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Al día siguiente, los chicos salieron temprano para explorar el reino. Caminaban por calles empedradas, rodeados de arquitectura antigua y encantadora, que parecía sacada de un cuento de hadas. Los habitantes del reino eran amables y recibían a los recién llegados con sonrisas y saludos cordiales.

—Este lugar es increíble —dijo Mew, mirando a su alrededor maravillado—. Es como estar en otro mundo.

—Sí, es hermoso —respondió Kim, mientras tomaba algunas fotos con su teléfono—. Deberíamos hacer un álbum de este viaje.

Llegaron a una plaza donde había una fuente elaborada con estatuas de criaturas míticas. Alrededor de la plaza, había puestos de mercado que vendían desde frutas exóticas hasta artesanías locales.

—Miren esas manzanas —dijo Macao, señalando un puesto con frutas brillantes—. Nunca he visto nada igual.

—Son manzanas mágicas, Macao. Aquí todo tiene un toque especial —dijo Phee con una sonrisa.

A medida que avanzaban, Noeul escuchaba los pensamientos de las personas a su alrededor. La mayoría eran benignos, pero algunos lo hicieron sonreír.

"Qué chicos tan guapos" pensó una pueblerina al pasar junto a Fort y Boss. "Espero que vengan a mi puesto."

Noeul frunció el ceño ligeramente, y Boss notó su cambio de expresión.

—¿Todo bien? —preguntó Boss en voz baja.

—Sí, solo... cosas de la gema —respondió Noeul, sin entrar en detalles.

Mientras caminaban, varias chicas del pueblo se acercaron a Fort y Boss de manera coqueta, conversando animadamente y riéndose de sus chistes.

—¡Vaya, parece que nuestros chicos tienen admiradoras! —dijo Macao, riendo—. ¿Qué tal, Fort? ¿Te vas a mudar aquí?

Peat observaba la escena con una mezcla de diversión y celos. "¿Por qué tienen que ser tan encantadores?" pensó Peat.

Noeul sonrió al escuchar el pensamiento de Peat y decidió intervenir.

—Fort, ¿por qué no le muestras a Peat ese puesto de comida que mencionaste antes? Estoy seguro de que le encantará —sugirió Noeul, mirando a Fort con una expresión que claramente decía "sal de esta situación".

—Buena idea, Noeul —respondió Fort rápidamente—. Vamos, Peat. Te encantará.

Mientras se alejaban, Noeul se acercó más a Boss, tomando su mano de manera protectora.

—No tienes nada de qué preocuparte, sabes que solo tengo ojos para ti —dijo Boss, sonriendo.

—Lo sé, pero no puedo evitar sentirme un poco celoso —admitió Noeul.

—Y es adorable cuando te pones así —respondió Boss, dándole un beso en la frente.

Los demás chicos no perdieron la oportunidad de burlarse un poco.

—Parece que Noeul tiene que marcar territorio —dijo Kim, riendo.

—Sí, porque esas chicas del pueblo están listas para atacar —añadió Dunk, uniéndose a las risas.

Macao, siempre el gracioso, no se quedó atrás.

—Hey, Boss, si te pierdes, ya sabes a dónde ir. Solo sigue los suspiros de las chicas del pueblo —bromeó, haciendo que todos estallaran en carcajadas.

Continuaron explorando y llegaron a un parque lleno de flores de colores brillantes y aromas embriagadores. Había un pequeño río que lo atravesaba, con puentes pintorescos y bancos de madera tallada.

Cloak and Crown // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora