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En cuanto llegaron al centro comercial, lo primero que hicieron los hombres que los acompañaban fue, bajarse del coche que los seguía y asegurar el perímetro, por suerte desde que habían salido de la mansión no existió amenaza alguna, al menos no una que ellos creyeran, resultaba extraño que para tener tanta atención en menos de dos días, ahora todo parecía estar rodeado de una paz extraña.

James tomó la mano de Sean, y echó un último vistazo a su alrededor, si algo temía más que perder su propia vida, era perder a Sean, no soportaría que algo le llegara a pasar al hombre que amaba por su culpa.

Y sí.

James Martín se declaraba un loco enamorado de Sean Dante, y no existía absolutamente nadie en el mundo que pudiera contra ese sentimiento, habían decidido estar juntos y que Sean haya dado ese importante paso de enfrentarse a su familia por él, sin saber si duraría o por lo menos resultaría, era la muestra de amor más grande que él le dio, y lo menos que podía hacer para devolverle ese gesto o al menos agradecerle, por escogerlo y no abandonarlo cuando su vida no ha dejado de correr peligro, era protegerlo de todo aquel que deseaba hacerle daño.

Por su parte, Sean estaba claro que los sacrificios de amor podían conllevar a límites extremos, desde lo más simple, hasta algo enorme, como lo era ahora lo que estaba viviendo junto a James, él nunca estuvo ajeno al ambiente que envolvía a James cuando era su estudiante, así todo lo aceptó, porqué muy en el fondo le gustaba y tenía sentimientos por él, muy fuertes, y ahora vivir una amenaza real, no los alejaría, porque se amaban, intensamente.

—Ustedes no se aparten, —ordenó Derek a los hombres.

El ambiente dentro del centro comercial era vibrante y lleno de vida, con la música suave y el murmullo de la multitud creando un fondo acogedor. Las luces brillantes y las vitrinas exhibían las últimas tendencias, ofreciendo un contraste bienvenido a la situación tensa que habían enfrentado anteriormente. James y Sean fueron los primeros en subir por las escaleras mecánicas que estaba bastante concurrida, los hombres de Sean estaban por todas partes, vigilantes, pero desgraciadamente, no siempre vas a tener ojos en todas partes.

Entraron a una tienda de ropa, únicamente para hombres, Sean se quedó mirando la ropa en los percheros, mientras James buscaba por algunos estantes algo que llamara su atención, su estilo de ropa era siempre el mismo, nunca había hecho cambios en su vestimenta, y no estaba seguro si le gustaría cambiar ahora mismo, agarró unos pantalones rasgados de dos colores diferentes y unas camisetas desmangadas. Sean le echó un vistazo y sonrió al verlo llevar su estilo propio en sus manos y luego meterse a los vestidores.

—Me parece que tú novio no cambiará, —le dijo Derek manteniendo una sonrisa suave en sus labios, —¿qué te llevarás tú? —le preguntó.

—Ambos tenemos la misma edad, Derek, y tu sabes que a nuestra edad nos casamos con una misma muda de ropa, con diferentes colores —dijo Sean haciendo reír a Derek aún más fuerte.

—Tienes toda la razón, —asintió.

—Pero...—hizo una pausa, descolgando de los percheros dos mudas de ropa similares a las que James había agarrado, —no es que me quiera parecer a mi novio, cada cuál es único a su manera, pero no te voy a negar que me encanta su estilo, —concluyó.

— Creo que James se volverá loco cuando te vea salir vestido como él, —dijo Derek aún sonriente.

—Cuando el salga, le dices que me estoy probando ropa, haz que se siente, —dijo Sean coqueto guiñándole un ojo a Derek, gesto que no era para él, por supuesto, ya que realmente deseaba sorprender a su novio.

Cuando James salió del probador, pasó por la caja y colocó las prendas de ropa sobre el mostrador, miró hacia los lados, y no vio a Sean, pero Derek estaba sentado en una de las butacas frente a un probador con unas revistas en las manos, —¿Y Sean? —preguntó en cuanto llegó a su lado, más bien, aún no se le había acercado completamente cuando estaba preguntando por su novio.

Bilogía Sangre Y Poder: Perversos Deseos I || BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora