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La noche había caído sobre la mansión, envolviendo todo en una oscuridad silenciosa. Phee y su equipo se acercaban a los terrenos de la propiedad con cautela, siguiendo las indicaciones precisas de Gulf. El plan estaba en marcha.

Phee lideraba el grupo, seguido de cerca por Dunk, Joong, Gimini y Boun. Cada uno de ellos estaba equipado y preparado para la misión que tenían por delante. Sabían que debían actuar con rapidez y precisión.

Al llegar a la primera línea de guardias, Phee levantó una mano, señalando a Dunk y Joong que tomaran la delantera. Dunk se movió con agilidad, acercándose a un guardia desprevenido y, en un movimiento rápido, lo desmayó con un golpe preciso en el cuello. Joong, por su parte, utilizó su destreza en combate cuerpo a cuerpo para incapacitar a otro guardia, dejándolo inconsciente en el suelo.

Gimini, el arquero del grupo, utilizaba dardos tranquilizantes para neutralizar a los guardias que se encontraban más lejos. Con una precisión impresionante, disparó uno tras otro, asegurándose de que ninguno de ellos pudiera dar la alarma.

Boun, el último del grupo, era el encargado de arrastrar los cuerpos desmayados a lugares seguros, fuera de la vista. Trabajaban en perfecta sincronía, cada uno cumpliendo con su papel sin errores.

A medida que avanzaban, la tensión aumentaba. Sabían que la mansión estaba fuertemente protegida, pero también confiaban en las habilidades de Gulf y en su propio entrenamiento. Con cada guardia neutralizado, se acercaban más a su objetivo.

Finalmente, llegaron a una entrada lateral, una de las pocas que no estaba cubierta por cámaras de seguridad. Phee hizo una señal y el equipo se adentró en la mansión, moviéndose con la misma agilidad y precisión que habían mostrado afuera.

El interior de la mansión estaba en silencio, pero Phee sabía que no tardarían en encontrarse con resistencia. Avanzaron por los pasillos, atentos a cualquier sonido o movimiento. La tensión era palpable, pero estaban preparados.

De repente, al doblar una esquina, se encontraron cara a cara con Boss, Mew, Thannat, Kim y Macao. La sorpresa fue mutua, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Ambos grupos sacaron sus pistolas al mismo tiempo, apuntándose unos a otros. Los ojos de Boss se encontraron con los de Phee, y la atmósfera se cargó de electricidad. Sabían que estaban en un punto crítico, y cualquier movimiento en falso podría desencadenar un enfrentamiento mortal.

El silencio en el pasillo era ensordecedor, roto solo por la respiración contenida de los hombres. Phee, con una voz firme pero calmada, fue el primero en hablar.

— Entréguennos al príncipe. No queremos hacerles daño, solo estamos aquí por él.

Boss frunció el ceño, sin entender a qué se referían. Rápidamente pensó en la gema roja que habían perdido hace tiempo. Quizás estos hombres estaban buscando esa joya, pero él sabía que ya no la tenían.

— No tenemos lo que buscan — dijo Boss con tono desafiante. — La gema se perdió, cayó durante el escape. No está con nosotros.

Dunk soltó una risa sarcástica, dando un paso adelante mientras miraba a Boss con desdén.

— ¿Eres estúpido o qué? — replicó Dunk con desdén. — No estamos hablando de ninguna maldita gema.

Phee levantó una mano para calmar a Dunk antes de volver a hablar, manteniendo la mirada fija en Boss.

— No estamos aquí por la gema — dijo Phee con voz firme. — Estamos aquí por algo mucho más valioso. — Hizo una pausa, observando la confusión en los rostros de Boss y su equipo. — ¿Para qué querríamos algo que ya tenemos? — añadió, sacando una pequeña bolsa de terciopelo de su bolsillo.

Cloak and Crown // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora