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Sean esperaba por James, mientras este hablara con su padre y hermano sobre los negocios.

El bullicio de la carrera clandestina continuaba a su alrededor, pero su mente estaba en James, se dedicaban miradas a cada rato y lo hacía sonreír, aun le parecía mentira que fuese su novio, todo el tiempo perdido valía la pena, porque ahora mismo estaban juntos y harían que cada segundo contara y fuera importante

Comenzó a sentirse incomodo cuando sintió una una mirada pesada sobre él, buscó con la mirada la fuente de esa inquietud y vio a Adam, acompañado de un grupo de hombres, acercándose con una expresión nada amistosa. Se removió en su lugar, mirando a James, esperando que se diera cuenta de la situación.

James, percibiendo la incomodidad de Sean, le echó un vistazo y al ver a Adam y su grupo, se dirigió hacia Sean sin vacilar. Interponiéndose en el camino de Adam antes de que pudiera llegar a Sean, James se colocó como un escudo protector.

—¿Qué pretendes? —preguntó James, sus ojos ardiendo con una furia contenida.

Adam se detuvo en seco al ver la postura desafiante de James. —Solo quería saludar a tu novio — dijo Adam no moviéndose del lugar — Te confieso que me siento dolido, después de aquella noche, pensé que estaríamos juntos, pero no me volviste a buscar.

Sean frunció el ceño, confundido por las palabras de Adam. Un sentimiento de inquietud se apoderó de él, tratando de entender la situación.

—¿Por qué no te vas a la mierda, Adam? Te puedo romper la cara —dijo James, sus puños apretándose hasta que los nudillos se pusieron blancos.

Adam sonrió, un gesto de burla en su rostro. —No deberías hablarme así, James. Fui un buen amante. Te di placer, te hice olvidar a este hijo de perra y así me tratas.

James sintió la mirada de Sean sobre él, llena de preguntas. —¿Es cierto lo que dice, James? —susurró Sean, su voz temblorosa.

James miró a Sean a los ojos —Sí, es cierto. Me acosté con él por despecho, pero no dejé de pensar en ti en ningún momento. Además, tú y yo no estábamos juntos.

—Auch, eso dolió, James. Decirme que mientras me follabas pensabas en otro —exclamó Adam con un tono sarcástico.

El ambiente se tensó aún más cuando la voz autoritaria de Vittorio, rompió el silencio. —¿Se puede saber qué carajos pasa aquí? Estamos en un lugar público y a nadie le importa esta guerra de maricas dolidas. —Será mejor que te marches, Adam.

Adam se giró hacia Vittorio, sin amedrentarse. —Me iré cuando gane la pelea.

James frunció el ceño, sin entender. —¿Qué pelea?

Adam señaló a Sean con un gesto despectivo. —Sean, ¿acaso eres digno de James? Deberías probarlo como nosotros probamos nuestra lealtad, a los golpes.

—Eso no va a pasar. No te voy a dejar tocarle un solo pelo a Sean —gritó James, cargado de furia.

Adam sonrió, disfrutando del caos que había creado. —Oh, vamos, deja que se desarrolle al menos.

Vittorio, con una expresión maliciosa, intervino. —No me parece mala idea. No estoy a favor de estas relaciones sucias, pero tal vez Sean pruebe su lealtad. Si quiere estar con James, debería demostrarlo.

James lanzó una mirada asesina a su padre. —Como le hagas daño, te voy a matar, Adam. Y a ti —dijo, dirigiéndose a su padre— no te quedará terreno para correr.

Sean, con una firmeza que James no reconocía, se bajó de la moto y se puso a su lado. —Lo haré —dijo, su voz clara y decidida. —Una pelea limpia, sin armas y sin terceras personas, no vas a pedir ayuda aunque te esté asfixiando.

Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora