𝟑𝟒

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La noticia había corrido como pólvora: "La Gran Boda Real" se había anunciado, y con ella, una mezcla de entusiasmo y presión que pesaba sobre los hombros de Law. Todo el mundo estaba al tanto de la inminente celebración, pero la incertidumbre sobre si se convertirían en reyes permanentes o solo temporales lo mantenía despierto por las noches. Durante semanas, había estado escribiendo sus votos matrimoniales, tratando de encontrar las palabras que pudieran capturar la profundidad de sus sentimientos, pero su lado reservado lo limitaba, como un océano que contenía tempestades en su interior.

Miró el anillo que le había sido impuesto durante su anterior matrimonio, un símbolo de un compromiso que había sido frío y calculado. A pesar de que Luffy nunca había usado ese anillo, él sí lo llevaba siempre, recordando el peso de lo que había representado. Ahora, se preguntaba si el nuevo anillo que iban a intercambiar sería diferente, si tendría el mismo brillo que su amor. Sin embargo, una nube oscura de pensamientos negativos lo asaltó. ¿Qué pasaría si se arrepentía? ¿La noche de bodas sería igual de sosa que aquella otra, o sería, finalmente, apasionada y llena de promesas? Su mente se llenaba de dudas, incluso sobre la luna de miel, un concepto que se sentía lejano e inalcanzable.

Con un suspiro pesado, dejó caer el bolígrafo que había estado sosteniendo con fuerza. La tinta se escurrió sobre la hoja en blanco, como las emociones que se desbordaban en su interior. Necesitaba aire fresco, un respiro de la presión que lo envolvía. Se levantó de la silla, sintiendo que el peso del mundo se movía con él, y salió a la terraza.

El aire de la noche era fresco y reconfortante, un pequeño alivio ante el caos de sus pensamientos. La luna brillaba con fuerza, reflejando su luz sobre el mar, un espejo que parecía susurrarle promesas de un futuro incierto. En la distancia, pudo ver el mar y las luces del castillo.

Mientras respiraba hondo, sus pensamientos volvieron a Luffy. Lo imaginó sonriendo, con esa risa contagiosa que siempre lo iluminaba todo. Sin embargo, había un rastro de melancolía en su mirada, un brillo que no lograba descifrar. Luffy, a pesar de su naturaleza despreocupada, había estado actuando extraño últimamente, como si escondiera un secreto bajo su alegría. Law no sabía por qué, pero esa duda lo inquietaba aún más.

—¿Estás listo para esto, Lu?—murmuró Law en voz baja, mirando al cielo estrellado. Las preguntas se agolpaban en su mente como nubes de tormenta, pero no podía permitir que el miedo lo consumiera. Tenía que confiar en Luffy, en su amor, en lo que estaban construyendo juntos.

Al girarse para entrar de nuevo al salón, vio a Luffy apoyado en el umbral, su figura iluminada por la luz suave que emanaba del interior. Había algo en su expresión que hizo que el corazón de Law latiera con fuerza. La mirada de Luffy era intensa, llena de una emoción cruda que prometía mucho más de lo que las palabras podían expresar.

—Estaba buscando...—Luffy comenzó, su voz temblando ligeramente, pero no pudo continuar. Se acercó, dejando que la distancia se desvaneciera entre ellos.

Law sintió un tirón en su pecho. Era el momento perfecto para hablar de sus miedos, de sus esperanzas, pero antes de que pudiera articular cualquier palabra, Luffy se inclinó hacia él y lo besó. Fue un beso suave, pero lleno de una necesidad que hizo que el mundo se desvaneciera a su alrededor. Law se dejó llevar por el momento, sintiendo la calidez del cuerpo de Luffy contra el suyo, la chispa de conexión que siempre lo envolvía.

Cuando se separaron, Luffy lo miró con una mezcla de determinación y vulnerabilidad.

—No importa lo que pase—su voz firme—. Estoy aquí, contigo. Esto es real para mí. No tengo dudas

Las palabras resonaron en el alma de Law, disipando las sombras que lo habían estado acosando. En ese instante, se dio cuenta de que, aunque el futuro era incierto, había algo seguro y brillante en su amor. Y con eso, todo parecía más sencillo. Tomó la mano de Luffy, sintiendo que era la ancla que necesitaba en medio de la tormenta de emociones.

EL HARÉN DEL REY:  𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾   𝙻𝚄𝙻𝙰𝚆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora