Luffy y Law se preparaban para su luna de miel. Aunque solo tendrían una semana, la emoción se palpaba en el aire. No sabían a dónde irían, pero la idea de escapar del mar y explorar un nuevo destino les parecía emocionante. Luffy, con su contagioso entusiasmo, le había pedido a Law que empacara muchos abrigos y suéteres, anticipando un clima frío. Carrot se ofreció a ayudarlo a elegir ropa de invierno, riendo y disfrutando del proceso mientras llenaban la maleta con suéteres y bufandas.
El comedor del palacio estaba decorado con luces brillantes y arreglos florales, el eco de las risas y la música de la fiesta aún resonaba en las paredes. Después de la celebración, la atmósfera era una mezcla de alegría y cansancio. Los amigos de Luffy y su familia se encontraban esparcidos por el lugar, muchos de ellos en un estado de emoción. Garp, el abuelo de Luffy, estaba sentado a la mesa con una expresión de resaca, bebiendo jugo de naranja y quejándose entre sorbos sobre cómo se sentía. Dragon, que había aparecido brevemente, había desaparecido tan rápido como había llegado, dejando a todos preguntándose dónde había ido.
Zoro se frotaba la cabeza con una mano, intentando calmar el dolor de su resaca, mientras Sanji lo regañaba con fervor, preocupado por su esposo que había estado al borde del desmayo. A su lado, Sabo compartía el dolor con su amigo, recibiendo regaños de Koala, quien no dejaba de reprocharles su falta de control. Ambos habían estado bebiendo como locos, dejando un rastro de risas y anécdotas que les costaría recordar al día siguiente.
Shachi y Penguin, siempre dispuestos a robarse el espectáculo, se acercaron a Law con teatralidad, envolviéndolo en un abrazo exagerado y casi cómico. Law, consciente de las marcas que adornaban su piel, llevaba puesta ropa que ocultaba cada una de ellas con cuidado. A pesar de su fachada inquebrantable, las punzadas de dolor en sus caderas lo traicionaban, recordándole las recientes tensiones físicas. Su cuerpo, exhausto, cargaba con el peso de un cansancio profundo que se reflejaba en la rigidez de sus movimientos. Aunque intentaba disimularlo, no podía evitar que sus hombros se encogieran ligeramente ante el contacto, como si su cuerpo suplicara un respiro que no se atrevía a pedir.
—Pensamos que no volverías, alteza, pero has sobrevivido—exclamó Shachi, mientras pretendía desmayarse de la emoción.
—¿Quieres comer algo, Torao?—ofreció Sanji, moviendo las manos con agilidad
—¿Cómo es que tú no pareces afectado por el alcohol Trafalgar?—Preguntó Garp, lanzando una mirada de curiosidad hacia el omega.
—Porque tú eres un anciano—se burló Luffy, apareciendo sin camisa, solo con una bata ligera que le daba un aire despreocupado. Se acercó a Law y le robó un beso, sus labios chocando en un momento de complicidad que hizo que todos a su alrededor sonrieran.
—¡Mocoso ingrato!—Garp refunfuñó, aunque su tono era más divertido que enojado.
—¡Hora de la comida!—anunció Luffy con entusiasmo, levantando el ánimo de todos en la sala. El aroma de los platillos recién preparados se esparcía por el aire, prometiendo un festín que todos merecían tras una noche de locura y diversión, llenando el comedor del palacio con risas y camaradería.
La mesa del comedor se llenó rápidamente con platos coloridos y humeantes. Sanji había preparado un banquete digno de reyes: sushi fresco, tempura crujiente, y una variedad de pasteles que prometían endulzar la celebración. Luffy, con los ojos brillantes de emoción, se lanzó a la mesa, sirviéndose generosamente, mientras su risa llenaba el aire.
—¡Esto se ve increíble, Sanji!—exclamó Luffy, mientras colocaba un montón de comida en su plato, ignorando las miradas de advertencia de Sanji que le decía que no se atragantara.
Law, sentado a su lado, solo lo miraba negando con la cabeza. Sin embargo, sabía que el guerrero de los mares tenía que cuidarse un poco.
—Recuerda, Lu, ¡No es una competición!

ESTÁS LEYENDO
EL HARÉN DEL REY: 𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾
Fiksi PenggemarTrafalgar Law se ve arrastrado a un destino cruel y despiadado, intercambiado como una mercancía en un oscuro pacto para convertirse en el concubino del pirata más poderoso de todo East Blue. Su libertad, su voluntad, todo sacrificado en un juego re...