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Cuando ya estaban listos para que les tomaran la orden. Derek sostuvo todo el tiempo la mirada puesta sobre el joven del establecimiento. Liam estaba de pie junto a la mesa, esperando que ellos estuviesen listos para hacer su pedido y así poder seguir con su trabajo.

Realmente, se habían demorado demasiado en pedir algo.

—Buenos días, ¿puedo marcar las ordenes? —preguntó Liam, sin mantener esa amabilidad que parecía caracterizarlo, y mucho más si estaba frente a clientes.

—Por supuesto —respondió Sean, echando un vistazo rápido al menú—. Yo quiero un batido de chocolate y una hamburguesa con papas fritas.

—Yo quiero lo mismo que mi novio —añadió James, entregándole el menú a Liam, el chico se asombró bastante por la revelación, no tenía como saber que ellos fuesen gay, pero sentía un gusto enorme por no ser el único ahora mismo,—. ¿Y tú, Derek?

Derek, distraído por la presencia de Liam, tardó un momento en reaccionar. Finalmente, se dio cuenta y dijo apresuradamente: —Sí, sí, yo quiero lo mismo.

Liam tomó los menús y estaba a punto de irse cuando Derek, claramente impulsado por la curiosidad, lo detuvo.

—Liam, ¿te puedo preguntar algo? —dijo Derek, su tono más serio que antes.

Liam se detuvo y volvió a mirar a Derek, asintiendo con la cabeza. —Claro, dígame, ¿desea pedir algo más?

—¿Tienes pareja? —preguntó Derek, mirando al joven con una mezcla de interés y nerviosismo.

James y Sean se miraron sorprendidos por la pregunta directa de Derek. Liam, sin perder la compostura, respondió con naturalidad mientras sostenía la tableta con fuerza en sus manos y contra su pecho. —Estoy casado, —respondió sin titubeos, para luego darles la espalda y marcharse.

James, aún con una expresión de sorpresa, se volvió hacia Derek.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó James, divertido.

Derek, ruborizado y visiblemente incómodo, trató de dar una respuesta que no delatara demasiado su interés. —Nada, solo... solo tenía curiosidad.

Sean, notando la incomodidad de Derek, se río suavemente y le dio un golpe amistoso en el hombro. —No te preocupes, Derek. A veces es bueno saber más de las personas.

James miró a Derek con una sonrisa divertida, mientras intentaba volver a su conversación, pero el tema de Liam seguía dando vueltas en sus mentes.

Cuando las comidas llegaron a la mesa. James, con una sonrisa juguetona, comenzó a compartir sus papas con Sean, dándoselas en la boca como si fueran niños pequeños. Sean se río y aceptó el gesto, mordiendo las papas con gusto mientras Derek los observaba desde un rincón de la mesa. Lejos de sentirse incómodo, Derek se reía con ellos, pero a intervalos no podía evitar lanzar miradas furtivas hacia Liam, quien estaba detrás del mostrador y que también los miraba, pero cada vez que era atrapado por Derek, bajaba la cabeza, habían más trabajadores en el lugar, pero simplemente él tenía los ojos puesto sobre el que parecía ser el dueño, y en nadie más.

—Derek, ya déjalo —dijo James, llamando su atención—. Te ha dicho que es casado.

—Deja que lo intente —respondió Sean, mordiendo su hamburguesa—. Yo estuve a punto de casarme con aquella insoportable de Zoe, y ahora mírame, muy feliz contigo.

—Eso es diferente —dijo James, guiñándole un ojo a su novio, —tú estabas loquito por mí, bastante que tuve que esforzarme para conquistarte.

Derek, riendo y bebiendo su batido, confesó en voz baja—. No puedo evitarlo, acepto desde este momento y delante de ustedes, que me gustan los hombres, y ese no deja de serlo, —dijo.

Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora