vitrinas y estantes llenos de armas a lo largo de la pared.

Sean giró la cabeza hacia la pared, sus ojos recorriendo el impresionante despliegue de armamento. Cada estante estaba repleto de rifles, escopetas, y pistolas de diversos calibres y tamaños, como un desfile de herramientas de precisión y potencia.

Sus ojos se posaron en un rifle de asalto que descansaba en una vitrina destacada, su cañón negro y brillante llamaba su atención. La impresión de poder y robustez que emanaba el arma era palpable.

—Esa —dijo Sean, señalando el rifle con determinación—. Quiero probar esa.

James se acercó a la vitrina y, con un gesto profesional, retiró el rifle y lo entregó a Sean. —Este es un rifle de asalto AR-15 —explicó—. Es más potente y tiene un alcance mayor. Asegúrate de estar preparado para el retroceso.

Derek observaba mientras James ayudaba a Sean a familiarizarse con el rifle. James le mostró cómo ajustarlo y prepararlo para la práctica. Sean, con el rifle en las manos, sintió el peso y la potencia del arma. Era una sensación que irradiaba respeto.

—Recuerda, Sean —dijo James mientras ajustaba el rifle—. Mantén una postura firme y controla tu respiración. El retroceso puede ser fuerte, así que asegúrate de estar bien asentado.

Sean asintió, su concentración eminente  mientras se dirigía al área de tiro. Ajustó su postura, alineando el rifle con precisión, y observó cómo las nuevas dianas se colocaban en su lugar. Las dianas estaban a una distancia mayor, desafiando aún más su puntería y control.

James y Derek se colocaron a una distancia segura, observando atentamente. James estaba muy orgulloso de su novio, mientras Derek tenía el semblante de alguien que esperaba ver si Sean podía enfrentarse.

—Cuando estés listo —dijo James, alentador—, apunta y dispara. Recuerda todo lo que has aprendido.

Sean tomó una respiración profunda, el rifle firme en sus manos. Sus ojos se enfocaron en la diana lejana, y sintió el latido de su corazón acompañando el ritmo de su respiración. Apuntó con cuidado y, al recibir la señal interna, apretó el gatillo.

El disparo resonó en el almacén con una contundencia que hizo que el suelo temblara ligeramente. El retroceso del rifle fue potente, pero Sean lo manejó con habilidad. La diana se tambaleó, y Sean pudo ver el impacto de su tiro en el centro.

Una risa de victoria escapó de sus labios mientras ajustaba la postura para el siguiente disparo. Cada tiro fue una combinación de adrenalina y concentración, el poder del rifle en sus manos era una extensión de su propia fuerza y determinación.

Derek y James intercambiaron miradas, la habilidad con la que Sean manejaba el rifle y el control que demostraba eran pruebas claras de su progreso.

Cuando Sean terminó de disparar y el eco de los tiros se apagó, dejó caer el rifle suavemente y se giró hacia James.

—Eso fue increíble —dijo Sean, jadeando ligeramente—. Me siento imparable.

James se acercó, envolviendo a Sean en un abrazo, su sonrisa era amplia y llena de admiración. —Eso ha estado genial.

Derek se unió a ellos, —buen trabajo, Sean. Tal parece que naciste con ese don.

—Derek, yo sé que luego de lo sucedido anoche, no es conveniente salir, pero tampoco estar aquí encerrados en buenos, —comenzó diciendo James, —será que podemos ir a algún lugar.

—Me gustaría ropa nueva, llevo medio día con la misma y apesta, dijo Sean

—Tal vez podemos ir al centro comercial —prosiguió James, su voz sonando más relajada ahora que tenía a Sean cerca—. Luego de lo sucedido en el departamento de Sean, no pudimos agarrar nada, y tampoco pude pasar por mi casa.

Derek, que estaba al lado, asintió con determinación. —Creo que podemos hacer algo. Será un lugar público, y nadie se atreverá a atacar en un sitio concurrido. Llevaremos algunos hombres para asegurarnos de que todo esté bajo control.

Sean, que aún estaba en el abrazo de James, miró a Derek con una mezcla de agradecimiento y alivio. —Perfecto —murmuró.

—Bueno, esta vez usaremos mi SUV —dijo Derek sacando las llaves del coche.

—Esta vez manejo yo —dijo James, arrebatando las llaves a Derek—. Quiero asegurarme de que Sean esté cómodo.

El grupo se movió hacia el coche de Derek, un SUV negro de lujo que destacaba por su elegancia y tamaño. Sean se deslizó en el asiento trasero, mientras Derek se acomodaba en el asiento del copiloto y James tomaba el volante. El motor del coche rugió suavemente cuando James encendió el vehículo, y el grupo se puso en marcha hacia el centro comercial.

El trayecto estuvo lleno de conversaciones relajadas y risas. James se inclinó hacia Sean, manteniéndose cerca para asegurarse de que estaba cómodo y relajado. —¿Cómo te sientes Sean? —le preguntó.

Sean sonrió, su expresión más ligera que antes. —Esta vida para un profesor aburrido como yo, es como un regalo, —sonrió —Claro que he pensado en las consecuencias y me hace sentir miedo, pero no puedo decir algo que no siento.

—Esto no será eterno Sean, todo lo que comienza, acaba, así que pronto James y tú, tendrán esa paz que se merecen, —dijo Derek con la vista al frente.

—Tú también la mereces Derek, —le dijo James apretando su hombro.


Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora