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Fort y Boss caminaron juntos por los pasillos del palacio en silencio, sus pasos resonando suavemente contra el mármol. La tensión entre ellos se sentía menos densa ahora, pero aún persistía en el aire. Cuando llegaron al cuarto de Noeul, Boss se detuvo y golpeó suavemente la puerta antes de entrar. Al abrirla, se encontraron con una escena que les devolvió la calma: Noeul y Peat estaban sentados en la cama, abrazados y sonriendo, claramente felices de haber resuelto sus diferencias.

—¡Vaya! —exclamó Boss con una sonrisa al verlos—. Parece que las cosas se arreglaron por aquí.

—Sí —respondió Peat, separándose un poco de Noeul pero manteniendo su mano en la suya—. Hablamos y nos entendimos. Me alegra que todo esté bien entre nosotros.

—Me alegra escuchar eso —dijo Fort, sonriendo tímidamente.

Pero en ese momento, Peat notó algo. Su mirada se dirigió a la cara de Fort, y sus ojos se abrieron de sorpresa.

—¡Fort! ¿Qué te pasó en la cara? —preguntó Peat, alarmado al ver el labio hinchado y un poco de sangre en la comisura.

Fort y Boss se miraron nerviosos, sin saber exactamente cómo explicar la situación sin causar más problemas.

—Eh... bueno... es una historia larga... —comenzó Fort, rascándose la cabeza mientras trataba de pensar en una excusa.

—Sí, una historia muuuuy larga... —agregó Boss, mirando a Noeul de reojo, quien fruncía el ceño confundido.

—¿Una historia larga? —repitió Noeul, cruzando los brazos con una ceja levantada—. Vamos, chicos, no tenemos todo el día.

—Es que... eh... nos tropezamos con... una... silla. —Fort intentó improvisar, pero inmediatamente se dio cuenta de lo absurdo que sonaba.

—Sí, sí, una silla. ¡Era una silla muy peligrosa! —continuó Boss, asintiendo con energía, lo que solo provocó que Noeul y Peat se miraran con incredulidad.

—¿Una silla? —Peat no pudo evitar reír—. ¿De verdad?

—Bueno, ya basta de bromas —dijo Fort rápidamente—. Peat, ¿podemos hablar a solas?

Peat asintió, aún con una sonrisa divertida en el rostro, y siguió a Fort fuera del cuarto. Una vez que se fueron, Noeul se giró hacia Boss con una expresión más seria.

—Boss... ¿tú golpeaste a Fort? —preguntó Noeul, sus ojos buscando los de Boss.

Boss suspiró y asintió.

—Sí, lo hice. Pero ya me disculpé. Aunque... también creo que se lo merecía. —Noeul abrió la boca para replicar, pero Boss lo interrumpió—. Vamos, Noeul, dime que no harías lo mismo si alguien me besara.

Noeul se quedó en silencio por un momento, imaginando la escena de alguien más besando a Boss. Un destello de celos pasó por sus ojos, y antes de darse cuenta, empujó a Boss hacia la cama con un arrebato de energía.

—¡Ni siquiera lo pienses! —espetó Noeul, su voz cargada de emoción. Se subió a la cama, quedando sentado en el regazo de Boss—. Tú eres mío, y yo soy tuyo. —Sus manos se movieron con determinación, agarrando la mano de Boss y colocándola sobre su vientre—. Aqui sera donde lleve a nuestros hijos.

Los ojos de Boss se abrieron de par en par, un brillo especial destellando en ellos. La idea lo llenó de un calor inesperado, y apretó la cintura de Noeul con un toque firme.

—¿Quieres tener a mis bebés? —preguntó Boss, su voz bajando a un susurro lleno de emoción.

—Sí, quiero —respondió Noeul, sus ojos reflejando amor y anhelo.

Cloak and Crown // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora