El mar se extendía frente a ellos, con sus olas rompiendo suavemente contra la orilla, creando un sonido rítmico que acompañaba la brisa cálida de la tarde. La arena blanca se extendía como un lienzo perfecto para el evento, y en medio de ella se alzaba una alfombra igualmente blanca que se extendía hacia un arco cubierto de flores. El arco estaba decorado con rosas, lirios, y jazmines en tonos pastel, las flores formaban una cascada que caía suavemente, creando un contraste hermoso con el cielo azul y el mar turquesa detrás.
A los lados de la alfombra, pequeños ramos de flores en jarrones de cristal estaban dispuestos con precisión, creando un camino floral que dirigía la vista hacia el altar. Las sillas de madera, perfectamente alineadas, tenían detalles delicados en las cabeceras, adornadas con flores similares a las del arco. Los invitados, vestidos con ropa de hilo blanco, estaban sentados en silencio, expectantes, sus miradas fijas en el arco y el camino que pronto recorrerían los novios.
En una pequeña cabaña frente al mar, Sean se encontraba de pie frente al espejo, sus manos temblaban ligeramente. Nunca había estado tan nervioso en su vida. Tras un año lleno de altibajos, intensas emociones y momentos en los que no sabía si podrían llegar a este día, ahora estaba a punto de casarse con el amor de su vida, James.
El reflejo de Sean en el espejo mostraba su rostro tenso, sus manos húmedas por el sudor y su mirada llena de una mezcla de alegría y ansiedad. Llevaba una camisa de hilo blanco, ligera y suave, junto con pantalones del mismo material. Cada detalle había sido pensado para que todo fuera perfecto. Pero nada de eso le había preparado para lo que sintió cuando James entró en la cabaña.
James lucía absolutamente hermoso. Su cabello había crecido un poco ese año, ya no llevaba ningún pendiente, lo que le daba un aire más sereno y maduro. Estaba vestido de igual manera que Sean, con una camisa y pantalones de hilo blanco, pero había algo en la forma en que la tela caía sobre su cuerpo, en la manera en que caminaba hacia él, que hizo que el corazón de Sean se acelerara.
—¿Pasa algo, mi amor? —preguntó James al acercarse, sus ojos observando cada pequeño gesto de Sean, como si quisiera leer sus pensamientos a través de su cuerpo.
Sean tomó aire profundamente, intentando calmar el nudo en su garganta. Cuando James le tomó las manos, el contacto le dio un poco de paz.
—No puedo creer que estemos a punto de casarnos —dijo Sean con la voz entrecortada, sus ojos empezando a brillar con lágrimas contenidas—. Estoy tan feliz, James.
James esbozó una sonrisa cálida y le dio un suave beso en los labios, un gesto que, aunque breve, estaba cargado de promesas.
—Yo también estoy feliz, mi vida —respondió James con ternura, abrazándolo con fuerza—. No puedo creer que me voy a casar y contigo. Eres el amor de mi vida, corazón.
Sean cerró los ojos, permitiéndose por un momento sentir el calor de James envolviéndolo. Pero en medio de esa felicidad, un pensamiento oscuro cruzó su mente.
—Me hubiera encantado que mis padres hubiesen venido —dijo Sean en un hilo de voz, sintiendo cómo la tristeza comenzaba a asentarse—. Pero eso es pedir mucho, ¿verdad?
James lo miró con suavidad, acariciando su rostro antes de hablar.
— Este es nuestro día —dijo con firmeza—. No puedes estar triste. Tú eres un hombre maravilloso, Sean. Si ellos no querían aceptar nuestra relación, está bien, es su derecho. Pero al menos debían amarte como eres, porque eres su hijo.
Las palabras de James golpearon profundamente en el corazón de Sean. Sintió cómo las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas, pero no se apartó de los brazos de James. Estar en sus brazos, con las emociones a flor de piel, lo hacía sentirse seguro y amado.
ESTÁS LEYENDO
Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BL
RandomHistoria I. Sean Dante es un respetado profesor de literatura, comprometido con su novia y a punto de casarse. Sin embargo, bajo su apariencia de cordura y lealtad, se esconde un oscuro deseo que solo James Martín, su estudiante más odiado, logra d...