La risa de James resonó en el pequeño espacio, un sonido breve pero lleno de alivio.
—He tenido relaciones antes, y algo como esto nunca había sucedido —admitió James, la vulnerabilidad en su voz evidente.
—Tal vez, nunca te habías enamorado antes.—dijo Sean guiñándole un ojo.
Las puertas del ascensor se abrieron y ambos salieron, dirigiéndose rápidamente hacia el departamento de Sean. La tensión y el miedo presente, Sean introdujo la llave en la cerradura, sus manos temblando ligeramente, la llave se le cayó al suelo dos veces porque lograba mantenerlas firme en sus dedos.
—He estado pensando que todo esto puede haber sido provocado por Adam —dijo Sean, su voz en un susurro mientras giraba la llave por fin —me parece sospechoso.
—Ahora que lo dices, puede ser. Ese, cuando no obtiene lo que desea, se vuelve un chivato. Debo advertirle a mi padre antes de que...
James se detuvo en seco cuando la puerta del departamento se abrió, revelando un caos absoluto. Todo estaba tirado por doquier, muebles volcados, objetos rotos esparcidos por el suelo.
—Quédate detrás de mí, Sean —ordenó James, su voz baja pero firme mientras sacaba su arma y avanzaba con cautela. Con un movimiento rápido, tomó su celular y se lo pasó a Sean—. Envía un mensaje a Derek.
Sean agarró el teléfono en sus manos, que parecían gelatina, logró desbloquearlo y acceder al panel de mensajes, pero no encontraba el número de Derek y eso lo desesperaba aún más, entonces, cuando alzó la vista, vio a un hombre salir de su habitación.
—James, ¡cuidado! —gritó Sean de repente, sus ojos abriéndose con horror.
James reaccionó en un instante, comenzó a disparar, sus balas encontrando su objetivo con precisión mortal, empujando a Sean al suelo, cubriéndolo con su cuerpo mientras el hombre caía, y antes de tocar el suelo empezó a disparar desenfrenado sin dirección, y una de esas balas rozó el hombro de James, pero el dolor repentino y agudo cortando a través de la adrenalina, lo hicieron darse cuenta tarde.
—¡Oh, por Dios, estás herido! —gritó Sean, su voz llena de pánico mientras veía la sangre brotar de la herida.
James, todavía impulsado por la adrenalina, apenas sintió el dolor.
—No es nada, solo me rozó. Será mejor irnos —dijo, poniéndose de pie y ayudando a Sean a levantarse.
Sean tenía los ojos humedecidos, y la preocupación y el miedo grabados en su rostro.
—No soporto verte lastimado, James. No puedo verte así.
James tomó a Sean por la nuca, obligándolo a mirarle a los ojos.
—No ha pasado nada, Sean. Esto se acabará pronto —dijo con una determinación férrea, sus ojos ardiendo con la promesa de protegerlo a cualquier costo.
Derek llegó a la escena con el rostro pálido y la respiración entrecortada. En sus manos, la pistola parecía un apéndice natural, y su mirada se desplazó rápidamente de un lado a otro, captando cada detalle con agudeza. Sus ojos se posaron en James, que sostenía su hombro.
—¿Qué han sido esos disparos? ¿Te han herido? —preguntó Derek, alarmado.
James, agitado, respiraba pesadamente mientras trataba de recomponerse.
—Había un hombre adentro —dijo, la voz rota por la preocupación—. Debemos irnos antes de que los vecinos llamen a la policía o venga más gente a por nosotros.
Derek asintió, su mente trabajando a mil por hora mientras trataba de asegurar el perímetro.
—No fue bueno salir de la mansión, por lo menos no con esa amenaza, —dijo Derek.
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Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BL
RandomHistoria I. Sean Dante es un respetado profesor de literatura, comprometido con su novia y a punto de casarse. Sin embargo, bajo su apariencia de cordura y lealtad, se esconde un oscuro deseo que solo James Martín, su estudiante más odiado, logra d...