39

112 17 10
                                    


A la mañana siguiente, los primeros rayos de sol se colaban por las cortinas de la habitación, iluminando suavemente el rostro de Noeul, quien se despertaba lentamente. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue a Boss, quien lo miraba con una sonrisa tierna, acariciándole suavemente el cabello.

—Buenos días, hermoso —le susurró Boss, inclinándose para darle un beso suave en los labios.

Noeul sonrió, medio adormilado aún, y se acurrucó más en el pecho de Boss, disfrutando de su calidez y el latido constante de su corazón.

—Buenos días —respondió Noeul con la voz aún ronca por el sueño, mientras le devolvía el beso—. ¿Te sientes bien?

—Perfectamente —dijo Boss, envolviéndolo en sus brazos con ternura—. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes, cariño?

—Un poco cansado... pero bien —respondió Noeul mientras escondía su rostro en el cuello de Boss, recordando la intensidad de la noche anterior. Una sonrisa tímida se formó en sus labios—. Gracias por cuidarme tanto, Boss.

—Siempre lo haré —murmuró Boss con una mirada protectora, apretándolo un poco más contra su cuerpo—. Eres lo más importante para mí.

Después de unos minutos más de abrazos y caricias suaves, finalmente decidieron levantarse. Boss ayudó a Noeul a ponerse en pie con cuidado, asegurándose de que estuviera bien. Lo ayudó a bañarse y una vez ambos estuvieron listos bajaron juntos, tomados de la mano, hacia el comedor donde los demás ya estaban reunidos para el desayuno.

Al entrar, fueron recibidos con miradas cómplices y sonrisas traviesas. Mew fue el primero en abrir la boca, con una sonrisa que no podía disimular.

—Bueno, bueno... miren quiénes finalmente bajaron —dijo, alzando una ceja—. ¿Durmieron bien?

Noeul sintió cómo el calor subía rápidamente a sus mejillas, sabiendo muy bien hacia dónde se dirigía la conversación. Boss, sin embargo, solo le dio un pequeño apretón en la mano para tranquilizarlo.

—¿Dormir? —intervino Macao con una risa—. Con los ruidos que escuchamos anoche, creo que de dormir no hubo mucho, ¿verdad?

—¡Exacto! —añadió Kim, riendo entre dientes—. Los gritos de Noeul resonaron por toda la casa. ¡Pensamos que estaban filmando una película de acción allá arriba!

Noeul, completamente sonrojado, se llevó las manos al rostro, queriendo desaparecer de la vergüenza.

—¡Oh, por Dios, cállense! —murmuró, sintiendo cómo su piel ardía de la vergüenza—. No puedo creer que hayan escuchado...

—No fue nuestra culpa —se defendió Thannat entre risas—. ¡Si parecía que el techo se iba a caer!

—Chicos, ya déjenlo en paz —intervino Fort, aunque no pudo evitar sonreír también—. Están exagerando... un poco.

Peat, que había estado más callado, no pudo evitar reír también antes de añadir:

—Aunque... no mentiré, Noeul. Me preocupé un poco al principio. Pensé que te habías lastimado con lo fuerte que gritabas.

Boss, que había estado riendo en silencio todo este tiempo, envolvió a Noeul en un abrazo desde atrás, apoyando su barbilla en su hombro.

—Tranquilo, amor —le susurró—. No es nada de lo que debas avergonzarte. Y además —dijo, dirigiendo una mirada juguetona a los demás—, si los molestó tanto, siempre pueden conseguir tapones para los oídos.

Eso solo provocó más risas en el grupo, mientras Noeul, ya un poco más relajado, simplemente escondía su rostro en el pecho de Boss, dejando escapar una pequeña risa nerviosa.

Cloak and Crown // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora