Luffy despertó de golpe en la oscuridad de la madrugada, solo. La cálida presencia que había sentido a su lado después de varios encuentros apasionados ya no estaba. El frío vacío a su alrededor lo envolvía como una advertencia. Se incorporó en el lecho y palpó el espacio vacío donde Law debería haber estado. No había rastro de él, ni siquiera el calor residual que indicara que se había ido hace poco. Solo una nota, doblada cuidadosamente, descansaba en su lugar.
Con el corazón acelerado, tomó la hoja. La letra firme y concisa de Law le saltó a la vista, pero no hacía falta leer más allá de la primera línea para entender lo que había sucedido: Law le había confiado el último Poneglyph, la clave final para llegar a Laugh Tale y descubrir el One Piece.
Luffy apretó los puños, arrugando la nota en su mano. Esto no era solo una despedida, era una confesión silenciosa. Law, el hombre que siempre había mantenido sus secretos, le estaba entregando lo más preciado, algo que había protegido con su vida. ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esta manera? Solo una respuesta tenía sentido: Law estaba huyendo.
La revelación cayó sobre Luffy como un golpe. Law intentaba protegerlo, apartarlo de algo mucho más peligroso de lo que podría haber imaginado. La entrega del Poneglyph no era un acto de confianza, sino una señal de que algo oscuro y definitivo estaba a punto de suceder. Tal vez un enemigo invisible, tal vez una decisión imposible.
Sin perder más tiempo, Luffy se levantó de un salto, su mente agitada. Salió en busca de Bepo o de alguno de los guardias de confianza de Law. Tal vez alguien podría decirle a dónde había ido. Pero el silencio a su alrededor era ominoso, las sombras de la noche parecían más pesadas de lo normal. No había rastro de vida en las cercanías. Ni siquiera Bepo, que siempre estaba cerca de Law, se encontraba presente.
El aire frío de la madrugada le rozaba la piel mientras su mente seguía dando vueltas. Cada paso que daba incrementaba la tensión que lo invadía. Algo no encajaba. Law no huiría así sin más, no sin una buena razón. Había pasado años bajo la sombra de otros, obligado a servir a alguien más, y Luffy entendía que si tenía que escoger, Law elegiría su libertad.
Sin embargo, esto no era solo una cuestión de independencia. Law se había ido sin darle una opción, sin siquiera una despedida adecuada. Pero Luffy, con una mezcla de frustración y determinación en el pecho, no pensaba rendirse tan fácilmente. Aunque Law intentara distanciarse por miedo a lo que pudiera suceder, él no iba a dejar que desapareciera de su vida sin luchar.
Su tripulación estaba agotada por la fiesta. Luffy respetaría su decisión. Dejaría que buscará sus aventuras. Se sentó en el león del Thousend Sunny, y se quedó mirando al cielo.
...
Luffy tamborileaba los dedos en la mesa de madera, la mirada perdida en algún punto indeterminado. A pesar del bullicio usual en la cocina del Sunny, él lucía extrañamente apagado. Todos lo miraban atentos, esperando que dijera algo, pero él seguía en silencio. La noticia de la partida de Law ya había corrido como un susurro en la tripulación, y aunque nadie había tenido el valor de preguntar directamente, la tensión en el aire era palpable.Sanji, con una expresión seria poco habitual en él, colocó un plato frente a Luffy, su mejor plato, aunque sabía que probablemente no abriría el apetito del capitán. Luego, se sentó en silencio junto a los demás, quienes observaban a Luffy, inquietos.
Luffy respiró profundamente, como si intentara reunir fuerzas, y finalmente rompió el silencio.
—Chicos—dijo con voz grave, tan inusual en él que todos enderezaron la espalda—, tenemos el último Poneglyph. Podemos encontrar el One Piece.
Por un segundo, el silencio fue absoluto. Los ojos de sus nakamas se abrieron como platos, la incredulidad reflejada en cada rostro.
—¡¿Qué?!—exclamó Nami, su voz un eco de sorpresa.

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EL HARÉN DEL REY: 𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾
FanfictionTrafalgar Law se ve arrastrado a un destino cruel y despiadado, intercambiado como una mercancía en un oscuro pacto para convertirse en el concubino del pirata más poderoso de todo East Blue. Su libertad, su voluntad, todo sacrificado en un juego re...