Sophia sintió que le faltó el aire, sus ojos se agrandaron y su madre la miró, difícilmente pudiendo ocultar la vergüenza, y el trabajo que le costaba pronunciar aquellas palabras.
¡Eso era imposible! ¡Debía de ser una broma cruel!
¿James su tío? No. Eso no podía ser cierto.
—¿Que dijiste, mamá? ¿Cómo es que...? Pero es que...
—Lo siento, nena. Lo siento, cariño mío.
—¡No me digas que lo sientes! ¡Te casaste el año pasado! ¡Te casaste con James! —gritó— ¡Es mi tío por el amor de Dios! ¡Dios! No puedo ni mirarte ahora mismo.
Sophia se levantó de la silla y se colocó frente al refrigerador, abrió y miró si había algo de alcohol. Necesitaba tomar algo que le quitara ese sabor a cobre en su lengua.
No encontró nada.
Se movió a los gabinetes, rebuscando entre ellos, moviendo cada botella. Encontró una de ginebra, la destapó y se pegó a ella, dio tres tragos hasta que sintió que se le rasgaba la garganta del calor que propagaba este destilado por su cuerpo.
—Soph...
—¡Maldita sea! ―Tiró la botella contra la pared y los cristales se esparcieron por toda la cocina, su madre dio un grito y ella se cubrió la cara con las manos—. ¿Cómo pudiste? ¡Dios mío! Te desconozco, mamá. ¡Te casaste con él! ¡Dios, no quiero ni siquiera imaginar cómo se debe haber sentido Marcos al enterarse! ¿Cómo pudiste casarte con el hombre que era el encargado de cuidarme? ¡El maldito encargado de cuidar a la hija de su hermano!
—¡Sophia deja de gritarme! ¡Deja de tratarme como si yo fuera una cualquiera! —su madre habló por fin, pero casi no entendió nada de lo que dijo, su cerebro solo procesaba una idea en ese momento.
—¡Te casaste con su hermano! ¡Su hermano, mamá! ¡Es mi tío!
En ese momento, James y Aria se acercaron hasta la puerta y ambos miraron la escena completamente sorprendidos y anonadados.
—Sophia...
—¡Dejen de llamarme a mí! ¡Es su culpa!
—No se muevan —dijo James rápidamente y se acercó a ellas.
—Déjennos solas. ¡Váyanse! —le gritó a su padrastro y Aria ahogó un grito.
—Nena... —su amiga intentó tranquilizarla, pero su madre la interrumpió.
—¿Qué? ¿Eso qué? ¡Dime, Sophia! Él ha estado ahí desde siempre. Siempre ha estado con nosotras, cuidándonos, velando por ti. —Su madre se levantó de la silla, de repente comenzó a verla tan cansada, agotada, como una extraña. Sus ojos estaban cubiertos por unas ojeras horribles y sus párpados caídos, su pelo rojizo comenzaba a notarse canoso en las orillas y el azul de sus ojos empezaban a perder el color tan brillante que se asemejaba al de ella.
—¿Cómo pudiste, mamá? —volvió a preguntar—. ¿En qué estabas pensando?
—Vamos a calmarnos... esto... Necesito que te quedes quieta, Sophia. No vayas a cortarte...
—¡Tengo botas, joder! ¡No voy a cortarme!
—Lo quiero, Sophia —intervino su madre, acercándose a James—. Lo quiero demasiado.
—Moira... —Él caminó hacia ella para acortar la distancia que los dividía—. ¿Estás bien? —Su madre subió una mano y negó con la cabeza, se puso la mano en el pecho y casi corrió hacia ella dando largas zancadas—. Tranquila. —La abrazó y comenzó acariciar su cabello rojizo.
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Sí, seré Tuya
RomanceLEO SANDOVAL, UN HOMBRE ARROGANTE Y SEGURO DE SÍ MISMO. TRABAJA DURO Y SIEMPRE OBTIENE LO QUE QUIERE. DEBAJO DE SU FACHADA DE HOMBRE IMPLACABLE DE NEGOCIOS, SE ESCONDE UN HOMBRE CON TRAUMAS DE INFANCIA. SOPHIA MCADAMS LLEGÓ PARA PONER EL MUNDO DE...