—Tengo algunos amigos que me deben favores —dijo Derek—, pero no son suficientes. Vamos a necesitar más personal. James, no quiero pedirte esto, pero si tu novio puede ayudar, sería de gran ayuda. Lo vimos pelear con Adam y tiene potencial.
James miró a Sean, luego a Derek, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La idea de poner a Sean en peligro era inaceptable.
—No, eso no. No puedes pretender que lo ponga en peligro. Envíenlo a la casa segura con mi madre, pero enfrentar esto, no —dijo James, desesperado.
Sean, sintiendo la tensión y la preocupación en la voz de James, intervino.
—Yo quiero ayudar —dijo Sean, decidido.
—¡He dicho que no! —le gritó James, la desesperación clara en su tono.
—Déjame ayudar, James. Yo sabía en lo que me estaba metiendo. Tarde o temprano algo iba a pasar y no me puedo quedar de brazos cruzados como si nada —insistió Sean, con determinación.
Vittorio, que había estado observando en silencio, decidió intervenir.
—¿Acaso sabes usar un arma? —preguntó Vittorio, con una mirada penetrante.
—No, no sé usar eso. Sólo me defendía con mis puños —admitió Sean.
—Entonces aprenderás. Derek te puede enseñar —dijo Vittorio, sin dejar espacio para discusión.
James sintió que el mundo se cerraba sobre él. No podía creer que estuvieran considerando entrenar a Sean para una batalla que no le correspondía.
—Esto es una locura —murmuró James, sintiendo la desesperanza apoderarse de él.
—Provocada por ti. Ya podías haberte aguantado un poco la polla —dijo Vittorio, tajante.
—Hijo de perra, —lo insultó James clavando su mirada en él
—Hablaré con Adam. Estoy seguro de que nos ayudará en esto. Tiene buena cantidad de hombres. —habló Vittorio.
Adam no era alguien en quien se pudiera confiar, y que su padre lo tuviese como alternativa, era porque en el fondo quería provocarlo, su bar estaba lleno de hombres poderosos y fuertes luchaban a diario en una jaula, como animales, porque no proponer a esas personas que serían capaz de todo.
—No puedes poner a Adam junto a mí bajo el mismo techo, mucho menos con Sean a mi lado —protestó James. —Tienes tantos luchadores en la jaula, pues tráete a esos.
—Tus problemas de amantes se quedan fuera. Y no haré uso de hombres que solo usan los puños—dijo Vittorio, alejándose un poco para tomar su teléfono.
Vittorio se apoyó en la barandilla de la terraza con una expresión pensativa en el rostro, mientras el crepúsculo teñía el cielo de un naranja profundo. Sacó un cigarrillo de su chaqueta de cuero negro, su mano firme y segura, y lo colocó entre sus labios. Encendió el cigarrillo con un encendedor de plata y dio una calada profunda, llenando sus pulmones con el humo denso que pronto exhaló en una nube gris. Observó a James y Sean, quienes estaban acaramelados en un rincón de la sala. Sus cuerpos entrelazados irradiaban una intimidad que contrastaba fuertemente con el ambiente tenso que Vittorio había decidido crear.
Con pasos decididos, el hombre se acercó a la pareja, sus botas resonando sobre el suelo de mármol. Se interpuso entre ellos, rompiendo el encanto del momento con su presencia imponente y el aroma acre del tabaco.
—Siento mucho cortar el romanticismo de ustedes —dijo Vittorio, su voz profunda y grave mientras mordía el cabo del cigarro—, pero no podemos perder tiempo.
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Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BL
RandomHistoria I. Sean Dante es un respetado profesor de literatura, comprometido con su novia y a punto de casarse. Sin embargo, bajo su apariencia de cordura y lealtad, se esconde un oscuro deseo que solo James Martín, su estudiante más odiado, logra d...