Pasaron las horas y Sophia comenzó a sentirse increíblemente bien estando cerca de James y de su madre. Había sido una tonta al creer que iba a ser una situación incómoda después de descubrir toda la información que ellos le habían estado ocultando. Era muy probable que pasara un tiempo antes de poder ver a su madre sin juzgarla, al menos por unos segundos en automático.
¿Por qué había ocultado a su padre? ¿Por qué no decirle que existía?
Su madre había puesto un alfiler sobre ella, como si fuera una etiqueta, creyendo que el dinero podía comprarle el amor que había faltado, no sabía cómo iba a reaccionar de adolescente, no podía asegurar que iba a lanzarse a los brazos de su padre, olvidando todos los malos tratos, la tristeza y los traumas, por no tener a su padre biológico en su vida. Por más que un padrastro pudiera estar ahí, por más que James estuvo en su vida cuidándola, protegiéndola, dándole consejos., ayudándola cuando su madre se ponía en modo correctiva, James no era su padre, y el hecho de ella siempre saberlo le había dejado un vacío en su corazón, en su mente, preguntándose por ratos ¿dónde estaba su verdadero padre? ¿Estaría con vida? ¿Por qué la había dejado?
Eran incógnitas que, por más que deseara no tenerlas, se desarrollaron en su mente a través de los años.
—¿Estás bien? —le preguntó Moira al ver que ella había terminado de comer y no se había levantado de la silla.
Mirando el plato pestañeó y miró a su madre.
—Sí, todo bien.
—Comiste con bastante hambre, cariño. Me alegro que te gustara el estofado.
—Ya sabes que siempre me ha gustado tu estofado, mamá. —James la miró con un brillo malicioso en los ojos.
Ella frunció el ceño sin comprender.
—¿No será otra cosa? —preguntó él.
—¿Qué cosa? —preguntó ella de repente.
—Sophia, ¿estás embarazada? —le preguntó su madre.
—¿¡Qué!?―exclamó ella— ¡Claro que no! ¡No estoy embarazada! No... no puedo estar embarazada. ¡Por supuesto que no estoy embarazada!
—Tranquila, relájate. Fue una simple pregunta. —James subió las manos disculpándose—. Tienes veintiséis años, estás saliendo con alguien, por lo que Marcos me contó...
—¿Hablaste con él? —se le olvidó el tema que había surgido de repente sobre un posible embarazo.
Ella no estaba embarazada.
Lo descartó de inmediato, pero lo que no podía descartar era que James había estado hablando con Marcos.
—¿Hablaste con él? ¿Cuándo hablaste con él? —volvió a preguntarle.
Su madre miró a su esposo, era tan extraño saber que su madre se había casado con su tío, eso era muy bizarro, quizás bizarro era una palabra fuerte, pero era lo que sentía en ese momento.
—¿Cuándo hablaste con él, James? —le preguntó Moira entonces.
¡Vaya! Su madre tampoco lo sabía.
Aquello era algo nuevo. James y su madre y siempre se habían compartido todo, eran como esa pareja perfecta y sólida, quizá por eso no le sorprendió tanto que su madre decidiera casarse con su padrastro, desde que ella tenía uso de razón, siempre habían estado juntos, unidos como si fueran ellos contra el mundo, y eso le había gustado tanto.
Había escuchado historias muy tristes sobre hombres que se acercaban a las madres y le hacían daño a sus hijas o hijos, sobre personas que se casaban con otros que tenían hijos y los maltrataba, quizás no físicamente pero sí emocionalmente. James no había hecho nada de aquello, la había amado como si fuera su propia sangre, y ahora se daba cuenta que, realmente, era su propia sangre: era su sobrina.
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Sí, seré Tuya
RomanceLEO SANDOVAL, UN HOMBRE ARROGANTE Y SEGURO DE SÍ MISMO. TRABAJA DURO Y SIEMPRE OBTIENE LO QUE QUIERE. DEBAJO DE SU FACHADA DE HOMBRE IMPLACABLE DE NEGOCIOS, SE ESCONDE UN HOMBRE CON TRAUMAS DE INFANCIA. SOPHIA MCADAMS LLEGÓ PARA PONER EL MUNDO DE...