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Law dormía profundamente entre los brazos de Luffy, aferrándose a él como si, al soltarlo, el mundo a su alrededor pudiera desmoronarse. Luffy, por su parte, no dormía. Observaba el rostro tranquilo de Law, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Tenía miedo de cerrar los ojos, temiendo que si lo hacía, Law desaparecería o algo terrible sucedería. En un gesto instintivo, Luffy acercó su rostro al cuello de Law, inhalando su fragancia familiar. Ese aroma lo calmó. Poco a poco, sus músculos se relajaron y un susurro escapó de sus labios, cargado de sentimientos profundos y sinceros.

—Te extrañé mucho Torao—murmuró, casi inaudible, pero con todo el peso de sus emociones.

A la mañana siguiente, el silencio entre ellos se había transformado en una burbuja que parecía apartarlos del mundo. Ambos estaban sumidos en sus propios pensamientos, atrapados en la maraña de sentimientos que se habían ido tejiendo en los últimos días. Aunque Law intentaba mantenerse presente, su mente seguía atormentada por la desaparición de Bepo y Penguin. No había ni un rastro de ellos, como si hubieran desaparecido sin dejar huella. Luffy, como siempre, había hecho todo lo posible para ayudar. Mandó a su flota y desplegó guardias para rastrear cualquier pista. Incluso Riku había sobrevivido, algo que debía ser una señal de esperanza. Pero Wanda no lo había logrado, y ese pensamiento oscurecía la mente de Law.

Aunque su cuerpo seguía en recuperación, poco a poco mostraba señales de mejora. Sin embargo, el peso emocional aún lo mantenía inquieto.

De repente, la figura inconfundible de Smoker apareció a lo lejos, avanzando con paso firme. Luffy, al verlo, se paró de inmediato junto a Law, con los músculos tensos, como si anticipara lo que estaba por venir. El humo característico del marine lo envolvía, dándole una apariencia aún más intimidante.

—Aquí tienes—dijo Smoker, extendiendo un folder algo maltrecho hacia Law—. Es lo poco que pudimos rescatar de tus amigos... sus últimas pistas. Recupérate

Sus palabras eran frías, pero su tono, aunque rudo, tenía un matiz de respeto y cariño. Law tomó el folder, observándolo en silencio, con una mezcla de gratitud y dolor. Luffy, en cambio, apretó sus puños con fuerza, conteniendo la rabia que hervía bajo la superficie.

Smoker, notando la tensión, añadió antes de girarse para marcharse:

—Por cierto, en ese folder encontrarás más información sobre los negocios de Doflamingo, se niega hablar

Luffy clavó la mirada en la espalda del hombre mientras se alejaba, su respiración agitada por la impotencia. El peso de la situación caía como una losa sobre ambos, el futuro incierto, lleno de sombras y amenazas, mientras las piezas del pasado volvían a resurgir con un aire de fatalidad. Law abrió lentamente el folder, sus dedos temblaban al pasar las páginas, temeroso de lo que pudiera encontrar. Sabía que aquello que estuviera allí dentro podría cambiarlo todo.

Los dedos de Law recorrían el borde del folder con una lentitud casi ceremoniosa. El aire a su alrededor se sentía pesado, cargado de una tensión que parecía retener cada respiración. Luffy, siempre tan impaciente, permanecía en un inusual silencio, observando con cautela los movimientos de Law. Ambos sabían que el contenido de esas hojas podía traer respuestas… o más preguntas.

Finalmente, Law abrió el folder. Los primeros documentos mostraban imágenes borrosas, mapas incompletos y anotaciones desordenadas. Fragmentos de información que a simple vista parecían caóticos, pero para Law, cada detalle significaba algo. Una coordenada anotada al margen, un nombre apenas legible, todo podía ser una pista sobre el destino de sus compañeros. Sin embargo, la realidad de su desaparición seguía siendo un enigma aplastante.

Luffy se inclinó hacia él, observando por encima de su hombro.

—¿Qué es lo que dice?—preguntó con voz grave, sus ojos fijos en los papeles.

EL HARÉN DEL REY:  𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora