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Dentro de la mente de Fort, Noeul se encontraba rodeado de una serie de recuerdos que se reproducían a su alrededor, como escenas de una película. Al principio, eran fragmentos desordenados: imágenes del palacio donde Fort había servido como guardián, momentos en los que patrullaba los pasillos, siempre alerta y preparado para proteger a quienes vivían allí.

Uno de los recuerdos más vívidos mostraba a Fort en un entrenamiento intensivo, sus movimientos eran precisos y calculados, reflejando la disciplina y el enfoque que le caracterizaban como guardián. Noeul observaba con asombro la dedicación de Fort a su deber, su lealtad y su fuerza. Se veían escenas en las que Fort recibía órdenes de sus superiores, siempre con una expresión de seriedad y compromiso.

Luego, las imágenes cambiaron abruptamente, mostrando a Fort en una oscura noche, cuando decidió escapar del palacio. Noeul podía sentir la tensión y la adrenalina mientras veía a Fort correr a través de los bosques, alejándose de la vida que conocía, buscando algo más allá de la rígida estructura en la que había vivido. Era en ese momento cuando Fort tomó la decisión de unirse a la mafia de Boss, una elección que cambió el curso de su vida.

Mientras Noeul avanzaba por estos recuerdos, se dio cuenta de que tenía que encontrar a Fort, dondequiera que estuviera en su propia mente. Recorrió varios caminos, algunos llenos de sombras y otros con destellos de luz. Finalmente, llegó a lo que parecía ser el palacio en su estado original, antes de que Fort lo abandonara. El lugar estaba rodeado de jardines bien cuidados, con un lago tranquilo que reflejaba la luz de un sol que no existía en la realidad.

A lo lejos, cerca del lago, Noeul divisó una figura familiar. Era Fort, sentado en la orilla, con la mirada perdida en el agua. Sin dudarlo, Noeul corrió hacia él, llamando su nombre con desesperación.

—¡Fort! ¡Fort! —gritó mientras sus pasos se aceleraban, y finalmente se lanzó sobre él, colgándose de su cuello y abrazándolo con fuerza. El contacto fue cálido y real, como si realmente estuvieran juntos fuera de la mente de Fort.

—¡Por fin te encuentro! —susurró Noeul, su voz llena de alivio y emoción, mientras sentía el latido tranquilo del corazón de Fort contra su pecho.

Fort, sorprendido al principio, tardó un momento en reaccionar antes de devolverle el abrazo, envolviendo a Noeul en sus brazos con una sensación de seguridad y familiaridad.

Fort, sorprendido al principio, tardó un momento en reaccionar antes de devolverle el abrazo, envolviendo a Noeul en sus brazos con una sensación de seguridad y familiaridad

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Peat y Boss se quedaron en el cuarto, cada uno sosteniendo la mano de su respectiva pareja mientras esperaban ansiosamente a que despertaran. La tensión en el ambiente era palpable, especialmente para Peat, quien ya no soportaba la espera.

Peat, impaciente, se levantó y comenzó a pasearse por el cuarto, tratando de distraerse con lo que encontraba a su alrededor. Phee les había mencionado que ese era el antiguo cuarto de Fort, y hasta ahora no habían tenido la oportunidad de explorarlo.

Mientras caminaba, sus ojos se posaron en un portarretratos en la mesita de la esquina. Sonrió y llamó la atención de Boss, señalando la foto. Ambos se acercaron para verla mejor, y no pudieron evitar soltar una risa suave al observar la imagen: era Fort de pequeño, con la cara manchada de chocolate, luciendo increíblemente tierno.

Cloak and Crown // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora